Andrés La Rocca es integrante del Colectivo Ambiente de Punta del Diablo y vive hace 20 años en el emblemático balneario rochense. Dice que la situación en el lugar es “alarmante”, que “cada vez hay menos playa” producto de la erosión costera. “Cuando llueve, no solamente las calles quedan destruidas, sino que todo el balasto va a parar al agua y la arena, que es lo que nos sustenta a todos. Realmente, acá todo gira alrededor de la playa. Es lo que nos da de comer, es el lugar donde disfrutamos, es su razón de ser y está en peligro”, cuenta a la diaria.

Entre 2017 y 2019, vecinos y vecinas de la localidad pesquera –que tres años después se agruparon en el Colectivo Ambiente de Punta del Diablo– trabajaron en conjunto con el entonces Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), la Intendencia de Rocha y otras instituciones en un proceso de restauración de playas. Paula Laporta, bióloga y también integrante del grupo, relata que se llevaron adelante acciones como colocar cercas captoras y la especie nativa pasto dibujante en zonas de dunas, además de talleres dirigidos a la población para brindar información sobre la erosión costera. En el intercambio entre las partes, surgió la necesidad de crear un sistema de drenaje pluvial que impida, entre otros puntos, el arrastre de balasto a la playa.

De esta forma, en el marco del proyecto Fortalecer las capacidades de Uruguay para la adaptación al cambio climático en la zona costera, del MVOTMA, se realizó un informe “diagnóstico de la situación de drenaje pluvial” en la cuenca de las playas El Rivero y Grande de Punta del Diablo. Estuvo a cargo de la consultora Istec Ingeniería, la cartera ambiental y la Cooperación Española. En el documento, los técnicos brindan recomendaciones sobre las medidas que podrían desarrollarse en el balneario para mejorar la problemática.

Laporta destaca que la propuesta se presentó a la comunidad en el año 2020. Sin embargo, sostiene que ha quedado en “un cajón por casi cuatro años”. “Nosotros estamos de acuerdo con el plan, técnicamente es bueno y resuelve los problemas críticos. Pero es un plan, no un proyecto, hay que bajarlo a tierra. Como el plan era tan abarcativo, tan grande, la intendencia empezó a plantearnos que no podía hacerlo. Nosotros no pretendemos que la intendencia ponga toda la plata; queremos que empiecen a manifestar interés en querer hacer el plan, porque el Ministerio de Ambiente tenía fondos para un proyecto ejecutivo. Es decir, tenía los fondos para bajarlo a tierra y dividirlo en etapas, pero se perdió por la falta de interés”, expresa.

La Rocca complementa: “Hay un problema y hay una solución. Podemos buscar la manera de implementarla”. Sin embargo, manifiestan que el intercambio con la comuna ha sido difícil y que únicamente lograron concretar una reunión con el secretario del intendente. Luego de eso no tuvieron “ni una respuesta”. “Estamos hablando de años mandando mails, haciendo llamadas, de ir de forma presencial”, acota el vecino.

Erosión en las calles de Punta del Diablo, Rocha.

Erosión en las calles de Punta del Diablo, Rocha.

Foto: Katherine Müller

¿Qué propone el plan?

El informe técnico describe que Punta del Diablo “carece de un sistema de drenaje pluvial como tal; no existe canalización ni conducción preestablecida del agua de lluvia”. Esto produce que “el escurrimiento pluvial se desarrolle tanto por padrones privados como por las mismas calles, repercutiendo a nivel de erosión vial, erosión en la zona de dunas y arrastre de balasto a la zona costera”. En este sentido, plantean recomendaciones “a nivel de ordenamiento territorial, actuaciones desde el punto de vista vial y a nivel hidráulico, que contribuyan a minimizar” la problemática.

¿Cuáles son los objetivos que se busca lograr con las propuestas? Según los técnicos especifican, “restituir la ribera a su estado natural, así como conservar la faja de defensa de costas y la zona de interfase, permitiendo la libre circulación de las arenas a efectos de preservar en lo posible la dinámica costera”. También establecer un “régimen de uso del suelo compatible con la conservación de la dinámica costera”, “evitar que la cuenca sea degrada o alterada”, “prevenir la erosión y controlar y disminuir los daños causados por ella”, “proteger los cauces naturales de ríos, arroyos y desagües”, “no afectar el escurrimiento natural de las aguas pluviales” y “mantener los perfiles naturales” de los terrenos.

Dentro de recomendaciones específicas, incluyen cambios a nivel normativo. Por ejemplo, ante el posible aumento de la impermeabilización del suelo –que genera más escorrentía– sugieren incorporar un “nuevo factor de ocupación del suelo” al que denominan “suelo natural no modificado”. “Se trata de una novedad normativa que busca reducir al mínimo posible la generación de suelo impermeable, lo que trata de priorizar, en la medida de lo posible, las medidas de control que favorecen la infiltración. Al mismo tiempo, apunta al sostenimiento del paisaje natural, reduciendo el impacto de actuaciones antrópicas distorsivas”, manifiesta el informe.

