Valores nada gratos

Los coliformes fecales son “microorganismos (bacterias) habitantes del tracto intestinal de seres humanos y otros animales de sangre caliente” y se utilizan “como indicadores de contaminación fecal e indican la posible presencia de patógenos en el agua”, reseña la web de la intendencia al detallar los estudios de cursos de agua. El decreto 253/79, creado a partir del Código de Aguas, establece que los valores permitidos de coliformes fecales en aguas destinadas a recreación por contacto directo con el cuerpo humano no deben exceder el límite de 1.000 coliformes fecales cada 100 mililitros de agua “en ninguna de al menos cinco muestras, debiendo la media geométrica de las mismas estar por debajo de 500 CF/100 ml”. Para las aguas “destinadas a la preservación de los peces en general y de otros integrantes de la flora y fauna hídrica, o también aguas destinadas al riego de cultivos” los valores de coliformes fecales no deben “exceder el límite de 2.000 CF/100 ml en ninguna de al menos cinco muestras, debiendo la media geométrica de las mismas estar por debajo de 1.000 CF/100 ml”. Cuando se inhabilitó la playa del Cerro algunos valores superaban los 3.000 coliformes fecales cada 100 mililitros.

La palabra “contaminación” asociada a la playa del Cerro -luego de que la intendencia recomendara “no hacer uso recreativo de sus aguas”- disminuyó la concurrencia de cerca de la cuarta parte de los bañistas. El martes 18 la diaria recorrió la playa grande y chica en que se divide la costa cerrense y si bien había menos gente, en ambas había personas tomando sol, bañándose y pescando.

La inhabilitación surgió luego de que los muestreos de calidad del agua realizados entre el 30 de diciembre y el 5 de enero indicaran el exceso de coliformes fecales (ver recuadro), que superaban las 2.000 y 3.000 unidades formadoras de colonias cada 100 mililitros.

Jorge Alsina, ingeniero integrante del departamento de Desarrollo Ambiental de la IM explicó ayer a la diaria que los días 13, 14, 16, 17, 18 y 19 de enero el Laboratorio de Calidad Ambiental tomó seis muestras del agua de la playa del Cerro, que arrojaron los valores de 160, 290, 60, 530, 140 y 280 unidades formadoras de colonias cada 100 mililitros. Indicó que como los valores son buenos “se va a proceder a habilitar” la playa, decisión que esperaba hasta ayer de tarde el visto bueno de la división Salud de la comuna.

El jerarca explicó que las variaciones de valores se dan porque los días con viento del este llega a la playa del Cerro el agua “de la bahía, que tiene problemas de contaminación”, y es donde descargan los arroyos Miguelete y Pantanoso. Alsina sostuvo que para solucionar el problema de fondo la IM está llevando adelante el Plan de Saneamiento IV, el cual se espera que esté culminado en 2013 o 2014. Reseñó que los planes de saneamiento I, II y III atacaron las descargas crudas al este y oeste de Punta Carretas y que resta completar la zona oeste.

En veranos anteriores ya se había inhabilitado esa playa por los mismos motivos, pero aparentemente este año la población respondió más a la recomendación de no bañarse.

Confuso

El martes en la playa del Cerro predominaba la desinformación. Los presentes sabían que la intendencia la había declarado no apta para baños, pero muchos desconocían las causas y las consecuencias que eso podía ocasionar. Exceptuando la bandera sanitaria (cruz verde sobre fondo rojo) colocada en la casilla de los guardavidas, no había ningún otro dato; ni siquiera los guardavidas, únicos referentes para muchos bañistas, tenían más información que la inhabilitación en sí misma.

Bañarse en aguas con valores excesivos de coliformes fecales puede provocar vómitos, diarreas y otitis, entre otras infecciones. Ese grado de conciencia parecía haber sido adquirido sólo por los cientos de bañistas que estaban ausentes. Los presentes permanecían incrédulos; sin embargo, algunas de sus intuiciones tenían razón de ser, porque los valores de ese día realmente estaban dentro de los parámetros permitidos. Muchos afirmaban que el viento estaba soplando del suroeste, que había olas, espuma y el agua estaba salada. “El agua está más transparente acá que en el Buceo”, explicó una señora, y otra pareja dijo: “Nos bañamos todos estos días y no nos pasó nada”. Un hombre, bastante enojado con la desinformación, preguntaba por qué la intendencia no explicaba bien cuáles eran los riesgos: “Que me digan una cosa coherente, que me digan el daño que me va a causar y ahí sí que no vengo”, desafiaba aludiendo a la escasa disponibilidad de datos en ese sentido. Por otra parte, el hombre señalaba que “si fuera tan así” habría un riesgo importante, tanto para aquellos que se metían voluntariamente como para los guardavidas, que estaban obligados a meterse al agua si había una persona en peligro.