-¿La NAFI y el BS implican retornar a la idea de estrategia frente a la incertidumbre?

-En los últimos años se profundizó el riesgo estructural y la incertidumbre [desde la administración económica global], con agravamiento de los manejos financieros y las coberturas de riesgos, curso exacerbado hasta el vértigo durante los últimos tres o cuatro años. AL debe enfrentarlo ya y con sus propias herramientas porque se viene una caída peor que la inaugurada en 2008. No podrán evitar un nuevo episodio depresivo. Es mayor el riesgo de contaminación geográfica porque la situación es mucho más grave, y el sistema bancario es la vía de contagio con eje en el norte continental. El BS por sí solo no podría hacer gran cosa si no estuviera enmarcado en la NAFI, que prevé mecanismos muy seguros para gestar una red de seguridad financiera continental, que permita liberar reservas [monetarias] que guardamos [en los bancos centrales] por miedo a ataques especulativos y volcarlas a la inversión pública. Esto dará, además, opciones más sensatas y eficientes de inversión al sector público y al privado, porque el foco infeccioso de la crisis está en el norte y es una locura poner los portafolios donde está el riesgo mayor.

-¿Cuáles son las opciones?

-Hay un debate abierto en la región sobre los portafolios. Algunos definieron atender necesidades vinculadas a la coyuntura con reservas, aunque de manera parcial por falta de condiciones de seguridad financiera internacional. Al mismo tiempo, hay bancos centrales apegados al lineamiento ortodoxo de no tocar reservas ni fijar controles al capital para conservar un margen de garantía, y esto es una locura: deben plantearse controles de capital y de cambio porque la crisis es gravísima. Para esto, el FS crea una red de bancos centrales interconectados sin pasar por la Reserva Federal [Fed] de EEUU. Argentina, Ecuador y Venezuela han avanzando en el debate sobre el nivel adecuado de reservas. En bloque es la única forma de enfrentar a los "bolsillos profundos", creando una sinergia fundamental para producir un salto cualitativo frente a un problema real: el uso de las reservas reduce la munición disponible frente a un ataque, al punto de poder quedar prisionero, como Bolivia, que acumula reservas por 8.000 millones de dólares, cerca de 50% del PIB. Tener reservas y no usarlas implica esfuerzos gigantescos (resignando y posponiendo inversiones indispensables) desde las perspectivas de nuestras economías, sumas que no son nada para los "bolsillos profundos". A esto se suma el riesgo de desaparición. Brasil tiene 330.000 millones de dólares en reservas, que pueden desaparecer, como las de Rusia [1998]: 300.000 millones en seis semanas por un ataque que fue financiero pero también político. Hay que buscar alternativas: si el miedo viene de la especulación, hay que cortar con ella y el falso "libre mercado", que no es libre, aplicando disposiciones regulatorias que nos protejan.

-¿Cómo se articula la autonomía de la NAFI?

