En términos absolutos, para mayo hay dos candidatas más que en las elecciones de 2005 si tenemos en cuenta a los cuatros partidos con representación parlamentaria y a Asamblea Popular (AP). El FA no presentó ninguna en las pasadas municipales, pero para mayo tendrá cinco (en Artigas, Montevideo, Paysandú, Rivera y Soriano). El Partido Nacional (PN) había presentado en Flores a Teresa Hernández, la única mujer que tenía chance en 2005. Ahora postula a dos: la diputada Adriana Peña en Lavalleja, con posibilidad de ganar, y la diputada electa Ana Lía Piñeyrúa en Montevideo. El Partido Colorado (PC) había puesto en carrera a cuatro en 2005: Teresa di Pólito en Colonia, Walquiria Olano en Cerro Largo, Mayra Ramírez en Durazno y Ercilia Bomio en Flores. Pero para esta instancia sólo irá a las urnas la ex diputada Yeanneth Puñales en Rocha. El Partido Independiente (PI) había presentado tres: María Correa en San José, Beatriz Echavarría en Lavalleja y Marisel Calfani en Salto, quien vuelve al ruedo para mayo. Manteniendo el número de aspirantes mujeres, los independientes colocaron en escena a Mariella Demarco en Montevideo y a Pamela de Lucía en Canelones. Son tres en un total de 14 departamentos en que habrá candidaturas del PI.

En 2005 también participó en las municipales el Partido de los Trabajadores, que postuló a María Luisa Suárez en Canelones y a Ana María Forti en Salto, pero que no intervendrá este año. En cambio, entró en escena AP, con candidaturas en por lo menos 15 departamentos. Dos de ellas corresponden a mujeres: Aída Cocchiararo en Paysandú y Delia Villalba en Soriano.

En perspectiva

Verónica Pérez, investigadora del Instituto de Ciencia Política, daba cuenta en 2005 de que los partidos sin chance habían presentado mayor proporción de candidaturas femeninas.* En esta ocasión, según señaló a la diaria, se mantiene que la mayoría de las postuladas carece de posibilidades de acceder al cargo porque su partido no está en condiciones de ganar la elección, como ocurre con la colorada Yeanneth Puñales en Rocha o la blanca Ana Lía Piñeyrúa en Montevideo, además de las que representan al PI o a la AP. En otros casos, la chance es débil por la presencia de competidores de peso en el mismo partido: así sucede con las candidatas frenteamplistas en el interior, donde todos los intendentes van por la reelección y “son favoritos”, indicó Pérez.

No obstante, añadió que “a nivel simbólico la presencia de estas candidatas es importante porque ayuda a ‘normalizar’ la postulación femenina a cargos que en Uruguay siempre fueron ocupados por titulares hombres”. Lo distintivo del caso uruguayo, para Pérez, es “la casi ausencia de discusión de los criterios por los cuales se llega a ocupar una candidatura”, lo cual hace más difícil introducir el de género. “No hay un debate sobre cuáles son o deberían ser estos criterios. Es decir que cuando se ‘reparten’ las candidaturas, el único que parece primar en el sistema político uruguayo es el de la fuerza, la puja o el conflicto entre los sectores partidarios, y esto deja afuera a cualquier otro criterio que pueda llegar a ser relevante y no excluyente con aquél, como los relacionados con el sexo, la edad, la idoneidad técnica o la popularidad”, opinó.

El caso de Ana Olivera es “paradigmático” según la investigadora. “Por más que ahora se destaque que es mujer, y que eso es una diferencia, dada la nula presencia de mujeres en estos ámbitos, en realidad la candidatura no surgió porque entre los criterios haya estado que sería bueno que Montevideo tuviera una intendenta. Surgió como una solución de ‘cúpula’ para una disputa interna imposible de zanjar dada la actual estructura del FA. Que sea mujer es meramente accidental”, sostuvo. Pérez rechazó un argumento que a su entender prolifera entre dirigentes partidarios de ambos sexos, según el cual “hay que elegir a las mejores personas con independencia de su sexo”. “Para el caso uruguayo esto va en contra de lo que muestran los datos. Como hay pocas mujeres en política, implícitamente se está diciendo que es porque no son lo suficientemente capaces, pero ese argumento no tiene en cuenta que si de capacidad se trata, en Uruguay, desde hace tiempo, la mayoría de quienes egresan de la Universidad son mujeres. Las mujeres no acceden a las candidaturas simplemente porque en la sociedad operan sesgos que no les permiten acceder, y esto nada tiene que ver con su capacidad”, sentenció. 

  • Pérez, Verónica. “Algunos cambios, pero no tantos: la presencia femenina en cargos ejecutivos en Uruguay luego del proceso electoral 2004-2005” en Las claves del cambio. Ciclo electoral y nuevo gobierno 2004/2005. Daniel Buquet (coord.). Banda Oriental, 2005.

