Hace algunos días, dirigentes políticos uruguayos del gobierno y la oposición coincidieron en destacar la importancia de la unidad política para que el país se recuperara de la crisis financiera de 2002, y evaluaron que el mundo desarrollado debería seguir un camino similar (ver la diaria del 02/09/11). En ese sentido, las voces que claman por unidad y liderazgo político para tranquilizar a los inquietos mercados comienzan a multiplicarse. Sin embargo, las señales en esa dirección escasean.

EEUU estuvo a comienzos de agosto al borde del default por la ausencia de acuerdo entre demócratas y republicanos en torno al aumento del techo de deuda, tras lo cual la calificadora Standard & Poor's le quitó su preciada nota AAA, la más alta del grado inversor. Pero las diferencias partidarias no terminaron ahí. El último jueves, el presidente Barack Obama anunció un paquete de medidas para mejorar un golpeado mercado laboral (el desempleo llega al 9,1%), pero los jefes republicanos del Congreso rechazaron la iniciativa porque se financiará mediante incrementos tributarios. En un discurso en el Senado, el líder republicano Mitch McConnell condenó el plan, arguyendo que se basa en subas impositivas "permanentes", y disparó que la propuesta "no es seria" y "no es un plan de empleo". En la misma línea se expresó el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, al afirmar que los legisladores "necesitan encontrar un terreno común" para apuntalar el crecimiento del empleo. Otro referente republicano, Eric Cantor, adelantó que no apoyará las alzas de impuestos que pretende aplicar Obama, y advirtió que el tema podría no quedar resuelto antes de las elecciones de 2012. Pero el panorama de EEUU parece bastante complejo como para dejar pasar un año. Además del alto desempleo, ayer se conoció que la tasa de pobreza aumentó a 15,1%, su nivel más alto desde 1993, según informó la oficina de censos. En términos absolutos son 46.200.000 las personas que viven bajo la línea de pobreza, la cifra más alta en 52 años.

Sartén sin mango

No obstante, la situación más delicada se registra en Europa, donde gana terreno la opción del default griego, pero la falta de decisiones es reprochada a nivel internacional.

El hambre y las ganas

El FMI emitió su Informe Sobre la Estabilidad Financiera, donde indica que para emplear las políticas macroprudenciales de forma correcta hace falta "comprender mejor la fuente de los shocks que provocan la acumulación de riesgos sistémicos". Luego explica: "Cuando la razón crédito/PIB aumenta más de 5 puntos porcentuales al año y va acompañada de un aumento de los precios de las acciones de 15% o más, la probabilidad de que se produzca una crisis financiera en los dos años siguientes es de una en cinco".

En otra parte del documento destaca que las estrategias de inversiones institucionales privadas y públicas han sufrido cambios desde el origen de la crisis, por lo que ahora son "más conscientes del riesgo". En un entorno de bajas tasas de interés, "la mayoría de los inversionistas a largo plazo han optado por aceptar rendimientos más bajos en lugar de asumir más riesgos". No obstante, cuanto más se prolongue el período de tasas bajas, aquellos actores del mercado recibirán más "presión" para invertir en activos más riesgosos, debido a los pagos fijos que deberán efectuar en el futuro o a sus pasivos con rendimientos garantizados. El FMI detalla que los factores fundamentales que determinan la asignación de activos a largo plazo son "las buenas perspectivas de crecimiento, la disminución de los riesgos en los países receptores de las inversiones, y un mayor apetito de riesgo a escala mundial". Por el contrario, los diferenciales de las tasas de interés entre países cumplen un papel menos importante. Señala que la "tendencia estructural de inversión" con destino a los mercados emergentes se aceleró con la crisis, pero no descarta "el riesgo de un retroceso si se alteran los fundamentos económicos".

Hasta el mandatario estadounidense declaró que los líderes europeos necesitan mostrar a los mercados que están asumiendo responsabilidad por la crisis de deuda y que trabajan en cómo combinar la unión monetaria con la política fiscal. "Al final, los países grandes de Europa, los líderes de Europa, tendrán que reunirse y tomar una decisión sobre cómo pueden combinar la integración monetaria con un conjunto más efectivo de políticas fiscales coordinadas", recomendó Obama a sus pares atlánticos. En ese sentido, Angela Merkel, jefa de gobierno de Alemania, país al que se le exige tomar las riendas del problema, aseguró que la Unión Europea (UE) está haciendo todo lo que puede para evitar un incumplimiento de Grecia respecto de sus vencimientos de deuda, e instó a los miembros de su propia coalición a medir sus palabras para evitar revuelos en los mercados financieros. "Estamos usando todas nuestras armas para impedirlo (un default griego). Necesitamos evitar todos los procesos desordenados con los ojos puestos en el euro", sostuvo en declaraciones consignadas por la agencia británica de noticias Reuters.

En respuesta a la posibilidad de que aquel país abandone la divisa común, puntualizó que se debe mantener "intacta" la eurozona, y anticipó qué ocurriría en caso contrario: "Veríamos efectos dominó muy rápidamente". "En una unión monetaria con 17 miembros, sólo podemos tener un euro estable si evitamos procesos desordenados. Por ello, nuestra máxima prioridad es evitar un impago descontrolado, porque no sólo golpearía a Grecia. El peligro de que afecte a muchos otros países sería muy alto", alertó. Cada vez son más las voces que reclaman a los gobiernos europeos avanzar hacia una unión fiscal que complemente la monetaria, pero influyentes sectores políticos del viejo continente, y particularmente alemanes, no aceptan ese camino.

Ese hijo no es mío

En Italia, el primer ministro Silvio Berlusconi trató de bajarle el perfil a las dificultades de su país, asegurando que “el problema no es de Italia sino de la credibilidad europea”. Se espera que el Parlamento italiano apruebe hoy un plan de ajuste presupuestario por unos 54.000 millones de euros para los próximos dos años.

El mandatario también entiende que las amenazas sobre el euro requieren de “una mayor gobernanza económica comunitaria”. “Hay que concentrarse en una gobernanza común, no puede ser que cada país tenga su política fiscal o financiera distinta, no puede ser que un país como Eslovenia pueda poner objeciones al rescate griego”, reclamó, para graficar después sobre Europa: “Tiene la cabeza pequeña y el cuerpo demasiado grande”. En tanto, la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) presionan a Portugal, que ya recibió un rescate por 78.000 millones de euros, para que aplique nuevas medidas de austeridad en 2012 que garanticen que su déficit público cierre ese año en 4,5% del Producto Interno Bruto. Ambos organismos exigen a Lisboa un ahorro de 0,6% (unos 1.000 millones de euros) el año próximo para corregir un desvío de 1,3% en el ejercicio 2011. El gobierno luso se comprometió a adoptar medidas adicionales para cumplir con un 5,9% de déficit en 2011, entre ellas un impuesto extraordinario sobre la paga de Navidad o una anticipación del aumento del IVA sobre la electricidad. Pero estas iniciativas ya no tendrán efecto en 2012, y el ministro de Finanzas, Vítor Gaspar, reiteró el compromiso de cumplir con las metas exigidas y aclaró que no excluye otras medidas adicionales.