Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entre enero y setiembre de 2024 la temperatura media del planeta superó en 1,54 °C el valor de referencia de la era preindustrial. En pocas palabras, una de las promesas establecidas en el Acuerdo de París −que consiste en que los países deben hacer esfuerzos para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C− se encuentra en riesgo. Este umbral no fue elegido al azar: la comunidad científica advierte hace décadas que, de superarse, los impactos del cambio climático serán aún más graves. Las consecuencias varían según el sitio del planeta donde uno se encuentre −incluyen olas de calor extremas, sequías, migración, aumento del nivel del mar y un largo etcétera−, pero también de las acciones que tomen los países. Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero no disminuyen −según los últimos datos de la OMM, en 2023 se alcanzó un nuevo récord− y, por si fuera poco, se suma la crisis por contaminación y pérdida de biodiversidad.
La industria petrolera es una de las principales responsables de la emisión de gases de efecto invernadero, causante del cambio climático. En 2023, un artículo que publicó la revista Science constató que la compañía ExxonMobil pronosticó con precisión en 1970 cómo el cambio climático causaría un aumento de la temperatura global y ocultó la información. La situación había sido alertada por periodistas del medio InsideClimate News en 2015. La empresa negó las acusaciones. ExxonMobil no forma parte de las petroleras que buscan explorar, con miras a explotar, la presencia de hidrocarburos en Uruguay.
Actualmente las compañías que tienen bloques adjudicados por Ancap son Shell, Chevron, Grupo APA, YPF y Challenger Energy. Las dos primeras fueron señaladas en reportes por no comprometerse “a hacer ni siquiera lo mínimo para evitar el caos climático”. ¿Por qué vienen a Uruguay? Porque en Namibia, África, descubrieron yacimientos de hidrocarburos y nuestra plataforma marina presenta condiciones similares.
En este contexto, la empresa PGS Exploration, que se encarga de hacer las campañas de prospección sísmica offshore y vende los datos a las petroleras para que puedan tener información sobre si existe o no petróleo en la zona, avanzó con los trámites en el Ministerio de Ambiente. Según consta en el Observatorio Ambiental Nacional, desde el 20 de diciembre se encuentra en período de manifiesto el Informe Ambiental Resumen del proyecto de sísmica. La población tiene la posibilidad de enviar sus consideraciones en el sitio web y también habrá una audiencia pública porque la iniciativa recibió la clasificación “C”. Cabe resaltar que un informe técnico del Ministerio de Ambiente advirtió los impactos ambientales negativos que podría generar esta actividad, por ejemplo, en la fauna que habita nuestra plataforma.
¿La exploración de hidrocarburos es una “obligación global”?
El Informe Ambiental Resumen, elaborado por la consultora CSI, detalla que el proyecto consiste en realizar “campañas de relevamiento sísmico 3D en un área total de 44.182 km2, distribuida en cuatro fases de menor área”. Dice que “se desarrollará en colaboración con Ancap y los operadores respectivos y tendrá como beneficio el conocimiento aportado sobre el potencial offshore para la explotación petrolífera”. “El destino previsto de la información generada es la venta a empresas interesadas en desarrollar exploración de hidrocarburos offshore, interés que se vio revitalizado luego de recientes descubrimientos frente a las costas de Namibia, que respaldan el potencial de análogos viables en el lado sudamericano del margen conjugado, donde los sistemas de depósito son similares. Las cuencas poco exploradas de Punta del Este y Pelotas exhiben muchas de las mismas características del sistema petrolero que los descubrimientos en Namibia”, agregan.
Por otro lado, plantean que “la transición energética responsable implica que se disponga de energía accesible y confiable, que sustente una economía creciente y el cuidado del ambiente, así como también implica necesariamente una coexistencia y competencia de todas las formas de energía”. “La inversión en la exploración de petróleo y gas natural sigue siendo una obligación global, ya que los nuevos descubrimientos deberán compensar la caída natural de los cambios de producción, incluso en los escenarios de transición y reducción más rápida del consumo de hidrocarburos. La exploración y eventual producción de hidrocarburos no implica un retroceso de la ambición del país de liderar la segunda fase de transición energética. De hecho, se espera que el gas natural desempeñe un papel clave como fuente de energía de transición ya que proporciona un excelente respaldo gestionable con bajas emisiones de carbono para las energías renovables intermitentes”, se opina en el Informe Ambiental Resumen. Cabe resaltar que el gas natural es una fuente de emisiones de metano, el segundo gas de efecto invernadero responsable del cambio climático y más contaminante que el dióxido de carbono.
