La posibilidad de que la principal economía mundial caiga en cesación de pagos de sus obligaciones financieras tiene en vilo al mundo, que teme un colapso financiero global, ya que una moratoria hundiría en la turbulencia a mercados financieros y economías en general. Para evitarlo, Estados Unidos (EEUU) debe aumentar el tope legal para obtener financiamiento, que requiere el aval del Congreso, y ese máximo incluye salarios de funcionarios, préstamos adquiridos y programas sociales. Actualmente ese techo es de 14,3 billones de dólares, suma alcanzada en mayo, lo cual llevó al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, a adoptar diversas medidas como posponer el pago de pensiones para ganar tiempo hasta el 2 de agosto, aunque los republicanos y algunos analistas aseguran que incluso después de esa fecha el Ejecutivo tiene cierto margen para cumplir con algunos pagos por unos días.

Republicanos y demócratas son conscientes de la delicada situación pero unos y otros otorgan diferentes valoraciones en torno a ella. Los republicanos quieren aprobar un límite de endeudamiento hasta 2012, opción que abriría una reedición de la discusión para el año que viene de elecciones en las que el presidente Barack Obama aspira a ser reelecto. También insisten en operar fuertes recortes del gasto público y en que no firmarán un “cheque en blanco” a la administración. Del otro lado, los demócratas buscan elevar los impuestos a los sectores de mayores ingresos, camino rechazado por los republicanos.

Por el medio

Mientras el calendario se acerca al límite fijado por la Casa Blanca, los legisladores debatían anoche una posible salida y parecían acercarse a un acuerdo para subir el techo de endeudamiento en 2,8 billones de dólares. Al cierre de esta edición aún no había una resolución concreta pero había optimismo en ambos partidos. “Estamos muy cerca”, aseguró Mitch McConnell, líder republicano en un Senado de mayoría demócrata, según consignó la agencia británica de noticias Reuters. En la misma línea, un alto asesor de la Casa Blanca, David Plouffe, adelantó que había un consenso general para reducir el déficit fiscal en dos etapas y lograr así el acuerdo para subir el endeudamiento. Fue la primera vez que la Casa Blanca admitió que ambas partes están cerca de pactar. La primera etapa implicaría un recorte del gasto de un billón de dólares y luego un panel especial recomendaría reducciones por otros 1,8 billones de dólares, mientras que las medidas serían tomadas automáticamente si las cámaras legislativas no logran aprobarlas. "Está claro que en el primer estadio vamos a lograr [...] una extensión en el límite de deuda, una primera serie de recortes de gasto de un billón de dólares, y luego tendremos a esta comisión encargada de reportar una reducción equilibrada del déficit", detalló Plouffe.

El plan no contendría alzas de impuestos, tal como lo desean los republicanos, y extendería el límite de deuda hasta 2012, como espera Obama. La intención de lograr un acuerdo descansaba en la necesidad de evitar que los mercados financieros se hundan en el pánico hoy, ya que Wall Street viene de cerrar su peor semana en un año. El optimismo se notó en la víspera durante la apertura de los mercados porque los inversores apostaban a que los legisladores acordarían. El índice industrial Dow Jones subió 154 puntos, el tecnológico Nasdaq lo hizo 31,75 puntos y el S&P 500 subía 17,6 puntos.

Más tranquilo

Del otro lado del Atlántico, el nerviosismo parece haberse atenuado en Europa tras el nuevo plan de rescate para Grecia, que incluye una “moratoria selectiva” incluyendo el requerimiento de Alemania sobre una participación de acreedores privados en una salida de la crisis, incluso pese a las advertencias de las calificadoras de riesgo de declarar el default de la deuda griega, extremo que, como se esperaba, sucedió. Si bien aún no están prontos los detalles del segundo rescate, que posiblemente se conocerán en setiembre, los países de la eurozona acordaron un audaz paquete de emergencia por 109.000 millones de euros provenientes de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional, más una contribución de tenedores de bonos del sector privado estimada en unos 50.000 millones de euros para mediados del 2014. Además, pactaron flexibilizar los términos de los créditos de urgencia para Grecia, Irlanda y Portugal: los plazos se extenderán a 15 años desde los 7,5 años iniciales, y la tasa de interés se reducirá hasta cerca de 3,5%, desde el 4,5%-5,8% actual. Respecto de la contribución de los privados, bancos y aseguradoras cambiarán voluntariamente sus títulos griegos por otros a mayores plazos y menores tasas para ayudar a Atenas. Para evitar incertidumbre en el mercado financiero, los países de la eurozona funcionarán como garantía para proteger a los bancos griegos de las consecuencias de la declaración de default por las empresas calificadoras. Asimismo, el fondo de rescate comunitario (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) podrá comprar bonos griegos en el mercado secundario (de papeles ya transados) si el Banco Central Europeo lo estima conveniente para mitigar la crisis. Junto a esto, se buscará evitar que Estados más grandes de la eurozona -como España e Italia- sean excluidos de los mercados por temor a que otros más pequeños caigan en moratoria de obligaciones.