El último censo del Instituto Nacional de Estadística detectó que en Arévalo, localidad de Cerro Largo, viven 247 personas en 103 hogares. Un equipo de universitarios, bajo la responsabilidad del sociólogo Daniel Pena y luego de intercambios con integrantes de la comunidad, decidieron llevar adelante una encuesta para relevar las preocupaciones e intereses de sus habitantes en temáticas vinculadas a educación, trabajo, salud y ambiente. El diseño fue elaborado junto con el municipio, instituciones educativas de la zona y productores. Lograron censar a casi la totalidad de los habitantes, incluso aplicando estrategias especiales para atender a las infancias. De esta forma, detectaron varios resultados interesantes, por ejemplo, que la ganadería es la actividad que actualmente brinda mayor empleo en el pueblo, que tiene una tradición forestal. Sin embargo, otros resultados deberían generar preocupación, como que en el pueblo hay mayor proporción que a nivel nacional de personas que declaran tener cáncer para todos los tramos de edad, en especial niños y niñas. Para afirmar la causa, Pena destaca que es necesario hacer estudios epidemiológicos y ambientales.
El grupo consignó los resultados de la encuesta en un informe que compartió con la diaria y entiende que “cada uno de los habitantes alberga saberes locales de gran importancia en tanto forman parte de la trama comunitaria del pueblo, es decir, de la historia, los discursos y las dinámicas de Arévalo”.
Un pedacito de la historia de Arévalo
La encuesta estuvo bajo la responsabilidad del sociólogo Daniel Pena y fue realizada en el marco de su tesis de maestría en Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales. Se llama Transformaciones en el tejido cuerpo-territorio asociadas a la expansión forestal en Uruguay, fue recientemente aprobada y recibió financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República. Es un trabajo que aborda diferentes problemáticas y brinda información sobre la historia de Arévalo, que puede ayudar a entender algunos resultados de la encuesta.
Pena expresa que la zona conocida como Cuchilla del Carmen “comienza a transformarse en un pueblo en 1991 con la llegada conjunta de un plan de viviendas de Mevir y un proyecto apoyado por el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo de Canadá para formar una cooperativa de trabajo forestal (Cooperativa Forestal de Arévalo, Cofoar), la primera y única del país que producía plantines, preparaba la tierra, aplicaba herbicida y hormiguicida, plantaba y cosechaba en régimen cooperativo”. Este emprendimiento, señala, “brindaba oportunidades laborales para unas 200 personas de la zona, incluyendo gran cantidad de mujeres”.
Subraya que, luego de la crisis de 2002, “llegan a la zona las inversiones de la Caja Profesional, que compra los primeros campos chicos-medianos forestados para madera aserrable, y comienza a comprar y forestar grandes estancias de la zona”. “Las estancias con buenos suelos, pero mal acceso, donde las familias de grandes recursos ya no vivían o eran administradas por las nuevas generaciones que no estaban vinculadas a la tierra, fueron sobre las que más avanzó la forestación, dejando a los pequeños vecinos rodeados”, indica. También aparecieron nuevas empresas y, de esta forma, Arévalo experimentó “un fuerte crecimiento de la forestación en los últimos años”, causado principalmente por “la expansión de Lumin, Agroempresa Forestal y Green Flower de madera para aserradero y de UPM para abastecer su segunda planta de celulosa, que se encuentra cercana”.
En 1996 la población de Arévalo era de 56 habitantes, en 2011 de 272, y en 2023 de 247. En el trabajo, el investigador describe que gran parte de este crecimiento “proviene de la migración de localidades cercanas: Tierras Coloradas, Pablo Páez y Paso Pereira”. “La combinación de Cofoar y los planes de vivienda de Mevir que se construyeron en el centro poblado de Arévalo generaron un gran influjo de personas”, apunta, y suma que en 2014 se conformó el municipio. “Sin embargo, la llegada de las grandes multinacionales (UPM y Lumin), con gran maquinaria que aumentaba la velocidad de trabajo y productividad –imposibles de adquirir por la cooperativa–, el monopolio de viveros y regímenes intensivos de trabajo, fue relegando paulatinamente a la cooperativa a los servicios de menor valor y mayor precariedad: plantaciones a pie y aplicación de hormiguicida. Asimismo, en las entrevistas se señalan malas gestiones de los recursos colectivos y dificultades para aceptar asesoramiento técnico en los últimos años”, detalla. Finalmente, durante la pandemia de covid-19, la cooperativa Cofoar cierra sus puertas. En el predio se construyó un tercer plan de Mevir.
