La economía circular se despliega ante nosotros con la promesa de un futuro en el que la armonía con el ambiente, el bienestar y la sostenibilidad son protagonistas. En Uruguay, si bien es un concepto que se viene trabajando hace un buen tiempo desde la política pública, el emprendedurismo y más cercano en el tiempo, en el sector privado, no contábamos con estudios de percepción de la ciudadanía al respecto.
Contribuir al conocimiento de prácticas y percepciones de la ciudadanía uruguaya vinculadas a la economía circular es el objetivo del trabajo de investigación realizado por la Usina de Percepción Ciudadana junto al Grupo de Economía Verde e Inclusiva (GEVI), Cempre y la experta Silvia Belvisi. Este trabajo se llevó a cabo mediante una metodología de panel, aplicando cuatro consultas a una muestra representativa de la población nacional mayor de 18 años, por medio de protocolos automatizados de pregunta/respuesta vía Whatsapp, siendo monitoreadas mediante llamadas telefónicas. La composición del panel fue definida por estratos según sexo y edad, utilizando proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE). El estudio contó con el apoyo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) en el marco del programa Oportunidades Circulares.
Dado que hace algunas semanas se lanzó la Estrategia Nacional sobre Economía Circular, este estudio es un insumo complementario y fundamental para orientar las acciones de los actores privados y públicos en este tema.
Circulando
En un sistema económico lineal tradicional, los productos (electrodomésticos, muebles, ropa, dispositivos electrónicos, entre otros) se fabrican, utilizan y desechan, generando enormes cantidades de residuos y agotando recursos naturales finitos. La economía circular, por su parte, nos invita a transformar la manera en que producimos y consumimos, asegurando que cada recurso sea utilizado al máximo, minimizando el desperdicio.
Les invitamos, entonces, a repasar algunos de los principales resultados de este estudio que busca generar evidencia sobre hábitos y percepciones de la ciudadanía en relación con la economía circular.
Motivaciones y hábitos de consumo
Los principales factores que considera la población en la compra de productos no alimenticios resultaron ser el precio en primer lugar, seguido por la calidad (gráfico 1). Entre las personas más jóvenes, aumenta el porcentaje que considera tanto el precio como la calidad al momento de la compra, mientras que garantía y service es un factor más relevante para las personas de mayor edad.
Al indagar sobre la compra de productos alimenticios, los factores se invierten: casi ocho de cada diez personas consideran la calidad como factor a considerar, mientras que seis de cada diez consideran el precio. Esta mención al factor calidad se acentúa entre los más jóvenes y entre las personas de mayor nivel socioeconómico.
Además, el estudio relevó dónde las y los uruguayos suelen hacer la mayoría de las compras de alimentación. Así, poco más de la mitad de las personas declara que hace sus compras en tiendas, almacenes o supermercados de barrio, mientras que casi cuatro de cada diez lo hacen en grandes supermercados y una de cada diez en mercados o ferias locales. Entre las personas de nivel socioeconómico alto aumenta el porcentaje que compra en grandes supermercados (53%).
En cuanto a la forma de adquirir ropa (gráfico 2), casi seis de cada diez personas compran en grandes tiendas o shoppings y casi tres de cada diez en tiendas de emprendedoras o ferias. La reutilización de prendas que antes fueron usadas parece ser una opción para una de cada cuatro personas. Por su parte, entre los de mayor nivel socioeconómico aumenta el porcentaje que compra en grandes superficies y disminuye la compra de segunda mano. Entre los más jóvenes aumenta el porcentaje que compra en shoppings, pero también en tiendas de segunda mano.
Al momento de decidir sobre la compra de un producto, para 64% de las personas es importante o muy importante poder reutilizar el embalaje y/o envase de un producto para otros usos. Esto parece ser más relevante para personas de nivel socioeconómico bajo y para las mujeres. Además, siete de cada diez personas consideran importante poder devolver el embalaje/envase y recibir algo a cambio. Para 54% de las personas, disponer de información sobre la posibilidad de reparación del producto sería interesante, y para 49%, la información veraz sobre el producto y su proceso productivo sería valiosa.
Casi seis de cada diez personas declaran haber hecho cambios en sus hábitos de compra, uso o descarte en los últimos dos años para cuidar el medioambiente (gráfico 3), con mayor porcentaje en mujeres (66%) en comparación con los hombres (47%). 65% menciona como cambios el clasificar, reciclar y/o hacer compost, mientras que 34% afirma comprar con conciencia ambiental (compras a granel, productos con envase reciclable/reutilizable, menores niveles de consumo, entre otras acciones).
