“Estamos presenciando un verdadero escándalo que sólo podemos interpretar como un intento de arrebatarnos y convertir en negocio el último bastión de nuestros bienes comunes, como lo es el dominio público y la gestión del agua potable. Cuando vienen por ella, es que vienen por todo”, expresó Daniel Panario, docente del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias y coordinador del posgrado de Ciencias Ambientales de la Universidad de la República, en alusión al proyecto Neptuno-Arazatí. El referente en la temática fue el encargado de leer la proclama durante una asamblea popular que tuvo lugar este jueves en la plaza Independencia. Contó a la diaria que fue convocada de forma espontánea por ciudadanos “de todos los partidos políticos e ideologías” con el objetivo de expresar su rechazo a la iniciativa privada que pretende extraer agua del Río de la Plata para abastecer a la población de la zona metropolitana, donde vive casi la mitad de la población del país.

Al leer el manifiesto, Panario señaló que, “de forma unánime, la comunidad académica ha denunciado que, conforme a datos objetivos y, como tales, incontrovertibles, las aguas de la zona elegida son inapropiadas para el consumo”. Remarcó entonces que se ha “tergiversado la información disponible” y que “el agua puede llegar a no ser apta para el consumo” durante gran parte del año.

“Tampoco se ha aclarado qué se hará con los lodos contaminados residuales, ni cómo se evitará la contaminación de los acuíferos, ni cómo se resolverán las pérdidas del 50% del agua potabilizada que circulará por cañerías ya destrozadas por los años, y agravado seguramente por la sal que le inyectaron en la última crisis del abastecimiento del agua”, declaró. Enseguida, el científico recordó con sarcasmo que el ministro de Ambiente, Robert Bouvier, dijo durante la crisis que el agua no era “potable” pero sí “bebible”.

Foto del artículo 'Asamblea popular en las calles: ciudadanos de diferentes ideologías se manifestaron en contra del proyecto Neptuno-Arazatí'

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Por otro lado, en la plaza ubicada frente a la sede de Presidencia de la República, también apuntó que las autoridades “proponen otorgar a empresas privadas la gestión del agua potable contraviniendo lo dispuesto en el artículo 47 de la Constitución de la República”. “Pretenden entregar el dinero de nuestra gente a intereses privados a precios obscenos, pactados en el contrato”, sumó. Asimismo, expresó, en representación de los organizadores de la asamblea, que “todo lo dicho confirma que el proyecto Arazatí es un despropósito; existen en Uruguay formas de cubrir el suministro necesario con agua de muy buena calidad, cuidando fuentes de cuencas soberanas, por mucho menos de la mitad del valor pactado y sin transgredir normas constitucionales”, indicó.

A su vez, Panario señaló que “nadie, ni técnicos ni políticos, pueden hoy alegar inocencia”. “No pueden decir ‘¡no sabíamos!’, ‘¡nadie nos avisó!’. No fueron inocentes cuando tomaron decisiones equivocadas y anticientíficas en el pasado”, consideró. Y finalizó: “Defender la soberanía y nuestros derechos siempre estuvo en el espíritu de los orientales desde los albores de la patria y, fundamentalmente, cuando hoy de lo que se trata es de defender la salud de su gente. Esta asamblea pretende ser el comienzo de una movilización ciudadana permanente, que respalde a aquellas voces sociales y políticas que no están dispuestas a arrodillarse ante la arrogancia de quienes quieren manejar la cosa pública como bienes personales, con repercusiones sociales, sanitarias, ambientales y económicas que afectarán por generaciones”.

En la instancia fueron varias las voces que se hicieron escuchar; iban desde vecinos y vecinas, académicos, productores rurales, defensores ambientales, usuarios del agua que brinda OSE, referentes de varios políticos y un largo etcétera. “¿Qué clase de agua quieren darnos de tomar?”, decía un cartel. Lo acompañaba un dibujo de la fotografía que circuló en redes sociales de un carpincho con su pelaje teñido de verde, debido a la exposición a cianobacterias en el río Uruguay. “Sin banderas ni partidos, con una causa: ¡por un agua sana y limpia para los uruguayos! No a la privatización”, decía otro.

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Foto: Rodrigo Viera Amaral

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