Mañanas campestres
En diálogo con la diaria, el subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Daniel Garín, analizó la evolución al alza de las tierras y los arrendamientos en el marco “del desarrollo agropecuario en general en los últimos tiempos, que ha tenido en la actividad agrícola un factor muy importante de dinamización del crecimiento económico del sector”. Ello se verifica “en el escenario” de la Ley de Promoción de Inversiones, “que ha permitido la llegada de inversiones extranjeras orientadas a mejorar la exportación y la introducción de tecnologías para incrementarla, aunque se ha concentrado en una franja sobre el litoral del río Uruguay que cuenta con los mejores suelos para la actividad agrícola”. Esto condujo a “una puja permanente por el acceso a ese tipo de suelos”, resultando finalmente en “un proceso muy importante de incremento del valor de la tierra, asociado además a que hubo una expansión muy notoria de la actividad agrícola”. Ésta “ha desplazado a algunas actividades de naturaleza pecuaria que se daban en esa región por intermedio de rotaciones agrícola-ganaderas, con más tiempo ganadero en la rotación”. Sin embargo, tal evolución “ha sido parcialmente compensada por el desarrollo de los procesos de terminación e invernada de ganado en corral”. Síntesis del jerarca: “Expansión de la agricultura, aumento de los precios, desarrollo agropecuario, y el desplazamiento de la agropecuaria fue compensado por el desarrollo de nuevas técnicas” de engorde de las haciendas, “cuando en otros momentos [los bovinos] pastaban sobre las mismas tierras hoy sometidas más tiempo a la agricultura”.
Garín precisó que en virtud del propio desarrollo agrícola emerge “un porcentaje de grano que no tiene calidad para la incorporación a diferentes agroindustrias, y todo ese residual pasa a ser automáticamente grano forrajero”. Ese proceso de “crecimiento agropecuario” a impulso de la agricultura, con “reacomodo de la pecuaria, sobre todo en algunas regiones con menos superficie pero técnicas de producción diferentes”, permitió que “la producción física de la ganadería no se redujera sino que quedara estable aun en ese escenario”.
Consultado sobre si dicha evolución puede ser valorada como positiva, Garín respondió: “Sí, sí, es así”, antes de evaluar que los precios “tienen más margen para subir” en Uruguay. “Si lo miramos y hacemos un análisis comparativo con los precios de la tierra en la región, o con el precio de las rentas para acceder a la tierra en la región, acá van a seguir subiendo”.
El viceministro puntualizó que el desarrollo agrícola analizado “plantea a toda la agropecuaria y a la sociedad el desafío de seguir incentivando el mecanismo de protección de recursos naturales, especialmente en todo lo referido al uso sostenible del agua y el suelo”. Estos temas “son motivo central de preocupación de las políticas que está desarrollando el ministerio”. Sobre el punto, Garín destacó: “Afortunadamente tenemos buena receptividad del sector privado para acoplarse a esta discusión y a la construcción de herramientas que están en fase piloto de implementación”.
El estudio señala que el precio medio de los arrendamientos “expresado en dólares corrientes” se incrementó “sostenidamente” desde 2003 y en adelante, exceptuándose de esa evolución exclusivamente el 2009. No obstante ello, el precio promedio de 101 dólares por hectárea/año verificado en 2009 cuadruplica “con creces el valor de 2002”, año de la peor caída económica del Uruguay moderno. Asimismo, “la superficie arrendada en 2010 es muy similar al valor máximo de la serie alcanzado en el año 2008”.
En cuanto al período de referencia del informe, entre el 1º de julio y el 31 de diciembre del año pasado se registraron 1.811 contratos de arrendamiento de tierra para una superficie total de casi 630.000 hectáreas y por un monto total de 86.500.000 dólares. En el transcurso de esos seis meses el precio medio de los contratos fue de 137 dólares por hectárea/año, valor que representa una diferencia positiva de 19% respecto del precio medio constatado para el primer semestre del año, e implicó un incremento de 37% en la comparación contra el segundo semestre de 2009.
Durante el trimestre comprendido entre julio y setiembre fueron arrendadas casi 400.000 hectáreas, máxima superficie desde el primer semestre de 2007, en tanto que en el período octubre-diciembre se verificó un descenso del orden de 16%.
En el análisis por destino de la tierra arrendada, los contratos para las actividades de ganadería y agricultura de secano sumaron 74% del área en el semestre de referencia. Los valores medios de las rentas por los predios arrendados oscilaron entre 53 dólares por hectárea/año para la ganadería y 271 dólares por hectárea/año en el caso de las tierras destinadas a agricultura de secano. El monto total correspondiente a la suma de los arrendamientos para el último de los rubros mencionados, de 49 millones de dólares, representó 57% de la cifra total de los contratos suscritos en el período.
Todos los precios medios de los arrendamientos aumentaron con relación a los valores del primer semestre excepto en los rubros de arroz y forestación, y el incremento mayor, de 14%, se verificó en agricultura de secano.
Los departamentos con mayores superficies arrendadas fueron, “por su orden”, Soriano, Paysandú y Río Negro, “todos con presencia importante de agricultura de secano”. Los contratos de los tres departamentos sumaron un área de 195.000 hectáreas, que representan 31% del total arrendado y se valorizaron en casi 40 millones de dólares, suma que constituyó 46% del monto total contratado. En Soriano se arrendaron 67.655 hectáreas por un total de 17.875.000 dólares, lo que promedió 264 dólares por hectárea/año. En Paysandú se arrendaron 65.164 hectáreas por un monto de 9.063.000 dólares, promediando un valor de 139 dólares por hectárea/año. En Río Negro se arrendaron 62.226 hectáreas por un monto de 12.635.000 dólares, promediando un valor de 203 dólares por hectárea/año.
Por otra parte, los precios más altos correspondieron a Soriano, Flores y Colonia, aunque en el primero de estos tres departamentos el precio medio (264 dólares) “casi duplica al promedio nacional y resulta muy similar al promedio de los contratos para agricultura de secano”.
En Flores se arrendaron 27.121 hectáreas por un monto de 6.492.000 dólares, relación que promedió un valor por hectárea/año de 239 dólares. En Colonia, en tanto, fueron firmados contratos por un área de 24.370 hectáreas y una cifra de 5.150.000 dólares, promediando un valor de 211 dólares por hectárea/año. Al mismo tiempo, la mayor cantidad de operaciones fue constatada en el tramo de valor de entre 50 y 100 dólares por hectárea/año, franja que acumuló una superficie involucrada de más de 190.000 hectáreas, es decir, aproximadamente 30% del área total arrendada. Este tramo arrojó un valor promedio de 71 dólares por hectárea/año.
El tramo de arrendamientos por más de 300 dólares por hectárea produjo 189 contratos y una superficie involucrada de 64.603 hectáreas, 10% del área total del período y un precio promedio de 374 dólares por hectárea/año.
De acuerdo a los plazos de contrataciones, las suscritas para dos y tres años acumularon más de 322.000 hectáreas, aproximadamente 51% de la superficie del período. “Los precios medios de los contratos registrados con plazos mayores a tres años son notoriamente inferiores a los de los restantes contratos”, señala el informe. Mientras que en las franjas de contratos a un año, dos y tres los valores promedio por hectárea/año fueron de 165, 122 y 165 dólares, respectivamente, en el tramo de “cuatro y cinco” años el precio promedio marcó 109 dólares, en tanto que en el de “más de cinco” registró 91 dólares.