Prácticas de clasificación, reciclaje y reutilización
La economía circular propone un modelo en el que los productos se diseñan para ser duraderos, reparables y reciclables, cerrando el ciclo de vida de los materiales y minimizando el impacto ambiental. Analicemos las prácticas de la población uruguaya en este sentido.
84% de las personas declara regalar la ropa que ya no usa y sólo una de cada diez personas declara que la tira. Asimismo, tres de cada cuatro personas declaran que cuando algo se estropea en casa (calzado, ropa, electrodomésticos, muebles, etcétera), si creen que tiene arreglo, intentan arreglarlo o lo llevan para que alguien más lo repare.
Los datos a nivel global muestran un camino difícil en la gestión eficiente de los alimentos. En Uruguay, un estudio de la FAO de 2017 estimó que se pierden anualmente un millón de toneladas de alimentos. Los resultados de esta encuesta muestran que 55% de las personas declara que evita el desperdicio de alimentos en casa. En cuanto a su destino (gráfico 4), cuatro de cada diez personas declaran que los dan a los animales, mientras que tres de cada diez los tiran a la basura. Un porcentaje similar (27%) los utiliza para otra preparación.
El estudio también indagó sobre los impedimentos que encuentran los uruguayos al momento de clasificar residuos en el hogar. 32% de las personas declara que no tiene lugar en su casa para separar los residuos, 30% declara que una vez separados no sabe a dónde llevarlos y 24% afirma no encontrar impedimentos para clasificar residuos.
Actitudes y comportamientos hacia la economía circular
Existen necesidades que se pueden satisfacer mediante la contratación de un servicio en lugar de adquirir el producto que lo brinda. El fenómeno conocido como “servitización” se expande a nivel global. Según los datos recogidos en Uruguay, una de cada dos personas estaría dispuesta a utilizar transporte público en lugar de tener su propio auto, cuatro de cada diez estarían dispuestas a alquilar ropa de fiesta en lugar de comprarla y poco más de tres de cada diez considerarían contratar el servicio de impresión en lugar de tener su propia impresora.
Por su parte, tres de cada cuatro personas declaran que cuando necesitan un electrodoméstico o herramienta, compran el producto nuevo y sólo dos de cada diez conectan con otras personas para satisfacer la necesidad, o compran el producto de segunda mano (gráfico 5).
La movilidad es un elemento crucial en la discusión sobre la economía circular. Para sus traslados, una de cada dos personas utiliza transporte público colectivo, cuatro de cada diez utilizan vehículo propio y tres de cada diez declaran que caminan, usan bicicleta, patineta u otro medio. A medida que desciende el nivel socioeconómico, aumenta el porcentaje de personas que utilizan el transporte público colectivo y disminuye el que usa vehículo propio. Sin embargo, al imaginar que no existen restricciones económicas ni de infraestructura, seis de cada diez personas preferirían utilizar su vehículo propio como medio de transporte. A medida que aumenta el nivel socioeconómico o disminuye la edad, aumenta la preferencia por el vehículo propio; entre los jóvenes de 18 a 29 años, lo prefiere uno de cada cuatro.
Si bien hay múltiples aplicaciones y plataformas locales que promueven la circularidad, como Dónde Reciclo, Buen Provecho, Club de Reparadores, Ecocentros, Recumple, Revaso o Vopero, entre otras, sólo una de cada cuatro personas declara que conoce y/o utiliza apps o iniciativas que fomenten la circularidad.
Percepciones sobre economía circular
La transformación hacia una economía circular no parece posible si se esperan cambios sólo del lado de los consumidores. Al consultar sobre este aspecto, las personas encuestadas asignan niveles muy altos y similares de responsabilidad tanto a gobierno como a empresarios y ciudadanos. Sin embargo, cuando se consulta sobre la responsabilidad propia, la percepción de responsabilidad parece disminuir levemente. En cuanto a los conceptos a los que se asocia la economía circular, el reciclaje es el más mencionado, si bien aparecen conceptos como reutilización y sostenibilidad, entre otros, que reflejan una percepción más amplia de la economía circular.
En síntesis, esta nota recoge los principales hallazgos del estudio sobre percepción ciudadana y economía circular en Uruguay. Los resultados parecen indicar que la población uruguaya acompaña un proceso global de mayor concientización y preocupación por las consecuencias ambientales de los hábitos de compra, uso y descarte, a la vez que evidencia algunos cambios de hábitos en este sentido. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer en la implementación de una economía más colaborativa y centrada en la satisfacción de necesidades, en lugar de la propiedad de los bienes. Este escenario parece ser fértil para la implementación de políticas públicas y la adopción de prácticas empresariales que promuevan una economía más circular y responsable.