La playa San Francisco, de Maldonado, se ubica entre Piriápolis y el balneario Punta Colorada. No es novedad que existen conflictos costeros en el departamento, principalmente generados por el avance inmobiliario y la realización de obras por parte de la comuna sin dar participación a los vecinos, a lo que se sumó la plantación de especies exóticas invasoras en el sistema dunar, que provocan su degradación. Lo que sí se traduce en un cambio es la forma en que se comenzaron a trasladar los conflictos ambientales al ámbito jurídico. Sin ir más lejos, un hecho que marcó un antes y después, fue que la Intendencia de Maldonado presentara una denuncia el año pasado a dos investigadores de la Facultad de Ciencias, que aportaron su testimonio técnico en el caso de la rambla de Punta Colorada. La situación fue tal que desembocó en un fuerte respaldo a los científicos desde la sociedad civil organizada y la academia.

En este contexto, el pasado 9 de diciembre el gobierno departamental presentó una denuncia ante Prefectura por “daño ambiental” en las dunas de la playa San Francisco, según se expresa en un comunicado. Allí dicen que se ampararon bajo la Ley de Protección del Medio Ambiente –sin mencionar artículos específicos de la normativa– y señalan que los hechos tuvieron “características vandálicas”. Si bien no se sabe quien realizó el presunto “delito”, primero es necesario saber qué fue lo que sucedió.

La comuna detectó que se había removido “vegetación costera”, Carpobrotus precisamente, que había sido plantada por la Intendencia. El Carpobrotus edulis –conocido popularmente como garra de león o uña de gato– es una hierba de tallos rastreros de base leñosa, con hojas que pueden llegar a medir hasta diez centímetros de largo. La garra de león habita todo tipo de terreno y es muy resistente a la salinidad. No es nativa de nuestro país y un dato no menor es que forma parte de la lista de Especies Exóticas Invasoras en Uruguay, del Ministerio de Ambiente. Inclusive, en la base de datos de Invasiones Biológicas del Uruguay, se recomienda “no utilizar esta especie para fijar dunas, ni como ornamental, o ambas”, y en su lugar recomienda “utilizar especies nativas de la costa como ornamentales”.

La visión de las autoridades

“Nosotros fijamos dunas en los bordes urbanos plantando algunas especies que no son nativas y algunas nativas. Las que no son nativas, que plantamos en ese lugar, son Carpobrotus. Lo que hace es fijar la duna y, si se planta en manchones lo suficientemente separados, no se comporta como invasora porque se logra ralear fácilmente. Es una planta que se arranca con la mano”, declaró a la diaria Bethy Molina, directora de Medio Ambiente de la Intendencia de Maldonado. También expresó que cuando se empezó a plantar la especie exótica invasora en la playa, un grupo de vecinos manifestó su disconformidad con que no se optara por utilizar especies nativas. “No tenemos otra manera de estabilizar rápidamente la duna. En los bordes urbanos no puedo dejar que salga arena; si sale la arena, tengo que meter máquinas y si meto máquinas rompo el asfalto. Es toda una cadena y tratamos de estabilizar la duna de esa manera”, comentó. Aquí radica uno de los problemas para la comuna, según resaltó: la arena estaba cruzando la calle, poniendo en riesgo el tránsito.

Molina comentó que no cuentan con “ninguna novedad” sobre la denuncia y “posiblemente” no la vayan a tener. “Había unas cámaras que enfocaban la zona, pero no se les ve la cara a las personas que lo hicieron. Entonces, posiblemente, no vamos a poder hacer nada. Trataremos que no vuelva a ocurrir en el futuro y estamos trabajando en educación ambiental para tratar de que la gente que es demasiado extremista no predomine sobre el resto de la población”, indicó. Molina también dijo que “es necesario que puedan entender que a veces hay algunas cosas que se hacen para evitar males mayores”, aunque admitió que “no está bueno plantar plantas que no sean nativas”.

“Históricamente, en Uruguay, las dunas se estabilizan con pinos, acacias, especies exóticas leñosas que, una vez se instalan, son muy difíciles de remover. Lo que estamos intentando hacer, desde hace varios años, es usar especies fácilmente removibles”, apuntó la jerarca. Mencionó que en el caso de la garra de león “si uno deja pasar cierto tiempo, ve que las nativas tienen mayor competitividad y, en el largo plazo, las van desplazando”. Sobre por qué no utilizar directamente especies autóctonas que pertenecen al sistema costero, Molina respondió: “Acá en Maldonado hay una Licenciatura en Paisaje, sería bueno que se estudiara cuáles de las nativas cumplen la misma función que puede cumplir una planta que no es nativa. Nosotros, por ahora, no hemos encontrado una alternativa y no podemos ponernos a investigar. Cuando actuamos, no lo hacemos sobre una parcela experimental, sino sobre kilómetros de costa. Nosotros, lamentablemente, tenemos que actuar con lo que tenemos. Sería bueno que se genere información a nivel nacional que nos permita mejorar la gestión costera, pero, claramente, la información no la pueden generar los actores que gestionan, sino el sistema universitario”. ¿No existe esta información en la Universidad? Un poco más adelante hablaremos con los propios actores.

