El 8 de diciembre el cuerpo médico de la FPG, institución abocada a la atención de niños con cáncer, reclamaron a Bartesaghi, presidente de la institución y abogado de profesión, que diera un paso al costado y dejara a disposición su cargo de presidente del servicio, lugar que ocupa desde hace 14 años. La diferencia fundamental refiere a la utilización de los fondos de la institución.

Esas diferencias se hicieron públicas el jueves 22 de diciembre, a partir de declaraciones formuladas por Castillo, uno de los médicos fundadores de la Peluffo Giguens, al semanario Búsqueda. El lunes 26, mientras los médicos y enfermeros de la fundación daban una conferencia de prensa para comunicar la preocupación sobre la asignación de recursos realizada por Bartesaghi, el consejo directivo que éste preside aprobó la destitución de Castillo. El martes 27 el equipo médico del Servicio de Hemato Oncología del Hospital Pereira Rossell -cuya gestión operativa está a cargo de la Fundación Peluffo Giguens- fijó posición sobre esta situación emitiendo una declaración pública, dirigida al consejo directivo de la fundación. En el comunicado rechazaron el alejamiento de Castillo y volvieron a exigir la renuncia de Bartesaghi advirtiendo que llevarían su posición "hasta las últimas consecuencias".

Prioridades

En setiembre comenzó a construirse en la FPG un centro de telemedicina, cuyo costo total superará los dos millones de dólares. Rodrigo Barcelona, médico de la institución, explicó a la diaria que "en los últimos años hemos insistido en actividades en las que nos parece que hay que gastar el dinero y no hemos sido escuchados. Si se gastara en lo que pedimos y se hace el centro de telemedicina no hay problema, pero se ha gastado hasta ahora 1.800.000 dólares en ese centro, mientras que en los últimos años se nos han negado varias cosas por el argumento de que no hay dinero".

Barcelona puso sobre la mesa tres ejemplos concretos. Uno es la compra de medicamentos caros (que superan los 50.000 dólares por año), respecto a lo cual comentó que en algunos casos esto se logró luego de mucha insistencia y que en otros se cambió el protocolo, desviándose de la primera línea de tratamiento. Otro ejemplo es que los técnicos solicitaron una unidad de medicina paliativa, puesto que 30% de los pacientes muere, proceso que puede llevar meses o años. Barcelona aseguró que se les respondió que no había dinero para hacer el seguimiento y que se les propuso que fuera un enfermero una vez por semana a acompañarlos a la casa; "eso es un disparate, los acompañamos duran años y los vamos a dejar solos en ese momento", cuestionó, a la vez que mencionó que los médicos optaron por ir a visitarlos en sus días libres. Por último, solicitan la compra de un citómetro de flujo, "herramienta de diagnóstico que encuentra una célula con cáncer en un millón de células sanas, se usa para ver cuánta enfermedad tiene. Vale 250.000 dólares y porque había que pagar el recurso humano y los insumos se nos dijo que no".

Carmelo Pacella, uno de los padres movilizados, expresó a la diaria que convocan a la manifestación en apoyo al cuerpo médico y pidiendo "la renuncia del presidente del consejo directivo que está tomando decisiones por separado de la opinión de los médicos". Pacella afirmó que "la inversión en el centro de telemedicina es muy importante pero a la parte médica y clínica de los niños no les aporta, son decisiones equivocadas". El hombre relató que la fundación "tiene logros médicos impresionantes" y agregó que estuvo en Estados Unidos y no vio "nada distinto a lo que se tiene acá, la atención de los niños es de primer mundo".

Agregó que en Uruguay hoy se salvan siete de cada diez niños con cáncer, cifras similares a las que existen en Alemania, comparó, pero remarcó que eso se logró por "lo que se invirtió hace 20 años. Lo que no invertís hoy, vas a ver el resultado dentro de diez años. Este equipo se tiene que ir renovando, capacitándose permanentemente, hay que hacer mucho. Esto no sirve, es un abogado opinando sobre médicos, sin conocimiento", aseguró.

Nombramientos

Barcelona indicó que el problema de fondo es que el presidente “se autoelige” y nombra al consejo directivo que en los últimos años se ha convertido en “un grupo de su afinidad”, la mayoría de los cuales “no va nunca”. Algo similar dijo Pacello, quien opinó que “tiene que cambiar la conducción de la fundación, pero el problema es que estatutariamente la fundación no tiene mecanismos de remoción. Soy de los que cree que el Poder Ejecutivo tiene que tomar cartas en el asunto. Esta situación viene desde hace tres o cuatro años, y por el propio bien de la fundación se trató de que no saliera a luz, pero es peor que [el consejo directivo] siga conduciéndola”.

El miércoles 28 se abrió una instancia en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) con el director de Trabajo, Luis Romero, a la que asistieron Bartesaghi con su abogado, por un lado, y Castillo, otro médico de la FPG y Martín Rebella, presidente del Sindicato Médico del Uruguay (SMU). No se obtuvo allí ningún resultado concreto, puesto que se le solicitó a Bartesaghi la restitución de Castillo, pero para hacerlo, el presidente puso como condición que Castillo se retractara de lo que había afirmado, lo que tampoco tuvo cabida.

Barcelona sostuvo que autoridades de la Administración de Servicios de Salud del Estado, del Ministerio de Salud Pública, además de las del MTSS y del SMU, también respaldan el pedido de restitución de Castillo. Ayer, los médicos de la FPG tuvieron una nueva asamblea y resolvieron que si hoy no se restituye al ex jefe de Servicio emitirán un “comunicado importante” mañana, previo a la movilización de los padres. Reafirmó que en esto tienen el apoyo del cuerpo de enfermería y de la Asociación de Funcionarios de Oncología Pediátrica.