Escalera al cielo

La economía brasileña se encuentra en un proceso de importante expansión y con una creciente relevancia en el escenario mundial. Así, se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil superó al de España en 2010, que este año superará al de Francia y en 2013 al de Reino Unido, alcanzando así la séptima posición a nivel mundial. Los datos surgen de un estudio de la consultora PricewaterhouseCoopers, que añade que para 2050 Brasil será la cuarta mayor economía del mundo. Para entonces, China será la mayor economía del planeta (posición que ocuparía desde 2020), seguida por India y desplazando a Estados Unidos , que hoy ostenta la primera ubicación, al fondo del podio. La expansión del vecino del norte se producirá por el dinamismo de su mercado doméstico y por la exportación de recursos naturales. Además, se destaca que las siete economías emergentes más importantes (China, India, Brasil, Rusia, México, Indonesia y Turquía) tendrán a mediados del siglo un PIB dos veces mayor al del actual G7, integrado por los siete países más industrializados (Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Italia y Japón).

Antes de asumir como presidenta de Brasil, Dilma Rousseff ya había mostrado las cartas que jugaría en sus primeros días de gestión, y, entre ellas, sugirió en noviembre que una de las primeras acciones de su administración iba a ser devaluar el real, para evitar seguir perdiendo competitividad en sus exportaciones. Luego, el anuncio fue matizado, aunque se reafirmó la intención oficial de no dejar valorizar excesivamente la moneda local.

Detrás de la discusión estaba el debate en torno a la denominada “guerra de divisas”, que consiste en la fijación por los países de un tipo de cambio artificialmente barato para mantener ventajas competitivas respecto de otras economías, proceso que generó tensiones a nivel internacional.

En esa línea es que el gobierno de Brasil responsabiliza a la apreciación del real -que encarece las exportaciones del país y afecta directamente la balanza comercial- como una de las causas de la caída del 20% registrada durante 2010 en el superávit comercial del país, que alcanzó a 20.278 millones de dólares.

El año pasado, el Banco Central llegó a comprar 41.000 millones de dólares para contener la revaluación del real, pero ese esfuerzo monetario tuvo un impacto mínimo en el mercado. Según datos del organismo, durante 2010 el real se apreció 4,6% con relación al dólar y acumuló una suba de 108% desde 2003.

Con ese telón de fondo, y con la preocupación del ministro de Hacienda, Guido Mantega, por el “derretimiento” del billete verde en el mercado cambiario, fue que el Banco Central de Brasil anunció el jueves medidas que buscan devaluar su moneda respecto del dólar.

Cabe recordar que el dólar, la principal moneda de referencia internacional, ha perdido valor persistentemente a nivel mundial, particularmente frente a las divisas de los países emergentes. Ello se da en un escenario en el que Estados Unidos busca ganar competitividad en sus exportaciones a nivel internacional, y en el que la Reserva Federal de ese país (equivalente al Banco Central) aplica un plan mediante el cual inyectará, hasta junio, 600.000 millones de dólares para comprar bonos del Tesoro.

Vestido con encajes

La medida anunciada por Brasil implica que las entidades financieras deberán aumentar los encajes (porcentaje de depósitos retenidos por los Bancos Centrales) en dólares, lo que implicaría una reducción de la oferta de la divisa norteamericana en el mercado local, buscando provocar una tendencia ascendente en su valor. Los bancos deberán depositar en el ente monetario, y a rentabilidad cero, el 60% de sus posiciones vendidas a corto plazo en dólares cuando éstas sobrepasen los 3.000 millones de dólares o bien excedan el patrimonio de las instituciones financieras. Esta medida opera sobre las llamadas “posiciones cambiarias”, es decir, las ventas de dólares a futuro con las que los bancos apostaban a una valorización del real.

Con ello también se pretende evitar que las entidades bancarias especulen con el tipo de cambio, para prevenir que una apreciación del dólar provoque situaciones de riesgo. Es que el gobierno de Rousseff quiere evitar que las limitantes impuestas al ingreso de dólares generen un efecto no deseado de devaluación fuerte del real por una corrida inmediata a la divisa estadounidense.

En ese sentido fue que la administración económica fijó un plazo de 90 días a las instituciones financieras para adecuarse a las nuevas exigencias. Los efectos inmediatos del anuncio fueron leves y la moneda brasileña cerró con una tenue apreciación de 1,16% con relación a la divisa norteamericana, pasando de 1,6667 reales por dólar el miércoles a 1,686 el viernes.

En la plaza financiera uruguaya tanto el dólar como el real se comportaron en forma ascendente. El billete verde pasó de 19,957 pesos el miércoles a 20,003 el viernes, mientras que el real subió de 11,599 a 11,626 en cada jornada. El jueves no hubo actividad por el feriado de Reyes.