El que espera desespera

Para la Asociación de Trasplantados del Uruguay (Atur) la reformulación de la ley es una muy buena noticia, aunque reconocieron que, de ahora en más, es necesario informar mejor a la población. Jorge Lamela, integrante de la directiva de Atur y trasplantado de médula ósea, señaló a la diaria que desde la asociación tienen claro que no todos los ciudadanos están lo suficientemente informados como para saber que una vez que entre en vigencia la ley serán donantes de órganos y tejidos. Explicó que desde la Atur se hace un esfuerzo por mantener informada a la población y organizan y ofrecen charlas cada vez que son invitados. Sin embargo, sostienen que la responsabilidad principal es del Estado, responsabilidad que se ve incrementada con la nueva normativa. Para Lamela, el desconocimiento hace que la población no se anime a ser donante. “La gente informada va y responde”, dijo en relación a quienes sí se han registrado.
En cuanto a los tiempos de espera, el vocero de Atur expresó: “El que espera desespera. 
Se llega a situaciones críticas, porque la vida está en juego”. Recordó que nunca se sabe de qué lado del mostrador pueden estar las personas, puesto que nunca se sabe cuándo alguien va a tener que estar esperando un órgano.

Tal como establece el artículo 1º de la ley Nº 18.968, en caso de que la persona no manifieste en forma expresa que no quiere ser donante “se presumirá que ha consentido a la ablación de sus órganos, tejidos y células en caso de muerto, con fines terapéuticos o científicos”.

Pero llegado el momento, no cualquier persona podrá donar sus órganos para salvarle o mejorarle la calidad de vida a otra u otras personas. Inés Álvarez, directora del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Células, Tejidos y Órganos (Indt), organismo desconcentrado del Ministerio de Salud Pública (MSP), especificó cuáles son las condiciones para que la donación de órganos se concrete. En primer lugar, la muerte tiene que ser en condiciones especiales, la persona tiene que sufrir muerte cerebral, es decir, muerte encefálica. Además, tendrá que permanecer conectada a un respirador que deberá continuar oxigenando artificialmente los órganos restantes, y éstos deberán estar en buenas condiciones. A modo de ejemplo, una persona que muera de cáncer no podrá ser donante de órganos. En un lapso de pocas horas se analizarán medicaciones o drogas que consumiera el donante pues “el criterio es que ese individuo que nosotros elegimos no puede crearle ningún tipo de maleficencia al individuo que va a recibir; no le podemos crear ningún problema al individuo que está por recibir, le tenemos que solucionar su problema y no crearle otro”, aclaró Álvarez.

El tiempo para concretar el trasplante va a depender de cada órgano involucrado y de la complejidad del trabajo. A modo de ejemplo, el trasplante de un corazón deberá hacerse en un lapso de tres horas, un tiempo aproximado llevará un trasplante de pulmón, unas seis horas implicará un trasplante de hígado y el de riñón puede llevar entre 12 y 24 horas. Álvarez aclaró que cada trasplante depende de cada órgano, organismo y situación.

La donación de tejidos no tiene tanta complejidad porque no deben permanecer oxigenados como los órganos, por lo que más personas pueden ser donantes. De hecho, en Uruguay son los trasplantes más frecuentes porque el Indt cuenta con un banco de tejidos establecido. Es así que de unos 600 trasplantes generales anuales casi 60% corresponde a trasplantes de tejidos.

Al ser consultada por posibles trasplantables, Álvarez mencionó como ejemplo la córnea, la piel, un tendón, una articulación, una válvula cardíaca o arterias, entre otros tejidos.

En este momento la lista de espera de trasplantes de córnea es de 470 personas. Por otra parte, 431 figuran en la lista de espera de renal, 25 aguardan un riñón o un páncreas, dos un pulmón, 29 son pacientes cardíacos, 24 hepáticos, tres hepatorrenales y uno renocardíaco.

La directora del instituto destacó que la aprobación de la nueva ley acorta los tiempos; “para nosotros los tiempos con los que corremos son vitales”, enfatizó.

Momento justo

En los días posteriores a la modificación de la ley, la discusión pública se centró en si se trata de una imposición y si la sociedad uruguaya está lo suficientemente informada para enterarse que de ahora en más todos serán donantes salvo que expresen lo contrario.

Álvarez comparó la situación de Uruguay con la del resto de América Latina y afirmó que “el nivel de conocimiento con respecto a esto es mucho mayor que en otros lugares”. Señaló que “de la media de América Latina, en Uruguay la donación es cuatro veces mayor”. En nuestro país hay 20,3 donantes de órganos y 34,8 donantes de tejidos por millón.

La entrevistada dio especial importancia a la divulgación de lo que implica ser donante porque “la ley es nada más que una variable del proceso, porque hay países que tienen ley y no han aumentado su tasa de donación”.

Sostuvo que los cambios en la ley se hicieron en un momento oportuno. Recordó que en 1971 se creó la primera ley y en 1978 se conformó el Indt, porque ya hay “suficiente conocimiento y garantías”, por un lado, de la normativa y, por otro, “por tener una estructura que es nacional y pública que se encarga de todo el proceso de donación y trasplante”, comentó. Los cambios en la ley vienen acompañados de asignación de más recursos en la próxima Rendición de Cuentas. Álvarez especificó que mientras el tema era discutido en el Parlamento, el Indt mantuvo una actitud proactiva y además de solicitar recursos creó la Red Nacional de Donación y Trasplante. Ésta coordinará las unidades de donación y trasplante que comiencen a funcionar en distintos puntos del país. Los objetivos de las unidades serán varios: informar a la población en general, asesorar a quienes serán o han sido trasplantados y llevar el registro de donantes para que “no se pierdan en el sistema”, aclaró Álvarez. Las unidades van a estar integradas a los sistemas de asistencia pública y privada, y coordinarán directamente con el Indt; se incorporarán en forma paulatina, de acuerdo a 
las necesidades.