-Descansa sobre tres pilares: el BS, el Sucre y el FS, que estructura la red de seguridad financiera entre los bancos centrales, una intranet, un estadolibre.com. Instrumentarla llevaría muy poco tiempo, pocas semanas, y generaría un mercado de liquidez entre los bancos centrales. Éstos, pero también los bancos privados, están sobreencajados. Es la salida para romper con la insensatez de colocar nuestros excedentes de liquidez en el norte, con el riesgo de que no se nos pague: basta mirar lo que pasó con el casi default estadounidense en 2011. Los bancos centrales de AL con sus bancos corresponsales pasan (para procesar sus colocaciones) por la Fed. Los cuatro principales corresponsales de la región son Wachovia, Bank of America, Goldman Sachs y JP Morgan Chase. [La agencia informativa especializada] Bloomberg involucró recientemente a los dos primeros en lavado de activos a través de casas de cambio mexicanas. Mueven el equivalente a la multiplicación por ocho del PIB ecuatoriano (de aproximadamente 60.000 millones de dólares). Pero la vieja arquitectura financiera sigue presente y actúa cooptando: el Fondo Latinoamericano de Reservas (Flar), nacido del Pacto Andino, pudo ser otra cosa pero se convirtió en un operador de JP Morgan Chase, Bank of America y Goldman Sachs. Es un órgano más pequeñito y conservador que el FMI, y su único cliente es Ecuador. Son instituciones que quedaron congeladas en el tiempo. El Flar recoge dinero del continente para colocarlo en esos grandes bancos de especulación, que además están técnicamente quebrados e investigados por la Justicia de EEUU por fraude en la estructuración de derivados de títulos hipotecarios y su comercialización especulativa de CDS [producto derivado en forma contrato de cobertura de riesgo por impago de títulos] contra las mismas hipotecas. Tiene depositados 1.500 millones en esas cuatro entidades, emblemas de la fracción capitalista ganadora con la crisis, que gira en torno a ellas, el complejo industrial-militar y la industria farmacéutica. Ya tenemos aquí un problema moral. No hace tres años que el BID reconoció haber perdido un quinto de su capital social en inversión especulativa en el norte, más de 2.000 millones de dólares. ¿Qué monto invirtió para perder un quinto?. Esto demanda una auditoría. Y lo sabemos porque se vio obligado a reconocerlo: al inicio no lo registró en su balance, y no es la tienda del barrio. No sólo no corrigió su actuación sino que [su directorio] fue reelecto y [el banco] recapitalizado sin cambiar la política de inversiones. Estas entidades y los bancos centrales, todos tienen un rol a jugar en la NAFI, pero bajo subordinación al mandato popular expresado a través de las decisiones de la Unasur con sus consejos de ministros. Y organizando desde el BS el proceso de cofinanaciamiento.

-Hablamos de definiciones políticas. ¿Cuál es la situación de AL en este aspecto?

-A las puertas del horno puede quemarse el pan. Es un avance fundamental la creación del Consejo de Economía [de la Unasur] con los ministros y bancos centrales, sin el FMI y con una agenda soberana, así como la del Consejo de Defensa y la Celac, donde hay espacios y ritmos distintos. Pero también hay presiones gravísimas para desnaturalizar el proceso, que pueden usar los mismos nombres y membretes para llevar la cosa hacia otro lado en el marco de la insolvencia de la red financiera anglonortemericana, que tiene un peso real en Uruguay, Brasil y la costa Atlántica. Es fundamental AL como gigantesca caja chica: [a esas corrientes] no les interesa que aquí se siembre inversión en infraestructura y soberanía alimentaria, energética, etcétera, porque dejan de contar con esa liquidez inmediata que está siendo reciclada. Hablamos de intereses concretos, pero en el marco del reventón que se viene está en riesgo la continuidad democrática que estamos viviendo. Pueden desplomarse los precios de nuestras exportaciones, el corazón del crecimiento de estos años, y con ello evaporarse los ingresos de capitales ligados a ese proceso. Tenemos en nuestras manos todas las posibilidades para articular esta NAFI orientándola hacia la inversión productiva, diciendo a los capitales: "Vengan a invertir con el horizonte de un proceso sostenido que desencadene capacidades productivas nuevas, con empresarios de todos lados en un mercado continental enorme generado sobre sus propias condiciones endógenas de desarrollo". Ello dinamizaría desde los mercados laborales hasta las posiciones defensivas del movimiento sindical.

-¿Cuándo debería esperarse ese nuevo “reventón” global?

-Los intereses de los “bolsillos profundos” manejan la información al detalle de cada punto y cada coma. Urge activar un proceso rápido de movilización ciudadana ante el peligro inminente, ya que puede haber evoluciones con irreversibilidad por ferocidad. Si AL pasa a ser territorio de disputa geoestratégica entre las potencias declinantes y las emergentes, como está sucediendo en el mundo árabe y África, será difícil detener esa dinámica. Por eso es muy importante definir políticas para establecer que AL no es territorio de especulación y que tiene una agenda soberna de desarrollo. Además, AL es relevante para el mundo: desde la Europa en crisis se mira hacia aquí.