El 1° de enero de 2011 dejará la Presidencia de Brasil para volver a São Bernardo do Campo. En sus ocho años de mandato, 20 millones de brasileños dejaron de ser pobres, el país dejó de deber y pasó a prestar dinero a los organismos internacionales, y está camino a ser la quinta economía del mundo. Él no terminó quinto año de primaria y su sueño de niño era ser conductor de un camión de Shell que los cruzó en la ruta cuando iban junto a su familia de Pernambuco a San Pablo.

Pero fue mecánico tornero, dirigente sindical, fundador del Partido de los Trabajadores, y abandonará la Presidencia con el 80% de aprobación a su gestión. Dejará un Brasil distinto. Mujica afirmó durante la campaña electoral que es un “ejemplo a seguir” por su capacidad de ampliar su base social de apoyo. la diaria consultó por correo electrónico al presidente brasileño sobre la asunción del nuevo gobierno en Uruguay y las perspectivas para las relaciones bilaterales.

-¿Qué representa para usted la asunción de Mujica como presidente?

-La asunción del amigo José Mujica es motivo de alegría e inspiración para toda América Latina. Su elección representa la profundización de una experiencia sin par en la historia de Uruguay. Y agrega un extraordinario capítulo en la trayectoria de nuestro continente rumbo a un desarrollo verdaderamente democrático que no deje a nadie para atrás. Como otros líderes, el compañero Mujica trae al gobierno la rica experiencia de un hombre que dedicó su vida a la emancipación de los trabajadores y de amplios sectores de la sociedad. Con la elección de Tabaré Vázquez, el Frente Amplio llegó al poder hace cinco años, cuando inició un proceso de importantes transformaciones. Le cabrá a Mujica continuarlo y profundizarlo. Así como mi partido en Brasil, el Frente Amplio tuvo paciencia. Paciencia que fue recompensada. Mostramos que es posible gobernar para todos, profundizando la democracia política y construyendo la democracia económica y social. Además de la coherencia de sus posiciones políticas, Pepe Mujica lleva a la Presidencia el entusiasmo, la madurez y la simplicidad de los hábitos que marcaron toda su trayectoria.

-¿Cuáles serán los principales desafíos de la relación bilateral en los próximos años?

-Nuestros países vienen consolidando en estos últimos años una sociedad basada en la solidaridad y en realizaciones concretas. Intercambiamos energía con carácter de emergencia, implementamos acuerdos que fomentarán la industria, las exportaciones y la creación de empleos. Con muchas inversiones y tecnología, queremos profundizar la integración de las cadenas productivas que se vuelvan para el pujante mercado que se consolida en el Mercosur. Estamos determinados a hacer de la Unasur [Unión de Naciones Suramericanas] un instrumento de la voluntad colectiva de nuestro continente para realizar su vasto potencial. Respondimos a la severa crisis financiera que estremeció tantas economías en el mundo, aumentando las exportaciones uruguayas para Brasil. Somos el primer socio comercial del Uruguay. En Montevideo, reabrimos la oficina del Banco do Brasil e instalamos la primera representación del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social en el exterior. Hicimos de nuestra frontera común un modelo de convivencia y cooperación. Ésta es una apuesta irreversible. Pero podemos hacer más. El presidente Mujica puede estar seguro de que verá todo mi empeño para que consolidemos lo mucho que Uruguay y Brasil alcanzaron durante el gobierno del presidente Tabaré Vázquez. Confío en que llegaremos a las próximas generaciones con realizaciones a la altura de nuestra amistad.