El dirigente tupamaro Julio Marenales no está “en contra” de las políticas que lleva adelante el Frente Amplio (FA) en su segundo período de gobierno, pero “resulta evidente” que está “insatisfecho” con su rumbo y preocupado por su falta de “perspectiva estratégica”. “No soy un progresista y lucho por un cambio social. Sigo siendo un revolucionario, aunque sea una palabra fuerte. A muchos luchadores sociales los fagocitó el sistema y ese riesgo sigue presente porque no somos superhombres”, reflexionó anoche en un colmado Los Girasoles, ante la mirada atenta de un grupo con “miles de años de calabozo”, según la suma efectuada por uno de los presentadores.
Llegaron hasta la barra de ese bar céntrico porque fue el lugar escogido para promocionar el libro Marenales, diálogos con el dirigente histórico tupamaro, escrito por Sergio Márquez, y que contó con la intervención del director de la Biblioteca Nacional, Carlos Liscano. El referente tupamaro tiene claro que el FA “no me va a plantear el socialismo”, aunque está dispuesto a promover “cuestiones irritantes” para amortiguar los impactos del “aggiornamiento”. “Izquierda es pensamiento y acción en función de un cambio en la sociedad, lo demás es todo progresismo. Ergo, los que luchan por un cambio social en Uruguay son pocos [...] Estamos haciendo un batllismo atenuado, el viejo Batlle hizo más que nosotros”, fueron algunas de sus reflexiones.
De todas maneras, en su oratoria dejó claro que la etapa progresista “es absolutamente necesaria”, porque al que “come basura no le podemos ir a hablar de política”. Marenales piensa que el “examen de purismo” no lo salva nadie y reconoce que en el MPP hay “bastante gente” que ingresó para hacer una “carrera política”, aunque ése no sea motivo para que “abandonen la lucha” quienes no militan con esos objetivos. El dirigente piensa que el sector frentista mayoritario, el cual todavía integra, ha crecido demasiado en las últimas presentaciones electorales (en algún momento lo definió como un “gigante estúpido”) y por eso dará la pelea para cambiar su rumbo político en el próximo congreso sectorial, convocado para noviembre.
A Marenales le causa gracia escuchar referencias a su figura en los medios de prensa (“me tratan como el jefe de los talibanes uruguayos”); puso como ejemplo las versiones que le atribuían al “marenalismo” la aprobación del primer paro general que enfrentará José Mujica, votado el miércoles 8 en la Mesa Representativa del PIT-CNT. “A la mayoría de los sindicalistas ni los conozco”, se rió.