Ellas son

Todas las candidatas a la intendencia tienen en su trayectoria un marcado nivel de militancia. Algunas de ellas ya ocuparon cargos legislativos o ejecutivos, pero la mayoría sólo ha ocupado cargos políticos o técnicos de importancia dentro de sus partidos, pero que no le dieron visibilidad.

Frente Amplio

• Adriana Garicoits (52), MPP, Rivera. Comenzó a militar muy joven. Durante el último período se desempeñó como edila, integrando la comisión de seguimiento de la gestión del intendente colorado Tabaré Viera. En octubre fue electa diputada suplente. • Jacqueline Gurruchaga (52), MPP, Soriano. Hija de trabajadores, madre de dos jóvenes y esposa de un obrero. Vive en una cooperativa de vivienda. Comenzó con militancia estudiantil con perfil social y de derechos humanos. Fue detenida a los 16 y cayó presa a los 18 años. Fue dirigente del PIT-CNT y se incorporó al FA con la formación del MPP en 1989. Fue dos veces edila y delegada del plenario departamental. • Ana Olivera (55), PCU, Montevideo. Tuvo militancia en gremios estudiantiles. Desde esa actividad se sumó al MLN y a los 18 años fue detenida. Luego, exiliada, se afilió al Partido Comunista. Había sido designada por José Mujica como titular del Ministerio de Desarrollo Social, donde se desempeña como subsecretaria. • Salomé Wolman (52), MPP, Paysandú. Médica homeópata, es directora del Hospital Escuela del Litoral de Paysandú y vive en una cooperativa de vivienda. Cuenta que se crió en una “casa política” y que sus padres participaron en la formación del FA. Comenzó a militar a los 12 años en el gremio de estudiantes del Liceo N°1 del departamento y luego en filas frenteamplistas. • Patricia Ayala (43), MPP, Artigas. Comenzó a militar con el retorno de la democracia, primero en el FA y luego en el gremio de la mutualista Gremeda, donde trabaja actualmente. Abandonó la actividad sindical cuando fue electa edila, en 2005. En las nacionales pasadas resultó electa diputada.

Partido Nacional

• Adriana Peña (45), Alianza Nacional, Lavalleja. Odontóloga. Desde 1990 es convencional nacional del PN. En 2000 fue designada secretaria general de la Intendencia de Lavalleja, y ejerció como intendenta interina en varias ocasiones. Actualmente es diputada reelecta y una de las principales dirigentes blancas en su departamento. • Ana Lía Piñeyrúa (55), Unidad Nacional, Montevideo. Comenzó a militar muy joven. En 1989 fue electa diputada del Movimiento Nacional de Rocha. Se volvió a postular en 1994, con lista propia y sin éxito. Fue ministra de Trabajo desde 1995 a 1999, durante la segunda presidencia de Julio María Sanguinetti. Tuvo cargos directivos en la OIT y volvió a la política hace un año. Es diputada electa.

Partido Colorado

• Yeanneth Puñales (47), Vamos Uruguay, Rocha. Es escribana pública y estudia abogacía. Madre de dos hijos y jefa de hogar. Milita desde joven y fue diputada del Foro Batllista durante dos períodos consecutivos desde 1995. En las pasadas elecciones, afirma, le faltaron unos 300 votos para recuperar la banca.

Partido Independiente

• Marisel Calfani (45), Salto. Comenzó a militar en el Nuevo Espacio (NE) y luego fue fundadora del PI. También se postuló en las municipales pasadas, como la primera candidata a la intendencia del departamento. • Mariella Demarco (54), Montevideo. Nació en Durazno, pero vivió en Rivera hasta 2004. Comenzó su militancia política en el PC y pasó por el PGP, integrando la Mesa Departamental del FA, hasta que en 1989 se formó el NE. Cuando Hugo Batalla se alió con Sanguinetti, se quedó con Rafael Michelini en el NE de 1994. Fue suplente de los diputados Gabriel Barandiarán y Pablo Mieres, y luego fundadora del PI. • Pamela de Lucía (46), Canelones. Ingeniera química y funcionaria de ANCAP. Madre de dos hijos, milita en el PI desde su fundación, principalmente como asesora en el área de Energía.

Asamblea Popular

• Aída Cocchiararo (48), Paysandú. Ha militado sobre todo en el gremio docente de Secundaria y en FUCVAM. Con esta candidatura se incorpora a la política partidaria. • Delia Villalba (75), Soriano. Milita desde la fundación del FA. Estuvo en el PGP y luego se integró al MPP, por el que fue edila de 2000 a 2005. Abandonó el FA con la fundación de AP y fue candidata a vicepresidenta en los comicios nacionales.