Siempre me matan
La Comisión Europea (CE, Ejecutivo) anunció hace dos días que muchos países miembro de la Unión Europea deberán incrementar, progresivamente y hasta el límite de los 70 años, la edad mínima de jubilación para evitar recortes en los montos de estas prestaciones sociales, según informó el diario español El País. De acuerdo al Ejecutivo comunitario, presidido por el portugués José Durão Barroso, las proyecciones de una menor tasa de natalidad y un mayor envejecimiento de la población del continente hacen necesario que los estados vayan más lejos respecto del objetivo jubilatorio vigente, que prevé elevar la edad de retiro hasta los 67 años. Según estimaciones de la CE, de mantenerse el régimen actual, hacia 2060 podría haber más personas percibiendo pasividades que aportando como activos al sistema previsional. De no aumentar la edad mínima jubilatoria los gobiernos se verían en la encrucijada de reducir los montos de las prestaciones o bien restringir el número de ciudadanos que accedan a esas transferencias.
El oro históricamente fue utilizado como refugio de valores para los inversionistas, tanto privados como públicos, cuando las condiciones y perspectivas económicas y financieras distan de ser saludables o bien promisorias. Es que el metal amarillo es reconocido mundialmente como uno de los activos más “líquidos” del planeta, condición que se exacerba en circunstancias en que las principales divisas de referencia son devaluadas de hecho por efecto de los procesos económicos. Las grandes crisis de la historia económica reciente han conducido a los gobiernos a aumentar la base monetaria de sus economías mediante inyecciones de liquidez en los mercados para estimular una demanda deprimida; el exceso de divisas genera depreciación de su valor de mercado, lo que las convierte en poco atractivas como refugio de ahorristas e inversores. Es en ese tipo de circunstancia que la compra de oro suele ofrecer una salvaguarda para los agentes económicos.
Por estos días, la onza troy de oro cotiza en el entorno de los 1.194 dólares en la Bolsa de Valores de Nueva York, ubicándose prácticamente en el mismo nivel que a comienzos de año, tras experimentar una serie de retrocesos durante la última semana. Sin embargo, durante este año el oro logró conquistar un máximo histórico al alcanzar el precio de 1.266 dólares por onza troy, el 21 de junio. En lo que va del año, el metal llegó a acumular un alza cercana a 16% medida en dólares corrientes, incremento que se registró cuando la onza tocó su precio más alto, hace tan sólo dos semanas. Desde que explotó la crisis financiera y económica global, en la segunda mitad de 2008, el precio del oro ha experimentado un ascenso vertiginoso, que lo llevó desde los 780 dólares por onza, en los que cotizaba a mediados de setiembre de 2008, a su valor actual, cercano a los 1.200 dólares. Su mayor ascenso diario de la historia se registró el 17 de setiembre de 2008, con un aumento en su cotización de 70 dólares (9%). Paradójicamente, semejante salto en el valor de mercado de la onza se verificó en la misma semana en la que el banco de inversión Lehman Brothers anunciaba su quiebra, y un día después de que el gobierno de EEUU anunciara el rescate de la aseguradora AIG, la más grande del orbe.
Las compras masivas de oro no sólo son un recurso de operadores privados. Muchos bancos centrales nacionales han apostado a incrementar consistentemente sus adqusiciones de lingotes en el contexto de una crisis financiera global que parece desarrollarse por capítulos regionales, y ante las dudas que generan las frágiles estabilidades del dólar y del euro como garantes de valor. Es el caso de las autoridades monetarias de varios de los países llamados “emergentes”, actualmente los mayores compradores de oro del mundo. Según el portal de noticias económicas CNN expansión, de acuerdo a los registros públicos, en lo que va del año el Banco Central de Rusia es el mayor comprador de oro entre esa categoría de entidades. “En el primer trimestre de 2010, el Banco Central ruso aumentó sus reservas de oro por 26,6 toneladas, es decir, unos 1.200 millones de dólares, según datos publicados por el World Gold Council. Eso sin incluir las 117,63 toneladas que Rusia adquirió durante 2009”. India es otro de los emergentes que ha comprado enormes volúmenes del metal precioso, sacudiendo el mercado en noviembre de 2009, cuando adquirió 200 toneladas de oro (unos 8.800 millones de dólares) que le compró al Fondo Monetario Internacional. China suele comprar el metal de sus propias minas sin hacer públicas las transacciones. En abril de 2009, sin embargo, admitió haber “añadido a sus reservas en el transcurso de seis años 454 toneladas de metal, un incremento de 76%”, consigna CNN. No obstante, muchos analistas sospechan que China probablemente sea el mayor comprador de oro del mundo, condición de la que no hace alarde dado que simultáneamente es el principal tenedor de bonos del Departamento del Tesoro de EEUU. El gobierno chino estima que un excesivo corrimiento de los inversores hacia los lingotes dorados podría perjudicar el precio de los bonos americanos y, por consiguiente, la cartera de inversiones del dinámico Estado con sede en Pekín.
Tasas y utensilios
Por el lado de los activos financieros, los bonos emitidos por la Fed de EEUU han experimentado una fuerte apreciación en los últimos meses. El aumento en el precio de los bonos reduce el rendimiento (la tasa de interés) que éstos pagan a sus tenedores, escenario que permite al gobierno de Barack Obama la colocación en los mercados financieros de deuda a un costo más conveniente. Los bonos del Estado norteamericano también suelen ser tomados como valor de refugio en tiempos de nerviosismo, lo que explica que muchos inversionistas los elijan aun cuando el interés que pagan sea muy inferior al ofrecido por títulos emitidos por otros Estados soberanos. En cambio, cuando la confianza en torno a la marcha de la economía retorna a los mercados, los compradores de títulos de deuda buscan papeles más jugosos, aun a costa de aumentar el riesgo de esas inversiones.
Este juego de péndulo entre mayor rendimiento y menor riesgo no ha dejado de cobrar dinamismo desde el inicio de la crisis financiera global. Actualmente, los bonos federales de EEUU con diez años de vencimiento sirven un interés anual de 2,92%, más de 100 puntos básicos menos que en abril pasado, cuando llegaron a pagar un rendimiento de 4% anual. Según el portal del servicios de noticias económicas Bloomberg, cabe esperar que a fin de año los treasuries (como se llama a los bonos federales en EEUU) paguen mayores niveles de interés si la economía estadounidense consolida la recuperación de su crecimiento.
Similar al caso de los bonos norteamericanos es el de los títulos del Estado federal alemán, que han registrado un sostenido aumento de su valor de mercado conforme se agravaba la situación financiera de otros países de la eurozona. Los títulos emitidos por el gobierno teutón recibieron una nueva confirmación de su condición de referentes bursátiles en el viejo continente, lo que ha provocado un incremento de la demanda de los bunds tras el estallido de las “crisis de deuda” de muchos países del sur y el este de Europa. En momentos de máxima tensión de las situaciones en Grecia y España, los bonos alemanes experimentaron importantes apreciaciones y, por consiguiente, caídas en sus rendimientos. Por estos días, los bonos germanos pagan un interés anual de 2,59%, menos que el 3,35% que pagan los del Reino Unido, que el 4,64% que sirven los de España y que el más de 10% que debe abonar Grecia por sus obligaciones a diez años de plazo.