Pausa: una vieja solicitud que continúa vigente

En 2019, la División de Impacto Ambiental y Licencias Ambientales del entonces Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, realizó puntualizaciones para las obras en faja de defensa de costas –dentro de las que se encontraba la estabilización de las dunas– que llevó adelante la Intendencia de Maldonado en las playas San Francisco y Punta Colorada. En el informe, al que tuvo acceso la diaria, se relata que detectaron plantaciones del Carpobrotus, que se introdujeron allí “con la intención de fijar taludes”. Los técnicos de la cartera le manifestaron a la comuna que “es una invasora exótica”, por lo que “se deberá suplantar por otras especies psamófilas nativas”. Casi cuatro años después, el pedido aún continúa vigente.

Asimismo, en el documento también se llamó la atención de la Intendencia por realizar “una serie de trabajos y acciones en la playa”, como es el caso de la construcción y distribución de cercas captoras, que “ni siquiera fue hecho como lo informado” a la cartera ambiental. Detalla que “se instalaron cercas captoras en una superficie de unos 130 metros de largo, utilizando restos de poda, localizadas en las laderas de barlovento del sistema dunar, en algunos casos sobrepasando la berma, cuya orientación longitudinal es hacia el suroeste”. Apuntaron que “la solución más efectiva” era colocar las cercas “en función del componente más relevante de la erosión eólica, que es la que predomina del sector sur” y además debieron “haber sido colocadas en la superficie de la playa activa”. La mala colocación de las cercas captoras, junto con la introducción de las especies exóticas, son sólo dos de las cinco acciones por las que la comuna fue multada.

Desde la División de Impacto Ambiental y Licencias Ambientales informaron a la diaria que no se han hecho nuevas recomendaciones a la Intendencia de Maldonado, aunque sí a proyectos particulares, donde se promueve “mantener la vegetación existente”.

Si se cambia la vegetación, se cambia el sistema

“El Carpobrotus proviene de Sudáfrica. Allí está equilibrado con el sistema, a través de milenios de subsistencia en las playas. Lo que ocurre es que la estructura y el funcionamiento van de la mano: si tú cambias la vegetación, cambias el funcionamiento del sistema. Lo que sucede específicamente con el Carpobrotus es que cuando el agua llega a donde está instalado, se forma una pared vertical en la arena. Esta pared vertical es una estructura que se mantiene de esta forma y, cada vez que llega el mar, retrocede un poco más y termina destruyendo la duna, no estabilizándola. Se hace como una especie de alfombra y no hay casi nada que pueda crecer junto a ellos”, explicó a la diaria Daniel Panario, grado 5 de la Universidad de la República e investigador del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias.

Contó que existen dos conceptos, que son “fijar” y “estabilizar” la duna, que suelen utilizarse como sinónimos pero que en realidad no lo son. “Fijar una duna quiere decir que la ponemos en un lugar y de ahí no se va a mover más, la mueve el mar. Otra cosa es estabilizarla, que consiste en permitirle que retroceda o avance según las condiciones de energía de la costa. La duna es la clave de contención del fenómeno de las tormentas. Al mar, en cambio, no se le puede oponer a lo bruto, hay que amansarlo, hacerle perder energía. Si se descarga toda esa energía en un punto, nos va a ganar el mar y nos va a salir un costo bestial mantenerlo, como está ocurriendo ahora”, desarrolló Panario. Entonces, con la plantación de Carpobrotus, se busca “fijar la duna” y “que la arena no vaya a la rambla, que es lo que le preocupa” a la Intendencia de Maldonado.

Garra de león quitadas de las dunas de San Francisco.

Garra de león quitadas de las dunas de San Francisco.

Foto: Intendencia de Maldonado

Consulado el investigador por si existen experiencias donde se hayan estabilizado dunas únicamente con especies nativas, respondió que “por supuesto que sí”, y señaló que “no hay más que ver lo que se hizo en Montevideo, que se plantaron todas nativas”. También fue claro sobre qué vegetación nativa es adecuada para tal objetivo: “por supuesto que se sabe cuáles son las especies que funcionan. Por dar sólo un ejemplo, el pasto dibujante” enfatizó Panario.

