Nunca se supo hasta qué punto el Consejo de Ministros formado por Tabaré Vázquez al comienzo de su mandato, con primeras figuras de los principales sectores del Frente Amplio, era un ámbito de discusión política; los datos disponibles indican que más bien no. El propósito de la presencia de esos altos líderes en el gabinete pareció ser, ante todo, tenerlos cerca del ámbito de decisión presidencial para asegurar la disciplina de sus respectivos grupos.

Pero no fue tan así. En el Parlamento, dirigentes de lo que se consideraba la “segunda fila” tuvieron un papel importante y pesaron para que varias iniciativas del Ejecutivo se modificaran o fueran desechadas. Durante el período que termina, algunos de esos dirigentes ascendieron notoriamente en los escalafones de sus sectores. Mientras tanto, los organismos de conducción del Frente Amplio estuvieron en una posición marginal con respecto al gobierno.

Ahora José Mujica plantea cambios importante en relación con el diseño de Vázquez. Entre sus ministros habrá figuras de los grupos con más peso en el Frente Amplio, pero no estarán sus líderes (téngase en cuenta que, de acuerdo con la Constitución, el vicepresidente de la República no es integrante del gabinete, aunque es probable que Danilo Astori asista regularmente a sus sesiones). El sector con representantes de más alto nivel en su “interna” es el Movimiento de Participación Popular, y cabe preguntarse si la intención del presidente electo es, como la de Vázquez en 2005, prevenir conflictos.

Sea como fuere, parece claro que el escenario de los eventuales debates sobre el rumbo del gobierno no será el Consejo de Ministros. Mujica ha insistido en que se propone jerarquizar la labor del Poder Legislativo, y en el Senado estará gran parte de los jefes de sector frenteamplistas, pero da la impresión de que allí se procesarán las relaciones con los demás partidos -que también tendrán en la cámara alta a sus pesos pesados- más que las discusiones internas de la fuerza política gobernante.

La novedad es que, terminada la campaña electoral, se ha seguido reuniendo el “comando” creado para conducirla, integrado por Mujica, Astori y dirigentes sectoriales (no necesariamente los “cabezas de lista”). Fue allí donde el presidente electo anunció a quiénes había elegido para integrar el Consejo de Ministros. Es curioso que sea una novedad, pero hacía mucho tiempo que no sucedía: una decisión central para el ejercicio del gobierno se planteó en una reunión de líderes frenteamplistas, convocados por ser tales y no por sus cargos en el Poder Ejecutivo o en el Legislativo.

Este cambio fue hijo de la necesidad, porque Mujica no es hoy, como Vázquez, un dirigente al que todos los demás reconozcan como su jefe. Pero también es una interesante oportunidad para que el Frente Amplio recupere costumbres de intercambio y debate que habían caído en desuso.