A su vez, en el documento se detallan las características que deberían tener las calles con el objetivo de minimizar el “trayecto que recorre el agua sobre la calzada, minimizando la erosión de la misma y el arrastre de material”. Para lograrlo, se deben definir “anchos de calzada mínimos”. También solicitan la incorporación de cunetas para minimizar el arrastre de balasto y especifican cómo se deberían construir para “limitar la velocidad en las conducciones” y “evitar efectos erosivos”. Por otro lado, también definen: “no permitir rellenos de terrenos”, “eliminar calles en primera línea paralelas a la costa”, “eliminar estacionamientos en faja costera”, “obligatoriedad de plazas mínimas de estacionamiento en predios privados”, “limitar ingresos vehiculares” a determinados padrones y “definir accesos peatonales a la playa”. Estos son apenas ejemplos de las medidas que propone el informe, de más de 70 páginas.

Protección de la costa: una cuestión de interés nacional

“El plan tiene aspectos normativos que no implican dinero. Tienen que ver con el factor de ocupación e impermeabilización del suelo, con la exigencia de algunas infraestructuras en determinados emprendimientos para el manejo de las aguas que se ubican en el predio o de no modificar el relieve y la topografía de los terrenos. Esto último se hace mucho en Punta del Diablo: alguien compra un predio, viene una máquina y arrasa con todo, deja un arenal, llena de balasto y hace la casa. Si el predio es bajo o es un humedal, se lo rellena, si bien está prohibido por normativa, no se respeta”, lamenta Laporta, que comienza a enumerar diferentes puntos del informe.

La bióloga sostiene que es importante proteger el sistema de drenaje natural del balneario. “Necesitamos que el agua se absorba. Al cortar lo nativo y rellenar los humedales, cada vez hay más agua corriendo hacia la playa. Todo eso no se controla, entiendo que es difícil, pero también debe haber voluntad política. Así como hubo voluntad política de regularizar las viviendas que están irregulares, sería positivo que haya voluntad política para regularizar y empezar a trabajar en el drenaje”, expresa.

Erosión en las calles de Punta del Diablo, Rocha.

Erosión en las calles de Punta del Diablo, Rocha.

Foto: Katherine Müller

Florencia Bruno, también integrante del Colectivo Ambiente de Punta del Diablo, apunta que el plan debería ser de “interés nacional, no sólo departamental, porque es un punto turístico muy importante, uno de los más importantes de Uruguay”. Reafirma que se debe cuidar “lo más preciado del lugar”, pero, hasta el momento, no se le ha dado la debida importancia. Por esta razón, en marzo, el grupo decidió ir a la Comisión de Ambiente de la Cámara de Senadores para contar la situación que están atravesando. Si bien tienen limitantes en cuanto a su accionar, los legisladores se comprometieron a mediar e invitar a la Intendencia de Rocha y al Ministerio de Ambiente para hablar sobre el tema. Por otro lado, a nivel territorial, fueron recibidos por la Junta Departamental. “Lo que queremos es apostar al diálogo, queremos que este lugar se mantenga y disfrutarlo de la mejor forma posible”, dice Laporta.

¿Cuál es el valor de una playa?

Rodrigo García, director de Ambiente de la Intendencia de Rocha, dijo al semanario Búsqueda que el informe técnico está “muy bien hecho”, pero “es muy costoso”. Agregó que la comuna podría participar en un “porcentaje ínfimo” brindando “maquinaria, algo de mano de obra y recursos económicos”, pero “por el momento no es posible ejecutar ese plan tal cual se explicita”. “Hay un fondo que podría llegar a aplicar, que tiene que ver con un Plan Costero de Acción Climática, pero que no se priorizó para Punta del Diablo por decisión del Ministerio de Ambiente. No porque desde la intendencia no estemos interesados en uno de los problemas más graves de la localidad, sino porque los fondos no alcanzan para eso”, dijo el jerarca.

Los vecinos y vecinas no están de acuerdo; consideran que el plan aún debe “bajarse a tierra” y dividirse en etapas, incluso sostienen que podrían buscarse fondos internacionales para llevarlo adelante. El costo total aproximado de todas las obras previstas para proteger las principales playas de Punta del Diablo es de US$ 22.126.855, según se establece en el informe técnico. Aquí queda en evidencia que intentar solucionar los problemas ambientales es más caro que prevenirlos.

“Se podría generar un espacio de trabajo donde estemos participando, opinando y entendiendo lo que propone el plan, para que no se transforme en algo impuesto. Dentro del grupo hay un montón de conocimientos. No son sólo conocimientos técnicos, son conocimientos de experiencia tradicional y cultural de este lugar que aportan a generar un plan de drenaje”, subraya Laporta. Asimismo, durante su participación en la Comisión de Ambiente del Senado, hizo una comparación que puede ayudarnos a reflexionar: “Punta del Diablo siempre ha sido un balneario de uso y hasta que dé lo vamos a usar. El día que explote, se usará otro lugar. Costa Azul llegó a lo que llegó por la misma vía y también es el caso de La Coronilla. Nosotros no queremos que la erosión costera o la contaminación por coliformes fecales sea nuestro canal Andreoni. Estamos queriendo anticiparnos”. En resumen: lo importante es no quedarse de brazos cruzados y comenzar a discutir en serio cómo lograr soluciones antes de que sea tarde.