Pena destaca que “Arévalo se ha convertido en un nodo logístico de la forestación”. En su tesis, describe que relatos de pequeños productores y productoras de la zona consignan que en la última década ha tenido lugar el “despoblamiento de la campaña, cierre de escuelas rurales, seca de cachimbas, cañadas y aguadas, dificultades para arrendar campos para pastoreo, problemas con las plagas que encuentran refugio en las plantaciones forestales, etcétera”.
La ganadería como principal fuente de trabajo
El equipo que realizó la encuesta, además de Pena, está integrado por estudiantes avanzados de diferentes servicios de la Universidad de la República que se encuentran vinculados a proyectos sobre ruralidad y ecología política. Sus nombres son: Agustina Corbo (Facultad de Agronomía), Constanza Martínez, Florencia Sciaraffia, Joaquina Silveira, Giovanni Torrens, Mathías Stefanoli (Facultad de Ciencias Sociales) y Federico de Rui (Escuela de Nutrición). La recolección de información se realizó el fin de semana del 23 al 26 de agosto de 2024 y contó con dos formularios: uno general del hogar y otro por integrante. Completaron 227 formularios individuales y 82 hogares, “un número significativo considerando que en total son 247 habitantes y 103 hogares, según el censo poblacional”.
En el informe explican que la población de Arévalo es “mayormente joven” y, “en cuanto a la principal ascendencia étnico-racial reconocida por las personas encuestadas, se destaca que el porcentaje de personas afrodescendientes (22,9%) es significativamente mayor que a nivel nacional (10,4%)”. A su vez, el 48,9% de los habitantes residen desde su nacimiento y el 51,1% llegaron desde otras localidades; “de este último grupo, el 30% se instaló en Arévalo hace menos de diez años”. En cuanto a los orígenes, la mayor proporción proviene de zonas rurales cercanas (56,8%). A su vez, la mayor parte de las personas encuestadas “presenta primaria como máximo nivel educativo alcanzado”.
En Arévalo, 126 personas forman parte de la población económicamente activa, de los cuales 109 son trabajadores y trabajadoras, 11 personas desempleadas y seis jubilados que trabajan. La tasa de desempleo es de 8,7%, un valor que es “similar a nivel nacional”. “De la información presentada se desprende que las principales actividades en las que se encuentran ocupados son ganadería (40%), forestación (16%), comercio (10%), servicios domésticos (7%) y educación (4%). Para tomar en consideración la influencia de los principales rubros en la zona, es decir la generación de empleos indirectos, se consultó a las personas que trabajan en servicios como servicios agropecuarios con maquinaria, comercio, gastronomía, servicios de reparación, mecánica, construcción vial y transporte si identificaban que su trabajo dependía de otras actividades [...]. Tomando en consideración las respuestas, podemos decir que 46,8% del total de los empleos de personas del pueblo está vinculado a la ganadería directa e indirectamente, y 24,2% directamente e indirectamente a la forestación”, indican en el documento.
“Son 18 personas que trabajan en el rubro forestal, mientras que en ganadería trabajan 46. Hay una especie de efecto de visibilidad que hacen las empresas forestales; ves a las personas vestidas con chalecos refractarios con las marcas de la empresa y te da la sensación –de hecho, mucha gente en las entrevistas para la tesis me lo decía– de que se depende totalmente del rubro, cuando en realidad no es así”, dice Pena a la diaria. Enseguida, Agustina Corbo complementa: “Con los datos vemos que es una zona ganadera también, pero no se ve el ganado” en el sitio.
La salud bajo la lupa
Los datos vinculados a la salud “surgen de las declaraciones de las personas encuestadas acerca de sus enfermedades diagnosticadas y la medicación que toman habitualmente”. Los resultados fueron comparados con la Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Salud Pública. El 47% de las personas tiene a ASSE como prestador de salud y el restante 53% se atiende en mutualista. Con relación al medio de transporte que utilizan las personas para acceder a la salud, 47% de la población de Arévalo accede en vehículo propio, 36% en ómnibus o remise cuando es urgencia, 6% con ayuda de un vecino y 5% caminando. Un punto no menor es que el 54% de los referentes de hogar enfatizan la falta de un médico fijo en la localidad y el 45% a la falta de una ambulancia.
