Hace más de 100 años, en diciembre de 1914, comenzó a funcionar el primer hotel ubicado en La Floresta. En aquel entonces, el balneario canario y sus instalaciones –incluyendo el hotel, que tomó prestado el nombre del sitio e inicialmente era de madera– estaban a cargo de una sociedad anónima. Las décadas pasaron y la construcción fue vendida. Los nuevos compradores decidieron modificar el edificio a partir de un proyecto diseñado por la firma Bello y Reborati, que se inspiró en la arquitectura náutica. De esta forma, el hotel La Floresta se convirtió en un símbolo de la época. En 2008, por el reconocimiento a su estética, a su historia y por ser uno de los elementos paisajísticos característicos del lugar, fue declarado bien de interés departamental por la Intendencia de Canelones y, en 2014, Monumento Histórico Nacional por la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación del Ministerio de Educación y Cultura. Hasta la actualidad perdura la construcción con forma de barco en la rambla del balneario. Sin embargo, dejó de ser un hotel en la década de 1950 y se transformó en un consorcio de apartamentos.

En diciembre de 2024, un grupo de vecinos del balneario envió una misiva dirigida a las autoridades del Ministerio de Ambiente, la Intendencia de Canelones, OSE, el municipio y los privados dueños del exhotel, ahora edificio La Floresta. En la denuncia plantean que en la década de 1930, cuando se inauguró el nuevo edificio, “se implementó el desagüe de sus aguas residuales a dos piletas de decantación ubicadas sobre la arena de la playa en línea diagonal con el hotel”, que continúa vigente hasta la actualidad. A partir de comentarios de vecinos que habitan en el lugar, informan que en aquel entonces las piletas “eran limpiadas regularmente”. “Desafortunadamente, a partir de la venta del hotel y su constitución en condominio privado, el mantenimiento y la limpieza de dicho pozo séptico no han sido realizados periódicamente y desde hace ya varios años genera importante olor fétido en verano”, describen los locatarios. En la carta dice que detectaron aguas servidas que “drenan hacia la arena de la playa generando contaminación fecal” y que los desechos llegaron también a la rambla.

Ocho meses atrás, pedían que “en forma urgente e inmediata se proceda al vaciado y limpieza exhaustiva de dichas piletas y que los organismos competentes controlen regularmente el mantenimiento de dicha limpieza hasta encontrar una solución definitiva a la situación”. A su vez, exigían la conformación de un grupo que tenga como objetivo “evitar la contaminación de la playa –arena y agua– y del aire” y que, luego de haber acordado una alternativa, se proceda a “desmantelar las instalaciones sanitarias existentes que estén fuera de la normativa vigente”. La denuncia vecinal llevó a actuaciones del Ministerio de Ambiente, la Intendencia de Canelones y a la atención de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación. Mientras tanto, los vecinos insisten en que el valor patrimonial no justifica la contaminación ambiental, sino que, por el contrario, su valor escénico e histórico debería ser motivo de que el edificio sea un ejemplo en el manejo de sus efluentes.

Tomar medidas para frenar la contaminación

“En la época en que se construyó el pozo en la playa no había normativa que lo impidiera. Con el correr de los años, las normativas fueron cambiando y fuimos tomando conciencia de que hay que defender el ambiente, y esto quedó absolutamente fuera de norma”, plantea Raquel, vecina de La Floresta e integrante de la Universidad Abierta para la Educación No Formal de Adultos (UNI3) Entre Arroyos, una de las organizaciones que presentaron la denuncia por la contaminación ambiental. También cuenta que gran parte de la población va al balneario en verano o los fines de semana largos y que “muchos probablemente no eran conscientes de lo que pasaba con sus efluentes”. “Lo mismo pasa muchas veces con nuestros residuos: la gente se desprende de ellos y parece que todo desaparece por arte de magia. No siempre hay que atribuir mala voluntad a las cosas. Hay una tendencia general a pensar que saqué mi basura, tiré mi efluente y hay una magia que lo hizo desaparecer. Pero no es así”, comenta.

La vecina señala que la problemática de los vertidos comenzó hace mucho tiempo, pero se hizo visible el verano pasado. A raíz de una rotura, sumada a la saturación por la cantidad de personas, las aguas servidas llegaron a la vereda de la rambla y los habitantes tomaron conocimiento de la situación. “Nos juntamos un montón de vecinos y las organizaciones sociales de la zona para pedir una solución al tema”, resalta Raquel. Desde las agrupaciones reconocen el valor del edificio, pero la vecina recuerda que su historia no puede permitir que “incumpla normativas, sino todo lo contrario: al ser patrimonio, tiene que dar el ejemplo”.

“Después de la denuncia llamamos por teléfono hasta cansarnos y nos hicieron caso. Hablé personalmente con Leonardo Herou [entonces director de Gestión Ambiental de la Intendencia de Canelones], también llamamos a técnicos del Ministerio de Ambiente. Vinieron, hicieron inspecciones, tomaron muestras. En el verano la pérdida estuvo ahí. Hubo una maratón y pasaban por arriba del charco de aguas de efluentes domésticos, fue espantoso. Incluso salías a caminar por la rambla y tenías que dar vuelta. Además, había vecinos que te decían que tuvieras cuidado, porque eran efluentes del exhotel. La gente tomó conciencia, y no sólo los que hicimos el expediente, empezó a hablar de que la zona estaba contaminada”, apunta Raquel.

