La historia de la educación terciaria en Brasil se remonta a inicios del siglo XIX con la llegada de la corte portuguesa al territorio, que obligó a cambiar una antigua decisión que impedía establecer universidades en ultramar. Así, en 1808 don João VI funda la Facultad de Medicina de Bahía. Hacia mitad del siglo pasado comienza el proceso de federalización de las universidades, que se acelera en la década de 1960.

Ele acredita

Santiago Vacca, docente de la Facultad de Ingeniería de la Udelar, becado por el Programa CAPES/Udelar Docentes, cursa maestría en Ingeniería en la Universidad de San Pablo (USP). "Trabajo desde 2006 en la Facultad de Ingeniería. En 2009 fui a un congreso en Brasil y quedé interesado en hacer un posgrado allá, por los encantos naturales y porque los procesos de becas son menos restrictivos que en otros países. Luego de intentar algunas veces conseguir becas institucionales, me enteré de las becas CAPES/Udelar y fui elegido en el proceso selectivo. Llevo un año en Sampa y la experiencia es muy buena. De a poco me fui metiendo en la cultura brasileña, en el idioma. Brasil es un país muy receptivo con los extranjeros. También hubo un choque al llegar a una ciudad gigante y caótica como San Pablo, donde el contraste económico es muy marcado. El ritmo de estudio es más intenso de lo que esperaba, y el costo de vida es alto, pero como hay un sistema muy bueno de asistencia social a estudiantes de bajos recursos (salud, vivienda, alimentación) y becas de posgrado que sustentan la investigación en las universidades, da para vivir bien. Creo que el esquema de becas de la CAPES (que otorga una determinada cantidad a cada programa de posgrado según su calidad, medida con la "nota" CAPES) es algo que Uruguay podría reproducir y cambiaría la investigación para mejor. Sin embargo, la educación de grado en Uruguay es mucho más democrática, sin pruebas de ingreso a las universidades: a modo de ejemplo, en USP se presentaron 132.993 personas al vestibular y pasaron 11.502)".

Desde la perspectiva de un uruguayo son varias las diferencias entre nuestro sistema y el brasileño. Una de ellas es el mecanismo de ingreso, por medio del famoso “vestibular”, seña distintiva del sistema educativo brasileño. Es un examen que funciona como principal criterio de selección para las carreras universitarias, públicas y privadas, y consta de una prueba de los conocimientos adquiridos en la educación primaria y secundaria.

Las universidades públicas brasileñas, gratuitas y muchas de ellas prestigiosas en determinadas áreas, tienen un número mucho mayor de candidatos que lugares disponibles, relación que en algunos casos es de 50 aspirantes por plaza vacante. Ése es el más claro indicador de la dificultad de acceso a la universidad, un sueño por el cual miles de estudiantes pasan varios años en cursos de preparación del examen, conocidos como “cursinhos” (que en sí conforman un negocio bastante lucrativo).

Básicamente, el vestibular consta de dos etapas. En la primera, el candidato completa cuestionarios de múltiple opción en materias generales, mientras que en la segunda parte responde sobre disciplinas relacionadas a la carrera para la cual está candidateándose. No se trata solamente de un examen de conocimientos, sino también de competencia con los demás candidatos por los lugares disponibles, ya que no basta llegar a un determinado puntaje, sino quedar colocado entre los primeros en la lista para efectivamente acceder a la carrera.

En los últimos años ha entrado al juego también el Examen Nacional de la Enseñanza Media (ENEM), creado por el MEC a fines de los años 90. Tiene el objetivo de evaluar el rendimiento de los alumnos y liceos del país, y sirve para ofrecer información de un área que es financiada mayoritariamente por los gobiernos estaduales. Desde 2009, el ENEM ha buscado sustituir el vestibular, ya que se trata de una prueba unificada en todo el territorio, que podría democratizar el acceso a los procesos de selección para nivel universitario (permitiendo la migración entre zonas ricas y pobres) y disminuiría la determinación de los contenidos del vestibular sobre lo que se enseña en los centros de secundaria. Sin embargo, la adhesión de las universidades federales a los criterios de selección del ENEM no ha sido unánime, y las denuncias por fraude en los exámenes de 2009, que llevaron a que fueran anulados, significaron un balde de agua fría al proyecto.