El pasto dibujante es una hierba que también se adapta a vivir en condiciones muy adversas, como fuertes vientos o sol intenso en el verano. Sus tallos, hojas y flores tienen una especie de pelos que frenan el viento y previene la desecación; por esta razón es una planta que suele estar presente en nuestras dunas y arenales. Sin dudas, el vínculo entre la flora nativa y la estabilización de dunas es un tema que tiene décadas de conocimiento acumulado. Por esta razón, el científico recomienda a las Intendencias costeras –como sucede en algunas ciudades de Brasil– tener un vivero de psamófilas nativas para plantar con mayor facilidad.

Por otra parte, Panario fue uno de los académicos denunciados por la Intendencia de Maldonado por brindar testimonio técnico en el caso donde se logró parar las obras en Punta Colorada. Si bien desconoce quién extrajo la especie exótica invasora de las dunas de San Francisco, entiende que presentar una denuncia contra esas personas se trata de una acción para que “la gente no se anime a protestar”. “No escuchan a la sociedad civil. Inclusive violan la ley, porque el Acuerdo de Escazú es vinculante, fue aprobado por el Parlamento. Esta ley obliga a consultar, también de forma vinculante, a los vecinos en temáticas ambientales”, recordó.

Defender la identidad, defender el paisaje

Emiliano Silvera es integrante de la Comisión de Fomento de San Francisco y licenciado en Diseño de Paisaje por el Centro Universitario Regional del Este (CURE). Hace 37 años está vinculado al balneario y actualmente vive allí. “Estuve al tanto de la extracción; nos consultaron como comisión, pero nunca se supo quién fue que retiró las plantas”, contó a la diaria. Sin embargo, la denuncia de la Intendencia de Maldonado nos sirve como excusa para charlar con el técnico y vecino del lugar sobre la situación de las exóticas en el sistema costero y el relacionamiento con las autoridades.

“Todavía no termino de entender por qué la Intendencia insiste tanto con la garra de león”, comentó Silvera. “Nosotros tuvimos una reunión con el alcalde de Piriápolis, le propusimos hacer parches psamófilos. Estamos gestionando poder implantarlos en un sector de la rambla de San Francisco, chiquito, pero el objetivo es que tenga vegetación propia del sistema costero. En esa reunión le pareció interesante la idea”, comentó con entusiasmo. Quizás, si se aprueba la experiencia, pueda servir de ejemplo. Ellos buscan que los parches nativos no sean “la excepción, sino la regla”. “Con la vegetación de la zona se gana biodiversidad, se reduce el mantenimiento. Durante todo el año ves gente de la Intendencia sacando y plantando más garra de león, si se opta por vegetación del sistema costero, estos recursos se pueden destinar para algo más urgente”, agregó.

Para Silvera, el clima entre la sociedad civil organizada y las autoridades de la Intendencia de Maldonado está “polarizado” y “falta voluntad de diálogo” por parte de los gobernantes. “Cada vez que hablas del tema, se dice que no queremos el ‘progreso’. No se trata de eso. No es por un capricho nuestro que queremos hacer los parches. La vegetación hace parte de la identidad del lugar y es la razón por la que muchísimos propietarios, inquilinos y turistas eligen este sistema costero, que se está degradando. La vegetación, que parece un tema menor, no lo es. Con el Carpobrotus estás homogeneizando una gran porción del territorio y reducís muchísimo la biodiversidad que hace al paisaje”, remarcó.

Por otra parte, el integrante de la Comisión de Fomento de San Francisco resaltó que la denuncia se realizó después de que la Justicia reafirmara la medida cautelar para frenar las obras de la Intendencia en Punta Colorada. No descarta que, tal vez, podría haber algún vínculo y que se esté utilizando a modo de “estrategia”. De todas formas, enfatizó que desde la sociedad civil se tiene “ánimo de aportar ideas y posibles soluciones” porque la zona “vive gracias a la playa y, si la seguimos afectando, nos va a quedar poquito”. “Se nota muchísimo el cambio de la estructura costera. Uruguay está muy avanzado en leyes vinculadas a la temática. Lo que falta, más allá de cualquier gobierno de turno, es la falta de voluntad política para llevarlas a la práctica. Creemos que hay otras alternativas mucho más amigables que la garra de león, que mitigarían un poco ese impacto tan grande que hacemos sobre la costa”, finalizó.