Milenaria

La marihuana, cannabis o cáñamo se consume desde la antigüedad remota. En Historia elemental de las drogas, de Antonio Escohotado, se explica que el cultivo de cáñamo se remite a China, en donde fueron encontrados restos de la fibra fechables en el año 4.000 a.C. Se consigna también allí su presencia en Turkestán un milenio después, así como su empleo en India. Los usos eran medicinales, así como para comunicar “con los espíritus y aligerar el cuerpo”. También hay referencias a su uso en Mesopotamia (siglo IX a.C.), y datos paleobotánicos hablan de su cultivo en Europa occidental sobre el siglo VI a.C. Las prohibiciones de la sustancia surgieron recién en el siglo XX.

La actividad, que es impulsada por el movimiento Global Marihuana March, se celebra anualmente el segundo sábado de mayo. Este año participaron más de 300 ciudades, y en Montevideo se postergó una semana, debido a las elecciones del domingo 9 de mayo.

El Movimiento por la Liberación del Cannabis surgió en nuestro país en 2007 y desde entonces organiza la jornada, que se realizaba aquí desde 2005. Este año, una serie de inconvenientes -paro de ómnibus, el clásico futbolero y clima inhóspito para actividades al aire libre- determinó que no fuera tan masiva como años atrás, y la llovizna impidió que se realizaran los toques previstos. De todos modos, la jornada reunió a más de mil personas, por lo que los organizadores la evalúan como “muy positiva”.

Sí pero no

En nuestro país se plantea una contradicción: la legislación permite el consumo, pero está penado el cultivo, la comercialización y la tenencia que exceda los límites del consumo personal (dicha cantidad no está especificada en la ley, sino que la establece el juez, según su criterio). Es decir, el consumo está permitido en teoría, pero no hay caminos legales para obtener la sustancia, la única forma es recurrir al mercado negro.

El Movimiento por la Liberación del Cannabis plantea, sobre la base de datos obtenidos en encuestas de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), que en nuestro país hay al menos 150.000 consumidores de marihuana. Es de suponer, además, que este número tal vez sea mayor, porque no todos responden afirmativamente cuando se les cuestiona respecto del consumo de sustancias ilegales. Juan, integrante del movimiento, que prefirió no revelar su apellido, explicó a la diaria: “Somos 150.000 consumidores socialmente insertos, todos con trabajo, familia, estudios, y como no molestamos no se nos toma en cuenta. Es un tema que no se atiende, el Estado tendría que darnos una opción de no contribuir con el narcotráfico”. Dijo esto comparado a otros consumidores socialmente problemáticos, que reciben mayor atención de parte de las autoridades.

En el comunicado emitido para la actividad del sábado, el colectivo afirmó que “las campañas preventivas se aseguraron de que en la sociedad esté el concepto de que el uso de drogas siempre es problemático y se hace la vista gorda frente a decenas de miles de uruguayos que consumen cannabis y llevan una vida normal”.

Evocando el artículo 10º de la Constitución de la República, el movimiento reclama que se respete la privacidad al interior de los hogares, y además plantea “poder cultivar para uso personal, ya que el autocultivo no afecta a la seguridad pública”. Afirma que “sería fácil limitar el cultivo de cannabis a un número preestablecido de plantas tal, que permita al usuario abastecerse y que no sea significativo para un eventual lucro por su venta”.

Consultado por experiencias similares en otros países, Juan indicó que “en Holanda la normativa permite tener hasta siete plantas por hogar. De cada planta se obtienen alrededor de 60 gramos; un porro lleva más o menos medio gramo. En Europa calculan que un consumo no problemático es de 1,7 gramos por día por persona, o sea, más de 400 gramos por año. En una cosecha anual equivale a un número que va de siete a diez plantas”. También señaló que “en España cultivar una cantidad razonable de plantas no es delito de corte penal, es delito contra la salud pública y tenés que pagar multa. En Argentina hay dos fallos de autocultivadores que eran pacientes oncológicos y los sobreseyeron”. Argumentó que en distritos de Estados Unidos hay dispensadores de cannabis, y que de algún lado sacan la sustancia. Asimismo en Bélgica “hay fallos judiciales que han beneficiado a clubes de consumidores después de un año de juicio, y que les han devuelto las sustancias que les habían quitado”.

De calidad y sin precio

El movimiento argumenta que la legalización del autocultivo redundaría en la reducción de daños. Juan explicó que en Uruguay se consume la marihuana procedente de Paraguay, que es adulterada con amoníaco, entre otras sustancias, que a veces tiene hongos y que no hay estudios sobre la calidad y los efectos que produce. Señalan la ineficacia de la política prohibicionista actual: “Sabemos del fracaso mundial y local de las políticas prohibicionistas cuya represión insume costos millonarios para no obtener ningún resultado duradero”.

Autocultivadores con quienes dialogó la diaria en la actividad aseguraron que no comercializan lo que plantan, pero que sí lo intercambian con otros cultivadores, porque cosecha tras cosecha, el cuerpo asimila de forma tal la planta que es necesario cambiar de semillas para que vuelva a surtir el efecto deseado. “Las sustancias pierden el valor monetario que genera el tráfico y el acto delictivo de ir a comprar se conforma en un lúdico pasatiempo de cultivar una planta”, sostuvo Juan.

Como ventaja, el comunicado plantea también que “desestimular el contacto entre los usuarios de cannabis y el narcotráfico es fundamental para que éstos no sean persuadidos de probar drogas más fuertes. Logrado esto, las bocas de venta sólo serán para quienes ya son usuarios de drogas duras y se detiene la creación de nuevos consumidores, hecho fundamental para avanzar hacia una solución al uso problemático de drogas”.

Se mueve

Juan explicó que si bien el tema de la legalización de la marihuana no está en la agenda de los parlamentarios “como para que ellos tomen la iniciativa, se nos dijo que si conformábamos un documento lo iban a llevar”. Detalló también que legisladores de los partidos Colorado, Nacional y Frente Amplio se han mostrado afines a la legalización, y que el movimiento tiene el dossier pronto y que comenzarán a conversarlo con las personas que han demostrado interés, para pulirlo.

El comunicado del movimiento enfatizó: “Nuestra propuesta es dar el debate social sobre la legalización de la marihuana en Uruguay con los más amplios sectores sociales, con todas las organizaciones e instituciones y jerarquizar realmente el tema, participando en pie de igualdad los miles de interesados”.

la diaria procuró conversar con Milton Romani, secretario de la Junta Nacional de Drogas (JND), único habilitado a declarar sobre el tema, pero no fue posible debido al feriado. Sobre el último punto, sí se expresó el responsable de comunicación de la JND, Hernán Merlino, quien afirmó que la Junta está a favor de que se abra el debate.