Altos y bajos

Una de las principales críticas al examen de ingreso es que las clases más altas continúan siendo mayoría en las universidades federales. Por ejemplo, un estudio realizado por la Asociación Nacional de Dirigentes de Instituciones Federales de Enseñanza Superior (ANDIFES) indica que a pesar de la democratización del acceso a la educación de grado, más de 60% de los estudiantes de las universidades federales sigue siendo de las clases A y B; menos de 10% son de raza negra (8,7% del total de estudiantes), cifra que ha evolucionado, ya que en el estudio de ANDIFES de 2004 constituía solamente 5,9% del total de la población estudiantil del país.

Sin embargo, ha habido inversión en el aumento de lugares en las carreras y en políticas afirmativas (el dinero de asistencia estudiantil del Ministerio de Educación pasó de 125 millones de reales en 2008 a 413 en 2011). "Los resultados son tímidos, pero refuerzan la necesidad de profundizar y ampliar las políticas afirmativas para disminuir las injusticias sociales”, según dijo al diario O Estado de São Paulo el presidente de la asociación y rector de la Universidad Federal de Ouro Preto, João Luiz Martins.

Posdoctores y becados

Como es sabido, la Ley de Directrices y Bases de la Educación (LDB), en vigor desde 1996, recomienda a las instituciones de nivel superior brasileñas que al menos un tercio de su plantel docente tenga un título de posgrado. Las universidades públicas, sobre todo las federales, han adherido de tal forma esta sugerencia, que hoy en día es muy difícil ver profesores que no posean título de doctores o de posdoctores (modalidad esta última en franco crecimiento).

Ela também

Gabriela Sánchez, estudiante de graduación en la Licenciatura en Comunicación de la Udelar, tiene una beca semestral por el Grupo Escala en la Universidad Estadual Paulista (Unesp). "Mientras que en Uruguay tenemos una única carrera que es Comunicación, en la Unesp hay Periodismo, Relaciones Públicas y Radio & TV; por eso pensé que la experiencia podía ser buena para ya desde el grado encontrar alternativas que no iba a tener en la Udelar. Cuando llegué caí en que la realidad no era tan fascinante como pensaba, pues hay muy buenos docentes pero pésimos también, las clases son muy irregulares, se distorsionan y comienzan tarde, además de que suelen ser bastante livianas, con forma de aprobación sencillas. Otra cosa que me llamó mucho la atención son las relaciones de poder que se establecen entre docentes y estudiantes: los estudiantes no critican ni proponen, salvo muy contados casos. El campus tiene una extensión, infraestructura, servicios y diversidad de actividades para los estudiantes que no tiene parangón, creo, con ninguna universidad uruguaya. La experiencia del intercambista suele ser siempre más intensa fuera del aula, desde conocer otra cultura hasta el idioma. En Brasil la gente es muy amable, hospitalaria, simpática, y siempre están dispuestos a ayudar. Si bien es muy pronto para hacer un análisis, sé que es un proceso único en el que sólo resta aprender, de todo, todo el tiempo".

Curiosamente, el semestre pasado entró al Senado un proyecto propulsado por algunos dirigentes de instituciones privadas de enseñanza (segmento de mercado muy lucrativo), proponiendo rever este punto de la LDB, ya que habría déficit de personas con ese nivel de estudios. El secretario de Educación Superior del MEC, Luiz Cláudio Costa, respondió: “Si permitimos docentes sin titulación vamos a reducir la calidad de la enseñanza”. Sin dudas, Costa tiene en cuenta que gran parte del mérito de que Brasil haya pasado de la 15ª a la 13ª posición de países con mayor producción académica se debe a la formación progresiva en maestrías y doctorados.

