De todo tipo
El manejo de la política monetaria y concretamente de los tipos de interés, está muy asociado al ciclo económico que atraviesa una economía. Mientras que por estos días algunos países emergentes como Brasil buscan enfriar su crecimiento mediante tasas de interés mayores que faciliten el control de los riesgos inflacionarios, las países desarrollados sostienen tasas de interés bajísimas -cercanas a cero en el caso de Estados Unidos- como forma de estimular el crecimiento en economías que aún no se han recuperado del golpe que significó la mayor recesión de la economía global desde el crack de 1929.
En los últimos meses han existido subas de precios superiores a los del año anterior que podrían justificar una política más contractiva -mayor tipo de interés-, pero la posibilidad de un incremento en la tasa de interés de referencia se vería debilitada debido a que el gobierno también debe cuidar sus objetivos en materia de tipo de cambio.
La tasa de política monetaria o tasa de referencia es uno de los principales instrumentos de política monetaria de los que dispone el gobierno. Su cometido es fijar el tipo de interés para las operaciones interbancarias a un día de plazo, mecanismo por el cual se pretende que la tasa de política monetaria sirva como referencia para el resto de tasas de interés que se fijan en el sistema financiero.
En la mayoría de los casos cuando la autoridad monetaria de un país decide rebajar la tasa de interés, lo que espera es que se genere un efecto de estímulo en la economía mediante una expansión del dinero circulante. En teoría esto sucedería por el menor rendimiento de las colocaciones dada la caída del tipo de interés, lo que produciría un menor incentivo para mantener el dinero en el sistema financiero. Por el contrario, cuando se producen movimientos al alza en la tasa de referencia, lo que se busca es generar una política más contractiva reduciendo el dinero circulante. En muchas ocasiones las decisiones de aumento de tasas se asocian a economías en crecimiento, que sufren de presiones inflacionarias producto de una demanda en expansión; en ese caso la política monetaria serviría para “enfriar” el crecimiento y contener el alza de los precios.
En una economía dolarizada como la uruguaya, las variaciones en la tasa de interés de referencia también pueden tener efecto sobre el tipo de cambio. Esto ocurre porque la influencia de la política monetaria sobre el precio de la divisa verde está asociada a la variación de la oferta de pesos en el mercado. Por un lado, es previsible que una política más contractiva -mayor tipo de interés- restrinja la cantidad de pesos disponibles, lo que daría como resultado una apreciación de la moneda local y una caída del dólar, en tanto que una política de corte expansivo -menor tasa de interés- aumentaría la oferta de pesos depreciando la moneda local y empujando hacia arriba el valor del dólar.
Siempre listos
El martes pasado la Reserva Federal de Estados Unidos -Fed- confirmó la tasa de interés en su nivel actual de entre 0 y 0,25%. Según el comunicado emitido por la autoridad monetaria, “el ritmo de la recuperación en crecimiento y empleo se ha desacelerado en los últimos meses”, al tiempo que encendió la alerta porque el ritmo de crecimiento económico podría llegar a ser “modesto a corto plazo”. Además de no variar la tasa de interés, la Fed anunció que “el Comité [de política monetaria] continuará monitoreando las perspectivas económicas y la evolución financiera” y que “está preparado para adoptar medidas adicionales, si fuera necesario, para sostener la recuperación económica”.
Sintonías
Esta serie de equilibrios entre política monetaria, precios y tipo de cambio hace que las decisiones acerca de qué hacer con la tasa de política monetaria deban contemplar los efectos sobre cada una de estas variables y las implicancias que esos efectos tienen para el conjunto de la economía. Particularmente en la reunión de hoy, el Copom tendrá sobre la mesa una evolución del tipo de cambio a la baja y por debajo del nivel de equilibrio que el gobierno había señalado de acuerdo a sus modelos entre 21 y 22 pesos. Por otro lado, deberá contemplar el aumento de los precios, que en agosto acumuló un alza de 5,46% en lo que va de 2010 y que se ubicó algo por encima del registro de 5,11% para igual lapso de 2009.
Al ser consultado por la diaria, el economista Javier de Haedo arriesgó que el Copom “no va a realizar ningún movimiento”. Para el ex director del BCU en el gobierno de Luis Alberto Lacalle, que declaró no compartir la política monetaria que lleva adelante el gobierno, “no tiene mucho sentido practicar una política de tasa de interés de referencia en un país como Uruguay” con una moneda débil y una economía dolarizada, por entender que “no tiene mayores efectos sobre el tipo de cambio”. Desde su perspectiva, subir la tasa de interés de referencia tendría el efecto contrario que en otros países, como por ejemplo Brasil, donde sí se generaría un efecto contractivo: “En Uruguay una subida de la tasa de interés genera un efecto en sentido inverso al ser el dólar la principal moneda de ahorro de los uruguayos”, fundamentó.
Para Gabriela Mordecki, coordinadora del área de coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, el Copom tampoco “va a cambiar la tasa en esta reunión”, aun teniendo en cuenta que “las expectativas de inflación están un poco por arriba del objetivo del gobierno”. Según Mordecki, la mantención de la tasa estaría basada en que el gobierno “priorizaría el equilibrio entre los objetivos de precios y de tipo de cambio”.
La especialista observó que teniendo en cuenta la tendencia del dólar de las últimas semanas y que el aumento de precios aún no es alarmante, un sesgo más contractivo de la política monetaria terminaría por presionar más a la baja el tipo de cambio. A pesar de estas consideraciones, Mordecki señaló que “los efectos de la política monetaria en Uruguay son más lentos que en otros países” dado el alto nivel de dolarización de nuestra economía.