La noticia de la creación del programa Compromiso Educativo se conoció en los primeros meses de 2011, pero recién empezó a consolidarse a mediados de año. Varios son los componentes del plan implementado en 39 centros de Educación Secundaria y de Educación Técnico Profesional (CETP, ex UTU) de Artigas, Canelones, Colonia, Montevideo, Paysandú, Rivera, Salto y Soriano: becas económicas para algunos estudiantes, compromiso por escrito del alumno y su familia, y respaldo de jóvenes estudiantes de carreras terciarias denominados “referentes pares”. Estos últimos fueron coordinados por “articuladores pedagógicos”, es decir, docentes de los liceos donde se implementó el programa.

En total se otorgaron unas 1.600 becas de 1.000 pesos por mes, durante ocho meses, a cambio de no abandonar los estudios. Esos 8.000 pesos que los jóvenes recibieron despertaron críticas tanto de políticos de la oposición como de profesores de secundaria. La no existencia de una contrapartida por parte de los jóvenes y el incentivo de desigualdades entre los estudiantes -unos reciben dinero por estudiar y otros no- fueron algunos de los argumentos esgrimidos.

Las becas otorgadas quedaron en segundo plano durante el acto de cierre realizado en el Paraninfo, al que fueron invitados referentes pares, pedagógicos y estudiantes de los centros de distintos puntos del país en los que se ensayó la propuesta. Sin subestimar el pago del subsidio, en más de una ocasión se recordó que 1.000 pesos por mes no representa mucho dinero pero ayuda en la compra de material educativo y en el pago de boletos, por ejemplo. Lo más resaltado de la experiencia fue la instancia de intercambio que se generó entre estudiantes de liceo y de nivel terciario.

Los espacios semanales de trabajo, un espacio para aprender sobre técnicas de estudio pero también para conversar sobre la vida, tomar mate y desarrollar proyectos colectivos. Tal fue el caso ilustrado por Carlos Moreira, referente par del liceo Manuel Rosé de Las Piedras, Canelones; el encuentro semanal con los estudiantes sirvió para abordar temas como la estigmatización de los jóvenes, la discriminación y los prejuicios que persisten entre ellos. La reflexión en conjunto quedó plasmada en distintos productos, entre los que se destaca un corto sobre violencia que resultó premiado en un concurso convocado por una organización internacional.

Reglas más claras

El Ministerio de Educación y Cultura, a través de la Administración Nacional de Enseñanza Pública (ANEP), el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) y la Universidad de la República participan en la propuesta. Lucas D'Avenia, coordinador de la Unidad de Gestión de Compromiso Educativo, señaló en su exposición que el programa surgió en un marco estratégico para el desarrollo de nuevas políticas educativas, en un momento en el que hay una apuesta gubernamental a incentivar la formación terciaria de los jóvenes, a cumplir el Plan Nacional de Juventudes elaborado desde el Instituto Nacional de la Juventud y con la Estrategia Nacional para la Infancia y Adolescencia.

Es en ese contexto que se creó el programa al que, como sucede con todo proyecto nuevo, le quedan cosas por pulir, pensando en próximas ediciones; de hecho, ya se habla de que en 2012 las becas se ampliarán de 1.600 a 4.000 personas.

En relación a este tema, Marcelo Fernández, articulador pedagógico del Liceo 1 de Canelones, responsable de orientar el trabajo de los referentes pares, se mostró muy entusiasmado con las acciones desarrolladas a partir del programa porque los alumnos encontraron un espacio donde compartir un lenguaje, actividades y experiencias con los referentes pares. Pero comentó que hay que solucionar algunos aspectos. A modo de ejemplo, dijo que no se puede empezar a trabajar en julio, como ocurrió en muchos centros educativos, sino que hay que hacerlo a principios del año lectivo. También recordó que en más de una ocasión se presentaron problemas con el cobro de las becas y el pago de los viáticos de los referentes pares (tarjetas de teléfonos celulares y boletos). Señaló la importancia de “acelerar los tiempos” y superar “trabas burocráticas” porque “los tiempos de los chiquilines no son los de las oficinas”, y la importancia de que hay un reconocimiento por parte de los docentes y de las autoridades de cada centro.

Gonzalo Protto, referente par de la Escuela Técnica de Artigas y estudiante de formación docente, también hizo referencia a la falta de involucramiento institucional, al tiempo que enfatizó que el programa permitió trabajar los vínculos y la convivencia entre jóvenes. Al proyectarse hacia 2012 solicitó reformular del programa “con pautas a seguir” porque “mucha libertad no es buena, aunque suene contradictorio”, detalló. Compartió la necesidad de que haya reglas más claras sobre los roles que cada uno de los actores debe cumplir y las propuestas que en los espacios generados se pueden desarrollar.

Juan Carlos Arenas, profesor de dibujo y articulador pedagógico del liceo IBO, del Prado, Montevideo, describió en conversación con la diaria la tarea llevada adelante en los espacios como “muy productiva”. Contó que al principio hubo que determinar roles, funciones de los referentes pares y aclarar ideas, para luego comenzar a interactuar. En el IBO sólo un estudiante becado abandonó, pero lo hizo porque se fue del país. Arenas dejó un margen de dudas abierto al decir: “No sé si eran chicos que iban o no a abandonar, lo que sé es que no lo hicieron”. Agregó: “Lo importante es hacer todo lo que se pueda para mantener al alumno dentro del sistema […] No creo que haya una sola solución para evitar la deserción, hay que seguir intentando de varias maneras porque no es una sola la forma de llegar a los alumnos; me parece que es posible y lo intentaremos por acá, pero seguramente hay que buscar otra forma”.

De igual a igual

Marcelo Gurin, de 22 años, quien se desempeñó como referente par en el Liceo 1 de Paysandú, dijo que la experiencia fue enriquecedora “tanto para ellos [estudiantes] como para nosotros”. Al definir al referente par comentó: “La palabra más importante no es 'referente' sino 'par'; nosotros somos como ellos, la única diferencia es que estamos en una etapa más adelantada, y les tenemos que demostrar que si nosotros llegamos ellos también pueden”.

Gurin, que estudia para ser profesor, reconoció que la beca despertó críticas y resistencias entre los docentes por el aspecto monetario y también porque “no ven cambios en los chiquilines, pero nosotros que estamos en contacto con ellos sí vemos cambios”. Katherin Viera, de 20 años, referente par en la Escuela Técnica de Paysandú, consideró errada la crítica de los docentes de esperar un mayor rendimiento en la parte académica, y puntualizó que “se espera que haya mejoras pero no es el objetivo principal; el objetivo es que no deserten, motivarlos, que vean que hay apoyo, que la institución los apoya para que sigan estudiando”.