La importancia de la educación terciaria para los gobiernos que corren es de primer orden. Uno de los puntos fuertes es el envío de estudiantes al exterior para capacitación en áreas estratégicas, como lo atestigua el nuevo programa de “doctorado sándwich” de la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (CAPES, por su sigla en portugués), lanzado en junio de este año. Si bien ya existía un programa similar, la novedad de éste es que busca agilizar los trámites para la concesión de becas de estudio en el exterior, y tiene el atractivo de duplicar el número de becas, que deben llegar a más de 7.500 en 2014.

En el mismo sentido, está el Programa Ciencia sin Fronteras, que tiene el objetivo global de otorgar 75.000 becas de estudio en el exterior hasta 2015. Esta iniciativa busca capacitar la cantidad necesaria de profesionales de áreas de ciencia y tecnología que el crecimiento del país necesita. Quien administra este programa es el Ministerio de Educación, el de Ciencia y Tecnología, CAPES, y CNPQ, así como se espera apoyo del sector privado para financiar 25% del total de esas becas. El monto total de la iniciativa es de 3.100 millones de reales, algo así como 2.000 millones de dólares, destinados a 20 áreas estratégicas según parámetros del gobierno federal.

Estudiar en el norte

Para los estudiantes uruguayos no es mala idea pensar en Brasil como lugar para obtener un título de posgrado, tanto por la cercanía geográfica como por la relativa facilidad idiomática y las oportunidades que este país ofrece para la investigación. Una de las vías para realizar una maestría o doctorado en una universidad pública brasileña son las becas que ofrece la Embajada de Brasil por medio del Programa de Estudiante Convenio (PEC-PG). También están las vacantes para alumnos de grado (PEC-G), pero éstas sin apoyo económico.

Cada año, la embajada abre las inscripciones para el programa PEC-PG entre abril y junio, momento en el que los candidatos deben, entre otros requisitos, presentar la aceptación escrita del posible curso de posgrado brasileño y el certificado en lengua portuguesa del CELPE-Bras. Si bien las becas se conceden en todas las áreas del conocimiento, hay algunas disciplinas en las cuales la concesión es más fácil, quedando un poco relegada el área humanística en general.

Existe asimismo el Programa CAPES/Universidad de la República (Udelar), con el objetivo de fomentar la investigación conjunta y la formación de investigadores. Así, CAPES otorga becas de estudio en Brasil a docentes de la uruguaya Udelar para realizar maestrías y doctorados, en modalidad tanto plena, como “sándwich”. Los docentes interesados pueden aspirar a becas de igual monto al que las agencias de fomento distribuyen en Brasil, o sea, 1.200 reales para maestría y 1.800 reales para doctorado, lo cual permite una vida ajustada de acuerdo al actual costo de vida en Brasil. Sin embargo, como indicó un docente de la Udelar que usufructuó una beca de maestría en Antropología como parte de la primera tanda de becados de 2008, “dadas las perspectivas en el medio local, no me caben dudas de que sin el apoyo de este programa me hubiese resultado muy difícil poder realizar estudios de posgrado en el exterior. Felizmente pude llevar a cabo una investigación que fue muy bien recibida y que tuvo buena repercusión. Fue una experiencia enriquecedora en todos los planos”.

Otra de las opciones para quien se decide a estudiar una maestría o doctorado en Brasil es hacer el camino de cualquier hijo de vecino. O sea, realizar el examen de ingreso que cada curso de posgrado requiere, teniendo en cuenta la gratuidad de la enseñanza y la facilidad de acceso a becas al mérito una vez iniciados los estudios con notas y actuación satisfactoria. La probabilidad de obtención de apoyo financiero depende mucho del prestigio del instituto donde el alumno elija estudiar y, claro está, de la actuación en cuanto a publicaciones, participación en congresos y grupos de estudio que pueda atestiguar al momento de la selección de becas.

Por último, para los estudiantes de grado también existe el Programa Escala, perteneciente a la Asociación de Universidades Grupo Montevideo, que promueve la movilidad de estudiantes matriculados en carreras de universidades del grupo. La duración del programa es de un semestre lectivo, y ofrece la revalidación de los estudios a la vuelta a Uruguay.