El proyecto contó con un financiamiento de 17.000 dólares que permitió montar, en el centro del pueblo, una reserva-acuario con más de 500 ejemplares de 50 especies distintas de peces, moluscos, crustáceos y plantas acuáticas del embalse de la Represa Hidroeléctrica de Rincón de Baygorria, ubicada sobre el río Negro.

Con esta colección se buscó sensibilizar a la población y a los pescadores artesanales sobre la importancia de las especies de agua dulce de esa zona, que se encuentran en peligro por diversas razones, entre ellas la presencia de especies exóticas y determinadas prácticas pesqueras.

Paralelamente impulsaron la reproducción artificial del bagre negro, en cantidades que permitan mantener e incrementar la existencia de la reserva y realizar devoluciones periódicas de esta especie al río. La iniciativa tuvo éxito y en una sola intervención se obtuvieron 20.000 larvas, de las cuales la mitad fue soltada el mes pasado en el embalse de la represa de Baygorria y la otra mitad fue donada como colaboración a un proyecto de piscicultura de una escuela rural del departamento de Artigas, cuyo destino final es su consumo en el comedor de dicha institución. La Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) es la encargada de suministrar los alevines (crías de peces en proceso entre larval y adulto destinadas a reproducción) al centro educativo, pero este año un problema sanitario en la producción le impidió proveer de dichos animales al proyecto escolar.

Río adentro

Esteban Calone, veterinario especializado en piscicultura y presidente de la ONG Río Negro, dijo a la diaria que el objetivo principal del proyecto es “reproducir todas las especies comerciales que tienen interés productivo con el fin de preservarlas”.  

“Lo que estamos intentando hacer es difundir y valorizar nuestras especies autóctonas que son poco valoradas. Cuando uno va a comprar animales para una pecera elige especies exóticas”, señaló.

La reserva-acuario, un lugar para ser visitado, cuenta con 40 peceras de 400 litros y una colección muy amplia de distintas especies. “La mayoría de la gente se asombra de la cantidad de especies diversas que hay y que no conocía, incluso gente vinculada al río, como los pescadores”. Según Calone, uno puede preservar aquello que conoce pero “es difícil que tome conciencia de que hay que cuidar algo sobre lo que no tiene conocimiento. Hay que dar a conocer para que la gente valore el río”.

Además de contar con una zona de exposición, donde se realizan visitas guiadas para familiarizarse con cada animal, el lugar tiene un laboratorio donde el grupo, guiado por Calone, realiza experiencias de reproducción asistida de algunas especies. Hasta ahora la más exitosa fue la reproducción (con técnicas parecidas a la in vitro) de 20 mil ejemplares de bagre negro, una especie muy utilizada para consumo. “En principio lo que hicimos fue inyectar hormonas a los bagres, macho y hembra, y los pusimos en un tanque a la tarde con la esperanza de que se hiciera el manejo común y que al otro día desovaran, pero cuando llegamos al día siguiente eso no había ocurrido. Por lo tanto lo que tuvimos que hacer fue sacarle los óvulos a la hembra con masajes en la panza y luego le sacamos el semen al macho. Eso lo homogenizamos y al minuto de contacto lo pusimos en una incubadora (una botella de refresco colgada de un alambre) y a las 24 horas teníamos las larvas. Los pasamos a una pecera de 50 litros y sacamos unos 20 mil de una sola intervención”, explicó el veterinario.

La idea es reproducir más ejemplares de esta especie que, a su entender, se encuentra amenazada, y hacer todos los años “devoluciones” al río. “Hay varias amenazas en el río, se captura y pesca mucho, y además existen especies exóticas -como los centuriones y carpas- que compiten con nuestras especies y se alimentan de muchas larvas y huevos de peces. Estas especies no autóctonas fueron introducidas por el hombre y son una amenaza para las nuestras”, dijo.

El período reproductivo más intenso para el bagre es en primavera y verano. “Ahora estamos en el final del período y no tenemos ningún ejemplar maduro, pero vamos a continuar con la reproducción. La gente está muy interesada. Muchas personas nos realizaron pedidos concretos, para producir desde el punto de vista comercial”, contó Calone.

Además de reproducir especies de consumo para alimento, como el bagre negro, la ONG reproduce otras de interés ornamental. Entre ellas se encuentran algunas especies conocidas, como viejita del agua, limpia-fondo, pega-pega, bagre mandubí, castañeta y camarones, que se comercializan mediante la captura. “Es una actividad reparadora y de reproducirla, como lo hacemos nosotros, habría gente que tendría la posibilidad de generar un comercio sin extraerlas del lugar y sin poner en riesgo la especie”, argumentó.

Nuevos proyectos

Luego de evaluar los buenos resultados de esta iniciativa, desde el PPD se aprobó un nuevo proyecto de la ONG, en el que participa el área de Acuicultura de la Facultad de Veterinaria, que consiste en crear una “estación de producción de semillas de peces autóctonos migradores”, como la boga y el dorado, que desaparecieron en el río Negro por causa de la construcción de las represas hidroeléctricas que allí se encuentran. La idea es contar con ejemplares disponibles para ser cultivados por pescadores artesanales y pequeños productores rurales. El monto del financiamiento es de aproximadamente 34 mil dólares.

“La boga y el dorado son dos especies que intentamos reproducir. Ellas viven en el río Uruguay y al momento de la reproducción migraban aguas arriba del río Negro. Pero como las represas no tienen sistema de pasaje de peces, ya no migran para estas zonas, llegando sólo hasta la represa de Palmar”, señaló.

Tal como explicó Calone, la Dinara autorizó este proyecto pero no les permitió liberar estos ejemplares al río Negro hasta no contar con un estudio previo. “La Dinara considera que el lago es un ecosistema estable y que no se puede introducir una especie sin saber el impacto que puede tener. Mientras tanto, podemos ir avanzando en conocimiento y desarrollo de la técnica, sembrando estas especies en ambientes como tajamares”, dijo.

Otra de las nuevas iniciativas del grupo es ampliar la reserva-acuario y transformarla en un parque temático que estaría ubicado próximo a la represa Rincón del Bonete, a 12 kilómetros de Paso de los Toros. “El Parque Reserva-Acuario del Uruguay ocuparía dos galpones donde se podrá encontrar las más diversas especies de agua dulce”, adelantó el veterinario.

Junto a la ONG participan en el proyecto otras instituciones, como el Movimiento Scout del Uruguay  y un grupo de pescadores artesanales. Calone destacó la importancia de esta participación. “Es válido que personas que no son técnicos se involucren en esta temática y que no quede en sitios universitarios e instituciones públicas”, concluyó.