La Lavadora automática de quesos es una de las propuestas que resultaron ganadoras en la Feria de Clubes de Ciencias realizada en octubre de 2010 en Atlántida y que sus autores expondrán en mayo en la feria internacional en Estados Unidos.

Para la elaboración del proyecto se tuvo en cuenta la realidad de la comunidad educativa de la Escuela Agraria La Concordia en Colonia, donde los estudiantes de ciclo básico Tecnológico Agrario apreciaron un medio rural en el que conviven grandes y pequeños productores. El tema que decidieron abordar fue la quesería artesanal. Indagaron sobre los problemas que presentaba y las posibles soluciones a desarrollar. “Al investigar sobre el proceso de producción de queso artesanal, concluimos que uno de los principales problemas que enfrenta el productor es el lavado de los quesos. Esta etapa es muy importante para garantizar la calidad del producto”, se explica en el documento elaborado por los estudiantes.

Observaron que en la producción artesanal el cepillado y el lavado se realizan manualmente, lo que implica “un gran esfuerzo físico por parte del operario”, lo que repercute en un escaso rendimiento de la mano de obra, elevando los costos y reduciendo el margen de ganancia del productor.

Ante este panorama y en el marco de la materia Tecnología crearon la Lavadora automática de quesos para lograr más eficiencia, mayores ganancias y optimizar las condiciones de trabajo.

Una vez finalizado el prototipo de lavadora los estudiantes concluyeron que podría tener “un alto impacto como una nueva tecnología” y ser incorporada en los procesos de fabricación de quesos artesanales.

Valorar lo autóctono

Nuestros frutos nativos: ¿oportunidad o utopía? se denomina otro de los proyectos que participarán en el certamen internacional. La iniciativa fue elaborada por estudiantes del área rural del departamento de Canelones y partió de la pregunta sobre “por qué los frutos nativos no aparecen integrados en las actividades económicas de la zona ni en el consumo alimenticio cotidiano”.

El trabajo realizado se centró en indagar la rentabilidad y adaptabilidad de cuatro frutos autóctonos: pitanga, guayabo del país, guaviyú y arazá. Asimismo, se indagó sobre el valor nutricional y medicinal de los frutos, su posible aprovechamiento en la gastronomía y la cosmética, y la inclusión de los cultivos en una campaña medioambiental.

Durante el proceso de trabajo se relacionaron con el entorno, consultaron a un médico y una nutricionista, plantaron frutales nativos para la observación de su evolución y de sus propiedades y realizaron encuestas, entre muchas otras cosas.

La conclusión a la que arribaron los jóvenes es que “los frutos no son una utopía”; “éstos ocupan un espacio sumamente importante en el plano de la educación ambiental y la productividad de nuestras posesiones autóctonas”, cita el documento que resume el proyecto.

Herramienta de trabajo

Finalmente, el Programa de Ayuda a Discapacitados Visuales (PADV) también será dado a conocer en el extranjero. La idea nació en el grupo 3BA del Instituto Tecnológico Superior de Paysandú, con el objetivo de generar una aplicación para facilitar a las personas con discapacidades visuales en la utilización de la computadora. Esto es posible mediante un software con “una voz que guiará a la persona constantemente siguiendo todos los movimientos que realice, sea cual sea la aplicación”, detalla el proyecto.

Martín Martincorena, un joven de 19 años que participó en la elaboración del programa, comentó a la diaria que la idea fue tomando forma a medida que conversaban con los docentes y con personas con discapacidad visual. Al principio pensaban crear únicamente un teclado apropiado pero luego sintieron la necesidad de ir a más y desarrollar un programa informático que, a diferencia de otros ya existentes, “tiene menos errores y es más económico”, explicó. Además dijo que la voz que orienta a la persona es más agradable que las que se utilizan en otros programas, como el de Microsoft, y le brinda los datos que realmente le interesan. Martincorena reparó en que las empresas internacionales “no dan mucha importancia a la discapacidad porque a ellos les interesa el dinero, nada más”.

El programa desarrollado enseña a usar el teclado y permite procesar texto, explorar carpetas, navegar por la web y mandar mails, lo que representa una herramienta laboral para personas con discapacidad visual. En la actualidad están trabajando para ampliar el programa a quienes tienen discapacidad motriz e incluso para sordomudos.

En cuanto a la posibilidad de presentar la idea en la feria internacional, Martincorena explicó que “es más que importante, más ahora que vamos como delegación a representar a Uruguay y no vamos como instituto”. Su compañero de proyecto, Matías Rodríguez, también manifestó orgullo de representar a Uruguay y aseguró que en “nuestro país hay ideas nuevas, demasiadas, sobre todo en el área de la tecnología y la ciencia”. Pero ambos comentaron que faltan más divulgación y espacios de promoción de las propuestas.