Ayer se cumplieron 180 años de la matanza de Salsipuedes, emboscada tramada por Fructuoso Rivera para exterminar a los charrúas a las orillas del arroyo Salsipuedes, ubicado entre Paysandú y Tacuarembó. El primer presidente de nuestro país los congregó en el lugar, traicioneramente, para "luchar por la tierra", pero fueron exterminados por un ejército de 2.000 hombres.

De bronce

El monumento a los últimos charrúas está en el Prado, en Montevideo, y fue construido en 1938. Representa a Senaqué, Vaimaca, Tacuabé y a Guyunusa con un niño en su falda, quienes en 1833 fueron llevados a Francia para ser exhibidos en circos como ejemplares de una raza exótica. Pero no eran los últimos. Sergio de Noda, presidente de la Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa, detalló ayer en su alocución: “Mujeres, ancianos y niños fueron tomados prisioneros y llevados a trabajar en condiciones de esclavitud y de servicio en residencia de distintas ciudades llegando a Montevideo en una larga caravana donde fueron despojados de sus hijos. Así se dio fin al plan civilizatorio del que se jactó el presidente Rivera cuando dijo que logró lo que no lograron siete reyes: destruir el modelo de vida, la ideología, el sentido libertario en toda su extensión donde no existía la propiedad privada sino intereses comunitarios, horizontales y equitativos”, proclamó.

Varios de los integrantes de las organizaciones de descendientes indígenas que comenzaron a ir al monumento el 11 de abril de 1989 saludaron ayer la continuidad de la conmemoración, que se fortaleció con acciones como la aprobación de la ley 18.589, en setiembre de 2009, que declaró el 11 de abril Día de la Nación Charrúa y de la Identidad Indígena.

Sin embargo, puntualmente reclamaron dos cuestiones, tal como lo han hecho desde aquel momento. Una de ellas es que algún presidente de la República reconozca en sus discursos a los pueblos originarios; en ese sentido, el jueves 7 de abril una asociación civil denominada Ámbito Proceso Uruguay Entero Sur entregó en la Torre Ejecutiva una "petición ciudadana" dirigida al presidente José Mujica para que "considere la necesidad de que un gobernante asuma por primera vez en 180 años la responsabilidad estatal en las acciones 'fundacionales' etnocidas-culturicidas desde el 11 de abril de 1831 en Salsipuedes".

La otra, que el gobierno nacional ratifique el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sergio de Noda, presidente de la Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa (Adench), dijo que el Consejo de la Nación Charrúa, formado por varios grupos de descendientes, considera prioritaria esa ratificación: "Desde su puesta en vigor, en 1990, varios países del continente y Europa han ratificado el cuerpo normativo mientras que Uruguay es uno de los pocos países que aún resta firmar". Agregó que dicho convenio refiere al derecho de los pueblos indígenas: "El respeto a las culturas, formas de vida, organizaciones e instituciones tradicionales, definición de sus prioridades de desarrollo y participación en la planificación, aplicación y evaluación de políticas y programas que los afecten".

la diaria consultó a Javier Miranda, director nacional de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y único representante del gobierno nacional en el acto, respecto a la ratificación. Señaló que la decisión debe surgir del Poder Ejecutivo, "la cancillería normalmente es la que toma la iniciativa, informa al Parlamento y el Parlamento resuelve por ley, y después el Ejecutivo ratifica el instrumento". Miranda señaló que el tema está en "proceso de discusión", aunque dijo desconocer cuándo podría culminarse; alegó que la escasa población indígena en Uruguay es un motivo que lo distingue del resto de los países latinoamericanos que han pedido la ratificación de este derecho.

Miranda y Ana Olivera, intendenta de Montevideo, fueron los dos gobernantes que hicieron uso de la palabra. Las participaciones fueron breves, el representante del MEC explicó que adhería a la iniciativa "en el entendido de que los derechos de los pueblos originarios son derechos reivindicables, derechos legítimos que van ganando espacio en la medida en que las poblaciones van generando esas reivindicaciones". Olivera acudió en el marco del Bicentenario y dijo: "Debemos lograr que se reconozca el rol que nuestros indios tuvieron en la liberación de nuestra patria".

La Pachamama

Evocando el convenio 169 de la OIT, María Lilia Castro, representante de la Unión de Mujeres del Pueblo Charrúa, indicó que los descendientes son "responsables de rescatar la cosmovisión indígena y vivir de acuerdo a ella. En este momento es de vital importancia que mantengamos la voz en alto para defender a la Pachamama, que viene siendo castigada y amenazada con los monocultivos, cultivos transgénicos, minería a cielo abierto, puerto de aguas profundas y energía nuclear. En todo nuestro continente las multinacionales extractivas de los recursos naturales han entrado con demasiada facilidad; nuestros hermanos indígenas día a día mueren en la defensa de su territorio enfrentándose con el poder económico y la insensibilidad de la clase política, el Uruguay, nuestro país, nuestro territorio no es la excepción a esta generalidad".

Presente y futuro

El fin de semana se hizo, como hace más de diez años, el encuentro a orillas del arroyo Salsipuedes. Muchos de los participantes concurrieron en el marco de la octava cabalgata, que salió el viernes de Guichón para llegar el domingo, pasando por cuatro escuelas rurales: la Nº 17, de Piñera, la Nº 18, de Merinos, la Nº 60, de Morató, y la Nº 29, llamada Vaimaca Perú de Tiatucurá. “Fue interesante el hecho de poder unir a las comunidades del interior, el pasaje que tuvimos por las escuelas fue excelente, hay una receptividad por parte de los muchachos que es increíble”, relató Enrique Auyanet, integrante de la Adench. Al acto, al pie del monumento en Montevideo, fueron convocadas las escuelas de la zona. Concurrieron los escolares del Instituto de Jóvenes (Idejo) y al ser consultado por la diaria uno de ellos explicó : “Vinimos a ver la foto de los charrúas y a homenajearlos”, alguien le sopló “Salsipuedes” y el niño retomó: “A Salsipuedes, algo así, y salí si podés”. Al ser consultada respecto a si sabía qué era Salsipuedes, una niña de sexto año respondió: “Era un charrúa que fue uno de los últimos que quedaron y después se lo llevaron a París”, otra acotó: “A un zoológico con jaulas en Francia o por ahí”. Declararon saber por qué hay muy pocos charrúas, diciendo lo esencial: “Porque los han matado”.

Las organizaciones de descendientes de indígenas tienen muchas expectativas respecto al Censo Nacional 2011, que será el primero en la historia uruguaya en consultar respecto a la ascendencia indígena de la población; y en función de ello llamaron a la población a estar en condiciones de responder a la pregunta e invitan a que quienes tengan dudas, intenten indagar desde ya para despejar su incógnita.

Se trata de reescribir la historia y hacer justicia con los ancestros de estas tierras, que por siglos fueron despreciados. A modo de ejemplo, María Lilia Castro, con sus claros rasgos indígenas reforzados ayer por los adornos típicos, relató a la diaria: “Esto fue muy ocultado, ahora tengo 70 años pero yo tenía el pelo renegrido, lacio y en mi familia me lo cortaban y me hacían permanente; yo odiaba eso, sin saber, porque a mí me encantaba tener el pelo lacio pero me decían que parecía una india. Yo vine a investigar hace unos pocos años...”.