En este contexto, una pancarta anónima, firmada por “vecinos organizados”, fue colocada en el lugar. Decía: “¡Peligro! ¡Aguas negras! Propietarios del edificio y autoridades omisas. ¡Reclamamos una solución urgente!”. A partir de este hecho, un sector de los propietarios tomó conocimiento de que sus propios efluentes estaban causando la problemática.

El charco contaminado desapareció con el “primer temporal”, dice Raquel, pero volvió junto con el aumento de población durante la temporada. “La gente del exhotel, cuando tomó conciencia de que eran ellos, contrató barométricas, pero no alcanzaba”, señala. A partir de la movilización, cuenta que el Ministerio de Ambiente emitió una resolución que pide que los privados tomen medidas para salvaguardar los bienes comunes. También manifiesta que la comuna mostró preocupación por la situación y comenzó a recabar información sobre la gestión de efluentes en las inmediaciones. “Gestión Territorial [de la Intendencia de Canelones] mandó un montón de cedulones a varias manzanas para que los vecinos hicieran la declaración de qué pasaba con sus efluentes y si tenían un tratamiento. Acá no tenemos saneamiento común, cada uno tiene que tener su pozo negro y llamar a la barométrica. Los vecinos tenían que presentar qué solución tienen para sus efluentes”, relata. Finalmente, no obtuvieron más información sobre cómo culminó este último proceso.

¿Qué detectó la Intendencia de Canelones y qué respondió el privado?

El 7 de enero de 2025, según consta en un informe de la Dirección de Contralor que los vecinos compartieron con la diaria, funcionarias de la Intendencia de Canelones se acercaron al sitio para hacer una inspección en la faja costera, frente al exhotel La Floresta. Allí observaron “la existencia de una cámara con salida de aguas servidas hacia la vía pública”. “Acompañadas por el encargado del edificio y por la alcaldesa del Municipio de La Floresta, se procedió a recorrer el lugar de donde provenían esas aguas y se vio que existe un pozo séptico y otras cámaras, ubicadas en el barranco que da a la playa. El mismo se encuentra cercado por columnas de hormigón y tejido. Desde la vía pública no se pueden ver ya que la zona se encuentra cubierta por vegetación exuberante y cañas. [...] El encargado nos manifestó que esa construcción fue realizada cuando se construyó el exhotel, hace muchos años, y continúa de esa forma y que creen que al limpiar las cañas con una máquina el pozo fue averiado y existe una obstrucción en la cañería, lo que produce que las aguas provenientes de la sanitaria del exhotel no lleguen al pozo y sean evacuadas desde la cámara ubicada en plena vereda de la rambla”, se describe en el documento.

El 16 de enero, el administrador del exhotel La Floresta envió una carta a las autoridades departamentales. “Ante lo sucedido, intentamos recabar información a los efectos de entender cómo funciona la cámara séptica que se encuentra al otro lado de la rambla, del lado de la playa. Propietarios del edificio aportan que hubo alguna actuación de la intendencia durante la administración de [Tabaré] Hackenbruch, incluso con donaciones de carbón activado en dicha oportunidad, para tratar los efluentes de la cámara. Asimismo, se nos comenta que otros vecinos hacen uso también de esta cámara. Con estos datos recabados, no nos queda claro el origen y a quién corresponde la responsabilidad del mantenimiento/administración de la cámara, incluso nos surgen más dudas al respecto. Más allá de lo expuesto, ante la situación generada [...] el edificio se está haciendo cargo de un servicio de barométricas, dos veces al día, para [...] ir mitigando lo que sucede actualmente, que afecta la vía pública y directamente a los propietarios del edificio”, aseveró.

El 11 de febrero, la Dirección de Gestión Territorial y la Dirección de Gestión Ambiental elaboraron un informe técnico conjunto sobre la problemática. Nuevamente, el equipo detecta “vertidos de aguas residuales domésticas en vereda pública desde un dispositivo que se presume una cámara de inspección” hacia una “boca de tormenta cercana, donde se junta con aguas pluviales y desagua a la arena de la playa”. “Se verifica este vertido en la playa, al oeste del parador. Al momento de la inspección concurre el servicio de barométrica para desagotar la cámara de inspección y relata que este verano están concurriendo dos veces al día, retirando 5.000 litros aproximadamente cada vez. No hicieron este trabajo en invierno ni tampoco en veranos anteriores, declarando que antes la cámara conducía las aguas hacia un depósito sanitario que se encuentra en las dunas [...]. Declaran que su servicio es contratado por el exhotel La Floresta”, resalta el documento.

En marzo, Telemundo consultó a la entonces directora de Gestión Territorial de la comuna canaria, María Eugenia González, quien relató que a su vez consultó a OSE para conocer si el antiguo saneamiento había sido realizado por la empresa. La compañía estatal respondió de forma negativa. Luego detectaron que los desechos no eran sólo del hotel, sino que provenían de toda la manzana. En su momento, se intimó a los vecinos a desconectarse y hacer su propio pozo negro.

