Alrededor de 400 personas participaron ayer en la décima jornada de puertas abiertas del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), que, como todos los años, se realiza para difundir y mostrar lo que allí se hace.

En una muestra multidisciplinaria e interactiva de stands, charlas informativas, visitas guiadas y actividades para niños se presentó un abanico de propuestas concebidas para exhibir parte de las actividades científicas del Clemente.

Entre las diversas muestras de los laboratorios, hubo varias que tenían el atractivo adicional de exhibir animales. Una de ellas formaba parte de un estudio sobre el comportamiento de los peces eléctricos, que se encuentran en aguas uruguayas y se comunican por señales eléctricas que pueden ser captadas por sensores que permiten determinar si se están comunicando, si están en el momento del cortejo o si hay enfrentamientos entre ellos, explicó la asistente académica del instituto, Macarena González. Otro de los stands permitía conocer a las diversas arañas que existen en el país y cuáles son sus peligros.

También hubo visitas guiadas. Una de ellas, de biología del neurodesarrollo, se denominó “Usando una mosca chiquita para hacer ciencia grande”. Este estudio de las drosofilas (las mosquitas de la fruta) constituye un buen modelo de estudio que permite obtener datos que se pueden extrapolar a otros animales. En el ámbito de la biología molecular hubo dos recorridos: “Genes de la reproducción masculina” y “¿En qué nos parecemos a las plantas?”. En este caso se hizo una comparación de la reproducción humana y de las plantas. El paseo por la microbiología se llamó “Lo que nuestros ojos no ven: microorganismos hasta en la sopa”.

En el laboratorio de neuroquímica se analizó la forma como los productos naturales protegen el cerebro humano. También hubo una serie de actividades para niños; además de una muestra fotográfica infantil y un corto audiovisual, se realizó una serie de actividades entre las que se destacó “Viaje al centro de la célula”, que enseñaba cómo funciona una célula mediante una gran maqueta que representaba sus diferentes componentes y sus funciones.

También hubo una serie de charlas informativas, entre ellas una titulada “Darwin y el estudio del comportamiento animal”, a cargo de Fernando Costa.