Expediente abierto

Los vecinos resaltaron que los trabajadores están en contacto directo con la cal, sin las prevenciones necesarias, y aseguraron que una prueba de ello es que tienen el cuello quemado con cal. la diaria acudió a la policlínica de la mutualista privada, a donde llegó un operario, vestido con pantalón y camisa oscura, pero cubierto de polvo de pies a cabeza, y con las manos totalmente blancas. Al pasar se percibió que su cuello estaba rojo, todo indica que por las quemaduras mencionadas. La camisa en su espalda decía Cycusa. Desde la empresa se afirmó que sus empleados tienen los controles médicos de rigor y que son inspeccionados por los organismos pertinentes. Fuentes del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social confirmaron que Cycusa tiene dos expedientes activos de 2008 y 2009, y el hecho de que no estén cerrados indica que ha habido incumplimientos, aunque aún se encuentran en proceso de análisis jurídico. Las fuentes recordaron que en forma totalmente anónima y gratuita se puede realizar denuncias de estas características a través del 0800-1877.

Barrio Estación, 8.30 del jueves 4 de noviembre. Era un día calmo, con un espléndido cielo celeste y la calle aún mojada de la lluvia de la noche anterior. En el punto fijado para el encuentro esperaba un grupo de vecinas y vecinos para dar testimonio de lo que significa vivir a menos de 200 ó 300 metros de la calera. El barrio es bastante extenso, tiene entre 7.000 y 10.000 habitantes. En un extremo se encuentra la estación de trenes y en el otro, la calera, fundada en 1936 como Caleras Diano, apellido de la familia que continúa siendo propietaria. En la década de 1950 pasó a llamarse Cycusa, pero todo Minas la denomina Caleras Diano. Cuando se instaló la fábrica el barrio no existía; los vecinos contaron a la diaria que Brígido Diano era el dueño de los terrenos y los vendió para que se formara el barrio. Esto contó con el aval municipal, se trata de un barrio legal que forma parte de la planta urbana.

En diálogo con la diaria varios actores políticos locales se excusaron de la situación diciendo que el problema se generó cuando la población se afincó en torno a la calera. Un vecino puntualizó: “Estos terrenos eran propiedad de la calera, o sea que ésta se benefició con el fraccionamiento. Ellos los vendieron para que la gente se instalara, e hicieron plata a partir de la venta, pero todo se agravó cuando instalaron la molienda”.

Dos de cal

Hasta 2006 la fábrica sólo quemaba piedra caliza, en grandes hornos que trabajan con fuego continuo. El desprendimiento de humo y olores de ese proceso es, por momentos, insoportable: “Hace una combustión incompleta y salen unos vapores que no sé qué son, pero los sentís en la garganta, te cuesta respirar”, graficó un vecino y lo constató la diaria. Horas después de recorrer el lugar continuaba la opresión en el pecho. Los vecinos sostienen que el mayor problema se arrastra desde mediados de 2006, cuando trasladaron la molienda de cal, que se realizaba fuera de la ciudad.

En noviembre de ese año los vecinos denunciaron ese cambio ante la Dirección de Higiene de la Intendencia de Lavalleja y plantearon el tema ante la Junta Departamental y la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA).

La Dinama inspeccionó la fábrica en marzo de 2007. Las conclusiones entregadas en noviembre de 2008 ratificaron la existencia de “puntos de generación de emisiones de polvo y gases hacia la atmósfera” y advirtieron que “en los hornos de calcinación se generan emisiones de gases y material particulado que, dada la precaria tecnología de producción, tienen escasas posibilidades de ser mitigadas, excepto en lo que refiere a mejorar sus condiciones de operación”.

Respecto a las emisiones de polvo, la Dinama propuso un plan de mitigación de emisiones cuyos efectos fueron “efectivos”, en base a las inspecciones realizadas por la intendencia en marzo de 2008. “Algo mitigaron. Tenemos que reconocer que bajó la emisión, pero igual sigue siendo una cantidad demasiado alta para estar rodeada por viviendas, porque el asunto es rezar para que el viento sople hacia el otro lado. La máquina de la molienda se prende a las cinco y poco de la mañana Aunque la molienda no esté prendida, polvo hay igual porque andan los camiones que traen o llevan leña para los hornos. Estás siempre dentro de la mugre, no tenés cómo disparar”.