La resolución del Ministerio de Ambiente

El 25 de abril de 2025, el Ministerio de Ambiente emitió una resolución a la que accedió la diaria. Allí informa que en enero y febrero técnicos de la cartera hicieron inspecciones “constatando el vertido de efluentes sanitarios a la vía pública y al cañadón en faja de defensa de costas”. Durante estas instancias, tomaron muestras y “arrojaron resultados para coliformes termotolerantes por encima de los valores admitidos, equiparables a los de un efluente cloacal bruto”. A partir de los hallazgos, se informó al exhotel La Floresta que “se encontraba pasible de ser sancionado” con una multa de 200 unidades reajustables, que “debía continuar con el desagote de la cámara ubicada en la vereda e implementar medidas contra los malos olores, reparar en forma inmediata las causas del desborde de la cámara, construir en el plazo de 30 días un pozo séptico dentro de su propiedad, así como retirar en un plazo de 48 horas el efluente de la vía pública y del cañadón en faja de defensa de costas”.

El privado, según consta en la resolución, manifestó que “le es imposible reparar la cámara dado que la misma se encuentra en la vía pública y que ello debería ser realizado por el ente público correspondiente”. “En lo que refiere a la construcción de la cámara séptica en su propiedad, expresó que debido a la protección patrimonial, tanto a nivel nacional como departamental, que recae sobre el edificio, le resulta materialmente imposible realizar la obra sin contar con la anuencia de los organismos competentes”, agrega la resolución. A su vez, con respecto a la sanción manifestó la “imposibilidad de cumplir con lo solicitado” por la cartera ambiental debido a “motivos ajenos a su voluntad” y que “no correspondería la sanción”.

El Ministerio de Ambiente respondió que “si bien la necesidad de obtención de la anuencia de los organismos de protección departamental puede retrasar la implementación de la medida requerida, no puede configurar un impedimento absoluto para su ejecución”. Sobre la sanción, apuntó que se configura “con el solo hecho de haber emitido efluentes en forma indebida, con una carga de coliformes comparable a la de un efluente cloacal bruto”.

En este contexto, las autoridades intimaron al edificio patrimonial a que “cese el vertido de efluentes a la vía pública y directo a curso de agua mediante la construcción de un pozo séptico dentro del predio de su propiedad para la disposición de efluentes líquidos domésticos” y que “clausure la conexión a las cámaras sépticas ubicadas en la vereda de la rambla”. A su vez, intimó a retirar el efluente vertido en la vía pública y en la cañada ubicada en la faja de defensa de costas, “debiendo acreditarlo con evidencia fotográfica y remitos del servicio de barométrica”. A su vez, “en todo momento deberá asegurar la extracción de los vertidos que genere el edificio mediante contratación de servicio de barométrica” para que “no haya malos olores en el sitio”. Finalmente, exige que acredite el inicio de los trámites ante la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación del Ministerio de Educación y Cultura y la Comisión Honoraria de Patrimonio de Canelones para contar con la autorización de las obras del pozo séptico dentro del predio de su propiedad. En la resolución, el Ministerio de Ambiente también confirmó la multa de 200 unidades reajustables.

Raquel señala que la resolución del Ministerio de Ambiente fue bien recibida por los vecinos que se movilizaron. “Después hicimos un seguimiento de la resolución y nos enteramos de que la Comisión Administradora del Hotel hizo un pedido de revocación completa. Estamos esperando la respuesta a un pedido de acceso a la información pública, ya que no sabemos la respuesta que dio el Ministerio de Ambiente. Imaginamos que no van a dar marcha atrás a que exista una solución”, esgrime. Hasta el momento, cuenta que no han notado indicios de movimientos por obras. Alejandro Nario, director Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental, confirmó a la diaria que los privados presentaron un recurso de revocación de la resolución ministerial y planteó que la cartera la está analizando.

Adaptar el monumento a los requerimientos actuales

En 2014, el exhotel La Floresta fue declarado Monumento Histórico Nacional por la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación del Ministerio de Educación y Cultura. El Ministerio de Ambiente, según consta en la resolución, solicitó a los privados que comiencen los trámites de autorización en dicha repartición. Marcel Suárez, director del organismo, señaló a la diaria que la situación está en su agenda. “Es un tema que tenemos que abordar y analizar con los arquitectos. Es un Monumento Histórico Nacional y tiene que tener una respuesta”, señala, y agrega que el asunto se atenderá “lo antes posible”. “Es un tema realmente importante, nos vemos condicionados por el tiempo que llevamos y la cantidad de casos que estamos atendiendo con muy poquita gente. Somos 18 personas para toda la República”, explicó Suárez. “Lo tenemos como un tema pendiente, pero todavía no lo hemos podido atender con la rapidez que sería deseable”, subraya. En esta línea, destaca que “hay que generar el acto administrativo y la intervención arquitectónica para adaptar la edificación a los requerimientos actuales para cumplir con el saneamiento adecuado. No puede estar filtrando agua servida a la calle o a la playa”, acota.