La crisis económica que enfrenta el mundo desarrollado genera grandes incertidumbres respecto a los posibles impactos que podría tener sobre nuestro país. Si bien los problemas en el primer mundo están concentrados en el sistema financiero, no sería por esta vía que llegarían los efectos adversos, sino que el principal canal de contagio de la crisis sería el comercio, debido a un deterioro de la demanda y una caída de los precios de los productos que Uruguay exporta.

Hasta ahora los efectos han sido leves y las exportaciones uruguayas siguen mostrando un importante dinamismo, aunque se abren algunas señales de alerta. Gran parte del optimismo está puesto en que los países emergentes -como China o India- podrán compensar, gracias a sus crecientes mercados internos, una caída de la demanda de los países industrializados (lo que se ha conocido como la "teoría del desacople"). No obstante, se duda hasta qué punto eso es posible, ya que los emergentes basan gran parte de su crecimiento en las ventas al mundo desarrollado y si éstas se cortan, podrían provocar un freno en su expansión y la caída de su demanda.

Además, cada vez más voces advierten por un incremento de las medidas proteccionistas que buscan cuidar a las industrias locales pero que pueden marcar un enlentecimiento en el comercio mundial. Las exportaciones uruguayas de bienes se encaminan a marcar un nuevo récord este año, acumulando a setiembre 6.082 millones de dólares, 21% más que en igual período de 2010, según datos del instituto Uruguay XXI. Sin embargo, en los últimos meses se ha observado un enlentecimiento en las ventas, e incluso se apreció una caída de 6,2% en la primera quincena de octubre.

Por otra parte, un informe de la Cámara de Industrias sobre la evolución del comercio exterior del país, detalla que en el tercer trimestre del año, las exportaciones alcanzaron 2.171 millones de dólares, lo que implicó 26,4% más respecto a igual período del año anterior. Las ventas externas de mayor incidencia en este fenómeno fueron "carne y despojos comestibles" que aumentaron 56%, incidieron 7,8 puntos porcentuales, seguidas por "lácteos" (3,9 puntos), "productos de molinería" -fundamentalmente malta- con 2,8 puntos y "semillas" -en especial soja- con 2,7 puntos.

El Índice de Difusión de las Exportaciones (que mide la proporción de productos que tuvieron aumentos de sus ventas al exterior) se ubicó en 68% al comparar contra igual trimestre de 2010, lo que significa un "moderado incremento" respecto al trimestre anterior. Por su parte, cuando se analiza esta evolución respecto al trimestre inmediato anterior, el indicador se ubicó en 66%, lo que muestra que "viene descendiendo en los dos últimos trimestres", aunque permanece "en niveles elevados".

El índice de difusión por ramas de actividad de la industria se ubicó en 72%, lo que marca que la mayoría de los sectores aumentaron sus ventas en dólares en términos interanuales.

La clave

El presidente de la Cámara de Industrias, Washington Burghi, explicó que el sector empresarial está evaluando la situación global “con mucha incertidumbre”, y “tomando las medidas necesarias” para enfrentar un empeoramiento de la coyuntura. Detalló que la principal clave está en mejorar la competitividad “porque prevemos que en un futuro no muy lejano la competitividad va a ser la clave para poder entrar a los mercados”. En ese sentido, dijo que las empresas están invirtiendo en “incorporar tecnología y en capacitar a sus funcionarios”.

Además, destacó que es necesario promover la “apertura de nuevos mercados” lo que implica “ser negociadores ávidos para insertarnos en el mundo”. Burghi alertó que actualmente “Uruguay está enfrentando dificultades porque la región se está cerrando”. “Tenemos problemas desde hace mucho tiempo con Argentina, con Brasil tenemos algún nubarrón, y nos preocupa mucho el tema porque ambos son destinos muy importantes y son receptores de productos con mayor valor agregado”, evaluó.

Pero el representante de los industriales insistió sobre “la competitividad”, respecto a la cual “el tipo de cambio es un punto importante”, pero también mencionó los costos salariales -“principalmente en los productos que tienen mayor valor agregado”- y “la carga tributaria que paga la industria”. “En algún momento tendríamos que sentarnos a rever esos impuestos que gravan a las exportaciones”, sostuvo.

Pensando a futuro dijo que es necesario “abrir un manto de dudas”, porque “el mundo no está pasando por una buena situación y nosotros estamos insertos en el mundo, por lo que esa ola de alguna forma nos va a afectar”.