Las compañías afirman que “la actividad sísmica es la primera etapa en el ciclo de desarrollo de los campos petroleros y tiene como objetivo producir imágenes detalladas de las capas interiores del subsuelo marino, debajo de la columna de agua, para conocer las características de los eventuales yacimientos de petróleo e identificar la ubicación de los mejores sitios de perforaciones de pozos de petróleo y gas”. Relatan que el proceso de prospección consiste en “accionar alternativamente fuentes de energía sísmica a intervalos regulares”. “Estas fuentes disparan aire comprimido a presión que, cuando se libera en el agua, forma un pulso de sonido que se propaga en todas las direcciones, con la mayor energía dirigida hacia el subsuelo [...]. Las fuentes de aire comprimido generan ondas que se propagan miles de metros a través de la interfaz agua, sedimentos y roca, permitiendo obtener información de más de 6.000 metros por debajo del lecho marino”, subrayan.
PGS prevé que la campaña de relevamiento se lleve adelante en cuatro fases de “duración variable, de entre 36 y 155 días en función del área a prospectar”. Dice que esperan comenzar las operaciones en enero de 2025 y agregan que “las operaciones de adquisición se realizan las 24 horas del día, siete días a la semana y serán detenidas únicamente ante mal tiempo extremo o para tareas de mantenimiento”.
Dentro de la tripulación habrá tres observadores de fauna marina, definidas como “personas con entrenamiento específico, experiencia en biología marina y trabajo en campo”, cuyo rol es “monitorear visualmente la presencia de especies de particular preocupación, como cetáceos, durante el tiempo en que se lleve a cabo la campaña”. También habrá dos operadores de monitoreo acústico pasivo, herramienta que permite “detectar emisiones sonoras de la fauna marina”, que participarán “durante la noche y en condiciones de visibilidad precaria, así como durante la observación previa a los disparos en los casos que por el área y estación del año resulte esperable encontrar especies de buceo prolongado”.
Expresan que “en caso de detectarse fauna de interés dentro de la zona de exclusión una vez comenzados los disparos se informará al jefe de operación sísmica para evaluar la pertinencia de detención de los disparos y se continuará monitoreando los animales identificados”. Dicen que los eventos que requieren la detención de disparos serán “como mínimo”: “presencia de ballenas francas del sur (Eubalaena australis) en la zona de mitigación”; “presencia de ballenas barbadas con crías dentro de la zona de mitigación” y “presencia de cachalotes (Physeter macrocephalus) con crías dentro de la zona de mitigación”.
Los impactos en nuestra plataforma marina
La biodiversidad de nuestra plataforma marina es enorme y eso es reconocido en el Informe Ambiental Resumen del proyecto de la compañía PGS. No es para menos, técnicos del Ministerio de Ambiente, de la Universidad de la República, la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos, el Museo Nacional de Historia Natural y el Servicio de Oceanografía, Hidrografía y Meteorología de la Armada se unieron para crear un documento titulado Análisis, actualización y sistematización de información física, biológica y socioeconómica del espacio marino de Uruguay como insumo clave para abordar procesos de Priorización para la Conservación Marina, que se publicó en mayo de 2024.
Allí se admite que Uruguay es “uno de los países con menor porcentaje de áreas protegidas marino-costero de América Latina”. Hasta el momento, la única área enteramente oceánica que forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas es la conformada por la isla y el islote de Lobos y su entorno sumergido. Asimismo, añaden que se está trabajando en una hoja de ruta para garantizar la protección del 30% para el año 2030 y proponen siete sitios relevantes para su conservación, que en estas páginas ya abordamos. Varios de estos sitios ecológicamente importantes se superponen con los lugares donde PGS busca explorar hidrocarburos. En este marco, la riqueza del sitio no podía pasar desapercibida.
