"Europa vive uno de los peores momentos desde la Segunda Guerra Mundial, quizá su peor momento", afirmó ayer la canciller alemana, Angela Merkel, durante un discurso en Leipzig ante militantes de su partido, la Unión Demócrata Cristiana. Razones no le faltan a la mandataria, ya que la crítica situación económica del viejo continente no parece encontrar una salida clara.

Según consignó la agencia AFP, Merkel dijo que "cada generación tiene su desafío político", y señaló que la actual enfrenta una "prueba histórica" con esta crisis financiera. Insistió en que "llegó la hora de un nuevo paso hacia una nueva Europa", y advirtió que "si el euro fracasa, es Europa la que va a fracasar". "La zona euro es mucho más que una moneda, es el símbolo de medio siglo de paz, libertad y bienestar social", subrayó Merkel, añadiendo que si Europa va mal "Alemania va mal".

Al respecto detalló que los países de la Unión Europea son destino para 60% de las exportaciones germanas y que 9.000.000 de empleos del país dependen directamente de ese comercio exterior. Por todo esto, Merkel concluyó que las reformas en Europa deben traducirse en "más Europa" y no al revés.

Al magro panorama general de ese continente, se le sumó ayer la noticia de que el Producto Interno Bruto (PIB) de Portugal se contrajo 0,4% en el tercer trimestre del año respecto al segundo, lo que marca una profundización de la recesión. En la comparación interanual, la caída fue de 1,7%, debido al deterioro del consumo y la inversión y la desaceleración de las exportaciones por el menor crecimiento en Europa.

Esta situación se agrava debido al fuerte plan de austeridad que tuvo que acordar el gobierno luso para poder acceder al rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 78.000 millones de dólares. Las autoridades esperan que el PIB se contraiga 1,9% este año y 2,8% el próximo.

Poca presión

Sin embargo, el BCE recortó a la mitad sus compras de bonos soberanos la semana pasada, aun considerando las serias dificultades de acceso al financiamiento internacional que enfrenta Italia, cuya prima de riesgo llegó a niveles insostenibles, equiparables a los de Grecia, Irlanda y Portugal, previo a solicitar el rescate de la Unión Europea y el FMI (ver la diaria del 9/11/11).

De acuerdo a la información de la autoridad monetaria europea, la entidad compró deuda en el mercado secundario por 4.478 millones de euros, menos de la mitad de los 9.520 de la semana anterior, que había sido el mayor monto desde mediados de setiembre. El total de compras de bonos por parte del BCE desde el inicio del programa alcanza ya 187.000 millones de euros.

La caída se produce en la primera semana completa en la que Mario Draghi está a la cabeza del BCE, luego de suceder a Jean-Claude Trichet, y mientras el banco sigue resistiéndose públicamente a la presión política de Estados Unidos, Reino Unido y Rusia para elevar las compras y proteger así a Italia, España y otros países endeudados de la zona euro. En su primera conferencia de prensa como presidente del BCE, Draghi no se comprometió a aumentar la compra de bonos del banco y anunció que sería “limitada”.

De acuerdo al programa, el BCE y los 17 bancos centrales de la zona euro pueden adquirir bonos gubernamentales y corporativos a bancos y otros inversionistas, pero no directamente a los gobiernos. El objetivo es mantener a raya los mercados de bonos y asegurar que los beneficios de las bajas tasas de interés del BCE sean percibidos en todo el bloque.

Pese a todo, las intervenciones no han logrado disminuir una persistente escalada en los costos de financiamiento. Italia pagó ayer un histórico rendimiento de 6,29% por vender bonos a cinco años, en su primera emisión de deuda desde que el ex comisario europeo Mario Monti dirige un gobierno de transición.

Los intereses récord de la deuda italiana arrastraron ayer a las bolsas europeas que cerraron a la baja. Los bancos italianos, expuestos a la deuda soberana del país, estuvieron entre los valores de peor comportamiento, tras haber festejado el viernes fuertes subidas como anticipo a la dimisión de Silvio Berlusconi como primer ministro. El índice FTSEurofirst 300 de las principales acciones europeas cerró con una caída de 0,86% y lleva perdido 13% en lo que va de 2011.