En la edición del 4 de noviembre, la diaria publicó una columna de opinión de Andrés Dean (ver nota adjunta) en la que se expresan generalizaciones que a nuestro juicio conducen al error y que son las mismas que hemos intentado aclarar, desde tiempo atrás, ante las autoridades de gobierno.

En la columna no se hace referencia a la parte medular del reclamo que hacemos los trabajadores: la aplicación a rajatabla del proyecto de ley, considerando exclusivamente los aspectos de cobertura en salud del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) -es decir, sin tomar en cuenta los derechos de seguridad social que los trabajadores tenemos incluidos en nuestras cajas de auxilio-, generará una injusticia absoluta y creará trabajadores clase A y clase B.

Desde 2004 estamos intentando como trabajadores afiliados a nuestro PIT-CNT consolidar un ámbito de discusión y negociación con el gobierno que permita dar una solución acordada al ingreso de nuestras cajas al SNIS.

Pertenecemos principalmente a sindicatos de la industria: química, papel, lácteos, gas, medicamento, cuero, entre otros, que desde hace más de 50 años en algunos casos y a través de nuestras cajas, no sólo dimos respuesta a la atención integral en salud del trabajador, cónyuge e hijos menores, sino además prestaciones que en muchos casos no brinda el SNIS ni el BPS y que pasará mucho tiempo antes de que sean incorporadas al sistema (asistencia odontológica, gastos en tiques, órdenes, medicamentos, asistencia para hijos discapacitados, asistencia psicológica, prótesis y lentes en forma más amplia, etcétera).

Sin que esto sea poco para nosotros, ya que el SNIS no realiza la cobertura o reintegro de copagos (tiques, órdenes, copagos de cirugías y atenciones diversas), y significa un importante costo para lo trabajadores a la hora de atender su enfermedad, mucho más relevante y grave es la pérdida del salario de los trabajadores en los períodos de enfermedad y sus aportes a la seguridad social, que en su gran mayoría las cajas cubren al cien por ciento el salario.

El traspaso de los aportes que hoy reciben las cajas, exclusivamente para el Fonasa y el SNIS, sometería a miles de trabajadores a una rebaja salarial que podría llegar en muchos casos al 60% durante los períodos de enfermedad y a la pérdida de aportes a la seguridad social, aun con la propuesta de elevar el subsidio por enfermedad que paga el BPS.

Ningún otro trabajador del país, del sector público o privado, hará un aporte de semejante proporción mediante una pérdida salarial real, ni al Fonasa ni a ningún otro proyecto. Se nos pide a los trabajadores de la industria privada que renunciemos al cobro de nuestro salario, cuestión que nadie va a hacer, excepto nosotros. Repetimos: nadie.

Es más, los trabajadores de la industria privada veremos rebajado nuestro subsidio por enfermedad en más de 50% pero igual deberemos sostener con nuestros aportes e impuestos, aun con esta increíble rebaja salarial, el subsidio de una importantísima parte de la población trabajadora (recordemos que los trabajadores del Estado, incluyendo a los legisladores, no perdieron en nada este derecho por su integración al Fonasa, manteniendo el cobro del cien por ciento de su licencia médica) y en muchos casos con correcciones salariales que evitaron la rebaja salarial.

El mantenimiento de nuestras cajas implica además preservar más de 150 puestos de trabajo directos y muchos más indirectos, que de otra forma se perderán con el consiguiente costo social. Son ciento cincuenta familias que dependen de esta solución.

Los trabajadores no planteamos estar fuera del SNIS, pero es imperioso que se nos brinde en esta negociación las herramientas legales y el tiempo necesario para preservar derechos de seguridad social que nos llevó muchos años de lucha sindical conquistar y que ningún otro trabajador de este país, por aportar al Fonasa, perdió ni perderá.

Por lo tanto, que el Parlamento y el gobierno escuchen a los trabajadores organizados y tomen en cuenta las particularidades que se afectan, y negocien en consecuencia con el PIT-CNT condiciones que no agraven una situación ya de por sí compleja, es la respuesta adecuada entre una fuerza progresista y una convención de trabajadores comprometida con su pueblo y su destino.

Edgardo Oyenart, coordinador del PIT-CNT Roberto Galli, del sindicato de Conaprole.