El taller de plástica Barcos y Banderas trabaja, desde 2007, con niños en edad escolar en el barrio montevideano Belvedere. Una de las propuestas de trabajo consiste en pintar un mural por año, además de otros que son solicitados por otras organizaciones. A comienzos de noviembre pintaron uno ubicado en la calle San Quintín casi Garzón, cuyo eje temático gira en torno a la canción “Chamarrita de los artistas” de Esteban Klisich, músico del barrio.

Reclamo

“Hace unos meses un niño fue asesinado por la Policía en el Cerro, en un procedimiento en el que chocaron dos camionetas policiales, y el hecho quedó impune. En este mural podría haber estado la colaboración de ese niño, Santiago”, dijo a la diaria Fernando González, integrante de Alternativa FM. El siniestro ocurrió el 17 de febrero de 2010. El niño, Santiago Ezequiel Romero Montero, iba con su padre y falleció tras el choque de un móvil policial de la Seccional 24ª y un furgón de la Guardia Metropolitana. En junio los choferes de ambos móviles fueron procesados con prisión.

A fines de diciembre la obra fue alterada. Una larga franja blanca la atraviesa de punta a punta, y con letras negras en mayúscula sostiene: “En este muro faltan los dibujos de Santiago, un niño k mató la policía. Alternativa 105.5”.

Los talleristas Liliana Testa y Pedro García Lanza redactaron una carta pública dando a conocer la situación. Allí García relata que el 26 de diciembre se reunió con uno de los integrantes de la radio. “Les solicité que pidieran disculpas, lo menos que podían hacer, ya que el muro está arruinado, que pidieran disculpas a los niños, al barrio, porque el mural es del barrio. ‘De ninguna manera’ me contestaron y entre los argumentos que me expresaron, en medio de un discursito de lugares comunes, recuerdo dos: primero, que los muros están para ser pintados, no importa si hay allí un trabajo, como en este caso, y, segundo, que los niños que participaron de esta actividad eran unos privilegiados”, contó.

El taller es privado, pero tienen niños becados de instituciones públicas, y han integrado a niños de un hogar del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay. Dadas las características del barrio, los talleristas sostienen que los niños que acuden pagando son hijos de trabajadores, rechazando el rótulo de privilegiados; pero aunque no fuera así, los declarantes rechazan el término, por entender que todos los niños son iguales. “Cuando hablamos de niños, hablamos de niños, privilegiados o no”, dijo García a la diaria.

¿Reglas del juego?

Fernando González, integrante de la radio comunitaria Alternativa FM 105.5 -que funciona desde hace dieciséis años en el barrio vecino Nuevo París-, explicó que “es un muro político el que está en esa esquina, no es que [los talleristas] hayan pedido permiso, es en un terreno baldío, nosotros teníamos una pintada de la radio ahí, lo usan los partidos políticos y organizaciones sociales. Quedó un lindo muro decorado y se le pasó por arriba como se le pasa a un mural cualquiera, es lo que generalmente sucede a diario con los partidos políticos. Lamentamos el hecho que se generó, pero no lo vemos como algo tan tremendo, no fue cedido para la organización de los chiquilines, está en las reglas del juego, no es un muro de un particular”.

Respecto de este muro, la carta de los talleristas no coincide con el discurso del integrante de la radio: “hablamos con la gente de la casa, que nos autorizó con beneplácito. Nos costó mucho trabajo prepararlo, sacar las innumerables capas de pegatinas y pinturas”. Como sea, lo que está en juego no es tanto la propiedad, sino los códigos para respetar las expresiones de colectivos.

González indicó que escasean los muros y mostró cierta rispidez con las organizaciones políticas, que “les pasan por arriba” a sus mensajes, y puso el ejemplo de un muro que pintó la radio y que fue anulado por una coordinadora del Frente Amplio, antes de que transcurrieran dos horas de pintado. De todos modos, en este caso la radio no se guió por el dicho “no hagas lo que no quieres que te hagan”.

El referente de Alternativa sostuvo que “se pintó en nombre de la radio, pero la pintada no fue resuelta por el colectivo, se salió a título personal, pero no es lo que refleja el colectivo de la radio”. Agregó que el próximo domingo tendrán una asamblea en la que realizarán una evaluación, “de errores y aciertos se aprende”. Se distanció del comentario de niños “privilegiados”: indicó que fue realizado a título personal de un compañero suyo y que esa opinión no procede del colectivo. Cuestiones para conversar y afinar. El muro sigue ahí, con la pintura arruinada y superponiendo mensajes, que seguramente nada se habría perdido si los hubieran hecho en otro lado, o en un recuadrito vacío.