Sobre los resultados acerca de la salud de los habitantes de Arévalo, el equipo explica: “Del total de 225 personas encuestadas, 44 declararon tener enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), lo que representa un 20% del total. [...] Al comparar con los valores a nivel nacional, resalta que hay menor proporción de personas en el pueblo que declaran tener problemas cardiovasculares, hipertensión y enfermedades óseas y musculares. Sin embargo, también se destaca que en Arévalo hay mayor proporción de personas que declaran tener cáncer (para todos los tramos de edad), problemas respiratorios (entre 0 y 14 años), problemas de tiroides (para los tramos de 0 a 14 y de 35 a 64 años) y de diabetes (para mayores de 65 años).
Principales enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) por tramo de edad comparado a nivel nacional. Fuente: informe de la encuesta
En cuanto a la percepción de las personas encuestadas sobre la posible asociación de los problemas de salud con el trabajo o factores ambientales, “13% plantea que sí lo relaciona, mientras que el 87% no encuentra vínculo”. Pena explica que “el cáncer, en todos los tramos de edad, está bastante por arriba de la media”, pero no observan que los resultados estén vinculados a un único rubro productivo y, en el caso de las infancias, que son tres en un pueblo donde viven 59, nacieron en Arévalo y vivieron su vida allí. “Vemos que está sucediendo algo a nivel de la salud que no lo podemos explicar porque no somos médicos, y para poder encontrar una relación causal tendríamos que hacer una investigación mucho más profunda e interdisciplinaria con bioquímicos y médicos epidemiólogos, que no es el caso. Nosotros hicimos la encuesta y llama la atención que estos problemas de salud sean transversales a todas las edades”, apunta el investigador.
A su vez, describe que mucha gente no sabía que había tres niños con la enfermedad y que “no hay una autopercepción del pueblo de que tiene un problema con el cáncer”. “Sin embargo, cuando nosotros lo miramos a nivel estadístico, sí llama la atención. Pero es un resultado introductorio, un primer llamado de atención de que puede estar pasando algo”, aclara. Agrega que una investigación más profunda implicaría realizar análisis de agua, tierra, aire, así como “posibles contaminantes específicos de la zona”. En este sentido, 66% de los hogares encuestados “no identifica problemáticas ambientales en la zona”, mientras que 14% hizo referencia a la “sequía”, 12% al “uso de agrotóxicos y sus consecuencias” y 12% a la “forestación en general”. Otras problemáticas que se mencionan son la “basura” (8%) y la “pérdida de fauna” (5%).
Escuchar a las infancias
“La encuesta, en definitiva, es como la excusa para poner arriba de la mesa un montón de visiones. La armamos nosotros, pero pasó por la mesa de Desafío Arévalo, que es interinstitucional. Ellos agregaron preguntas y sugerencias. Sería interesante que la gente pueda ir generando sus datos y con ellos saber cuáles son las principales propuestas y preocupaciones”, destaca Pena.
Enseguida pone sobre la mesa una actividad que llevaron adelante en la escuela de Arévalo y en una escuela rural de Tierras Coloradas. A través de la elaboración de dos líneas de tiempo, buscaron fomentar la participación activa de los y las estudiantes. La primera consistió en ordenar cronológicamente los acontecimientos históricos del pueblo, desde su origen hasta la actualidad. La segunda línea invitó a imaginar y plasmar futuros acontecimientos deseados. “En referencia a los acontecimientos que les gustaría que sucedan en un futuro, se destacó el interés por la creación de diversos espacios predominantemente públicos como plazas, bibliotecas, espacios de deporte, museos, parque de juegos, escuela de artes, escuela de tiempo completo y una escuela agraria, entre otros. También se propuso la creación de algunos espacios privados, como una sucursal de banco, un shopping, gimnasios y un cine. Un punto significativo fue la sugerencia de establecer un área protegida”, afirman en el informe.
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