Un día antes de acudir al lugar, la diaria se comunicó con la empresa para anunciar la recorrida y solicitar información. Lo primero que dijeron los vecinos al llegar fue “¡justo hoy la molienda está apagada!”; sin embargo, la semana anterior habían gravado videos que muestran la forma impresionante en que vuela el polvo un día de viento. Además de no estar operativa la molienda, la lluvia de la noche anterior había aplacado la gran capa de polvo de 30 a 40 centímetros sobre un piso exterior de la planta, que, según los vecinos, “vuela siempre” porque nunca lo barren.

“El otro día con el temporal estuvimos encerrados herméticamente tres días, no podías salir. No podés ni lavar la ropa, tenés que tenderla en un galpón y si no simplemente amontonarla y dejarla en un latón para cuando se pueda lavar y tender. Los vidrios... ¿quién puede mantenerlos limpios acá?”, preguntó Daniela, una de las vecinas, a las demás. “Es imposible”, respondió. Relataron que no pueden sentarse afuera en verano, ni siquiera abrir las ventanas.

Daniela tiene en su casa trapitos por todos lados: al pie de las puertas de ingreso, en los burletes de las ventanas y tapando cada electrodoméstico; el polvo se cuela hasta dentro de los placares. En el informe de 2008 la Dinama intentó medir el polvo en el barrio: “Los resultados dieron muy por debajo del nivel máximo aceptado para las partículas totales sedimentables (PTS de 240 ug/m), pero el número de datos obtenidos fue muy escaso (4) y la distancia del equipo medidor a la empresa es importante, por lo cual se entiende que estos resultados no reflejarían la calidad del aire en las viviendas linderas al predio de la empresa”, consta en el documento.

Descargos

A pesar de haber realizado varios intentos, la diaria no pudo obtener en la Dinama datos actualizados sobre el caso. La voz de la empresa la dio Alfredo Zaffaroni, su administrador. Aseguró que Cycusa “cumple con todo lo que pide el Estado” y que tiene informes que lo avalan, tanto de la Dinama como de la intendencia y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, aunque hasta el cierre de esta edición no habían sido facilitados. Respecto a la solicitud de visitar la planta, la abogada de Cycusa, Adriana Falco, señaló que “por ahora recorrerla no es posible, por cuestiones internas”.

Adriana Peña, intendenta de Lavalleja, explicó a la diaria que se está instrumentando una Dirección de Medio Ambiente, inexistente hasta el momento. Indicó que de los últimos contactos mantenidos con la empresa surgió que “habían comprado filtros para los hornos” y que estudiaban la posibilidad “de que parte de los hornos se pudiera instalar en el área rural”. Peña habilitó que la Dirección de Higiene, Medio Ambiente y Estilo de Vida muestre copias de los controles realizados por la comuna a la fábrica desde 2006 a la fecha, así como de la autorización al traslado de la molienda y un estudio de impacto ambiental en caso de que haya existido. Pero la directora de esa repartición, Beatriz Píriz, dijo a la diaria que no estaba autorizada para hacerlo.

“La intendencia hace controles, pero la que tiene que tomar cartas en el asunto es la Dirección [Nacional] de Medio Ambiente, porque es la dependencia más acertada para determinar si existe contaminación”, expresó a la diaria Óscar Villalba, edil departamental por el Partido Nacional, que fue presidente de dicho órgano en la legislatura 2005-2010. “El dueño seguramente tenga algo previsto para eliminar la contaminación; en conversaciones informales me dijo que tenía previsto algo”, afirmó, a la vez que insistió en que los vecinos tienen que hacer el planteo formal de sus reclamos ante la Junta Departamental.

Pero el escaso alcance de las intervenciones del organismo durante el período pasado está demasiado presente como para que los vecinos acudan nuevamente a ella. Recuerdan respuestas como que “la intendencia no puede hacer nada” o que “no hay normativa al respecto”. Por su parte, Gustavo Risso, edil por el Partido Colorado, respondió que “hubo políticas equivocadas en la planificación de la ciudad, y los mismos vecinos son responsables de instalarse a la orilla de una planta industrial que trabaja desde hace muchísimos años; quizá es cierto que a la empresa le falte poner algún filtro”. Otro argumento manifestado por ediles es que la fábrica da trabajo. Sin embargo, los vecinos no plantearon en ningún momento que su intención fuera que se clausurara la fábrica, sino que se retrire la molienda y que efectivamente se mitiguen las emisiones de polvos y gases. Pablo Mazoni, edil del Frente Amplio de 2000 a 2010, dijo a la diaria que el tema se trató en 2006-2007, pero que “después no hubo interés desde la comisión de la junta y yo personalmente no seguí insistiendo, hice un par de insistencias y no me dieron corte”. Mazoni señaló que la intendencia “no tiene elementos suficientes para hacer una inspección seria, no existen los aparatos para hacerla”.