Por ejemplo, dos áreas de importancia para mamíferos marinos −un conjunto de sitios definidos bajo criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza− coinciden con las áreas de prospección sísmica. Según el Informe Ambiental Resumen, en aguas oceánicas de Uruguay se identifican “39 especies de mamíferos marinos; ocho pertenecientes al orden carnívora, focas, lobos y leones marinos; 31 especies de cetáceos”. Añaden que 19 son “habitantes permanentes mientras que nueve son migratorias y once de ocurrencia ocasional”. “Para muchos cetáceos estacionales o de presencia ocasional las aguas uruguayas son un área de tránsito hacia sus destinos migratorios finales en aguas antárticas. Una de estas especies es la ballena franca austral”, dicen.
Asimismo, en el documento se cita bibliografía donde se reconoce que una de las principales amenazas a los grandes cetáceos es la colisión con embarcaciones, en especial “los barcos grandes con capacidad oceánica como petroleros o portacontenedores”, que son “los que causan daños más graves, incluso la muerte”. “Entre 2003 y 2007 se registraron siete ballenas francas australes con grandes heridas debido a colisiones con grandes embarcaciones en las aguas costeras poco profundas de Uruguay”, indican y enseguida suman que, en base al grado de descomposición, se estimó que “la muerte fue reciente y por lo tanto con una alta probabilidad de ocurrencia en aguas uruguayas”.
A su vez, la ictiofauna de la zona común de pesca argentino-uruguaya está compuesta aproximadamente por 467 especies. Está la merluza, que es uno de los recursos pesqueros más importantes para nuestro país. También se han detectado especies de tortugas marinas, varias de ellas amenazadas de extinción y consideradas como especies prioritarias para la conservación en nuestro país. En la plataforma marina, describen, existe “una gran heterogeneidad de hábitats de características geomorfológicas singulares”.
Sin ir más lejos, hay arrecifes coralinos de aguas profundas, formados por la especie Lophelia pertusa. “Se encuentran asociados a una diversidad biológica comparable a la presente en arrecifes de aguas someras, por lo cual son reconocidos como hotspots de diversidad. Son ecosistemas especialmente vulnerables al daño físico ocasionado por la pesca, así como por las actividades de búsqueda y explotación de hidrocarburos”, indican. A lo largo de la zona también hay varias especies de tiburones, está el cangrejo rojo y también se alimenta el león marino y lobo fino. El área donde se podría aplicar sísmica coincide con “la región de mayor relevancia, con presencia de hembras ovígeras” de cangrejo rojo y con la zona de alimentación del lobo fino. Estos son tan sólo algunos ejemplos de las especies que se pueden encontrar en la plataforma y las dinámicas que se producen en este sitio son mucho más complejas de lo que se pueden explicar en estas páginas.
Durante la operación del buque sísmico únicamente se detectan cuatro impactos con potencial negativo significativo que requieren una evaluación específica. El “cambio local de presión sonora” que “puede afectar a mamíferos y tortugas marinas, peces, plancton y bentos, provocando daños físicos y/o de audición, cambios de comportamiento e interferencias de comunicación y localización”. Otro impacto es “la colisión de ejemplares mamíferos y tortugas marinas o su entrampamiento”. Como medida de “mitigación” se propone tener una “velocidad de navegación reducida”, “boyas terminales con protección para evitar atrapamiento de animales”, además de la detención de la actividad al ver algunas especies y “la disminución de la velocidad de circulación del buque ante presencia de madres con cría o grandes conjuntos de cetáceos, siempre que sea seguro realizarlo”. Dicen que “los impactos residuales por la afectación originada en la operación de fuentes sísmicas a fauna marina son aceptables considerando la implementación de medidas de mitigación”. Señalan que habrá un registro de avistamiento y “registro fotográfico”.
A su vez, el incremento de la presión sonora puede “ahuyentar a la fauna local y afectar a la pesquería por la reducción de las tasas de captura en las cercanías del área a relevar”. Y, finalmente, el cuarto impacto es la “afectación de la actividad pesquera, tráfico marino de pasajeros y carga por las zonas de exclusión requerida durante la operación del buque sísmico”. En particular, indican que la “operación de fuentes sísmicas sobre el área de cría permanente de merluza puede afectar el recurso pesquero”. Como medida de mitigación proponen “instancias de información y consulta a la comunidad”, “en la medida de lo posible, acotar el estudio a los meses de menor presencia de pesca en el área”, “definición de vías de contacto y mecanismos de consulta” y “presencia de buques de apoyo para advertir a barcos pesqueros que pudieran acercarse al área de prospección y evitar contingencias”.