La UPC que ayer comenzó se extenderá hasta el 26 de febrero en el Campamento Artigas, en Colonia. Es considerado un ámbito de encuentro e intercambio de líderes de movimientos juveniles e instituciones abocadas al trabajo con los jóvenes de Iberoamérica. Matías Rodríguez, director del Inju, institución que participa en calidad de organizadora, describió que se trata de “un espacio para alimentar convicciones, en un momento en el que aún perdura un discurso conservador que pretende seguir colocando a los jóvenes en el lugar de la culpa”.

Por su parte, Alejo Ramírez, secretario general de la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), que también está en la planificación del encuentro, sostuvo que la labor que se realiza desde el organismo que preside posibilita “marcarle al mundo que los jóvenes no son un problema sino una oportunidad, que no son un gasto sino una inversión, pero sobre todas las cosas que los jóvenes no son el futuro sino el presente”.

Los jóvenes que ayer estuvieron presentes y que participaron en el Fondo de Iniciativas Juveniles demostraron en conversación con la diaria que sobran propuestas frescas y que con poco apoyo se puede hacer mucho. Los ganadores de los fondos recibieron hasta 20.000 pesos para desarrollar iniciativas provenientes de grupos de voluntariado, organizaciones colectivas y consejos consultivos de participación de los liceos.

Las iniciativas presentadas fueron diversas: culturales, artísticas, de inclusión social, recreación, deporte y medio ambiente. En total participaron unos 135 proyectos y 82 resultaron premiados. Diego Silveira, quien forma parte de una escuela de canotaje y ganó uno de los fondos, explicó que con el dinero recibido ayer se construirán cinco kayaks para dar clases a niños pequeños. María Romero se postuló junto con dos compañeros y tienen pensado comprar cuerdas, aros y pelotas para dar clases a chicos en contexto crítico en Casabó. Lucía, en cambio, ya desarrolló su proyecto, una propuesta de verano activo, participación y salud cuya meta era el fortalecimiento y el desarrollo de oportunidades para la vida. Tenían previsto trabajar con 25 chiquilines pero concurrieron casi 40. Ahora resta devolver lo que les prestó un familiar como adelanto del dinero prometido por el Inju. A mitad de año todos los grupos deberán presentar comprobantes de lo realizado y de lo invertido.