El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, piensa que la crisis europea será menos grave que la de 2008, no obstante lo cual entiende que afectará a la baja el crecimiento de las potencias emergentes que conforman el BRICS. “Tendrán crecimiento pero va a ser menor este año”, auguró el ministro, que precisó: “Creo que el agravamiento de esta crisis será menor [que en 2008] y [que ésta] será más corta”, aventuró Mantega en entrevista publicada ayer por el diario brasileño Valor Económico, según consignó la agencia italiana de noticias ANSA. Esto fue una semana después de conocido el dato difundido por el Banco Central de Brasil de la desa-celeración del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre. La agencia recordó, no obstante, que el Ministerio de Planificación mantiene una proyección de expansión anual del PIB de 4,5%.

Las caídas que están experimentando algunos precios de materias primas arrastrados a la baja por la reducción de la demanda física de los bienes son interpretadas desde el mercado como la primera señal consistente de que la crisis contagió a Brasil. Sin embargo, en Brasilia parecen no leer las cosas de la misma forma. “Nosotros tenemos una vacuna para eso, que es el cambio: la desvalorización del real, que compensa la caída de los precios de las commodities”, puntualizó Mantega. El viernes, la cotización del dólar cerró a 2,019 reales y acumuló con ello una apreciación del 3,22% sólo en la semana, cuando los exportadores brasileños reclaman al gobierno, tal como lo hacen aquí los uruguayos con referencia al peso, que el real sea más depreciado para mantener competitiva su producción.

Cuando se empieza...

La llegada de los primeros efectos negativos de la crisis a la región disparó la decisión, primero argentina, de elegir rubros y subsectores de su economía para proteger de la competencia, aspecto que ha generado repercusión social y mediática en Uruguay. En ese contexto se supo ayer que la compañía canadiense del rubro alimenticio Mc Cain suspendió la producción de su gran fábrica de papas congeladas ubicada en Argentina, dadas las trabas aduaneras que impiden el ingreso de las partidas a suelo brasileño, de acuerdo a información difundida por fuentes de la multinacional que consignó la agencia española de noticias Efe. Según declaró a radios argentinas el ejecutivo de esa empresa Claudio Ribeiro, los 700 empleados de la factoría localizada en la ciudad de Balcarce desempeñarán “otras tareas” mientras la producción permanezca paralizada a la espera de que las autoridades brasileñas den luz verde al ingreso de los camiones cargados de mercadería que aguardan en la frontera. “Brasil suspendió las licencias de importación, por lo cual se nos pararon los envíos a ese país. Nos pararon unos cuantos camiones en la frontera”, apuntó el empresario. Junto con la fábrica argentina de la compañía holandesa Farm Frites, la planta de Mc Cain provee papas cortadas, congeladas y preparadas para freír a las cadenas McDonald’s, Burger King y la brasileña Bob’s. Brasil suspendió la entrega de licencias automáticas de importación para una decena de productos perecederos de origen argentino, y entre ellos se encuentran las manzanas, el trigo, las pasas de uva y las papas. Se trata de una medida espejo adoptada como reacción a otras similares aplicadas por Buenos Aires sobre varios rubros comerciales.

Cabe recordar que el gobierno argentino aplica un plan de mediano plazo orientado explícitamente a impulsar una política de sustitución de importaciones con el objetivo de fortalecer la industria nacional y el mercado de trabajo doméstico.

Ante algunas restricciones comerciales y en el marco de controvertidas decisiones de Buenos Aires en el sentido de renacionalizar activos que habían sido privatizados antes de 2003, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, junto con otros países, formularon quejas contra Argentina ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). El lunes de la semana pasada, los cancilleres de Brasil, Antonio Patriota, y Argentina, Héctor Timerman, habían declarado en Brasilia que sus respectivos gobiernos asumieron recíprocamente el compromiso de resolver sus conflictos comerciales en “cuestión de días”, apoyados en una firme “voluntad política” compartida.

Con paraguas

Al mismo tiempo, las trabas comerciales de corte proteccionista que se despliegan en el bloque sudamericano sonaron este fin de semana en Paraguay, donde se considera la iniciativa argentina de elevar el arancel externo común (AEC) que paga para entrar al Mercosur la producción procedente de extrazona a 35%, máximo permitido por la OMC. Según el presidente de la delegación paraguaya en el Parlasur, Alfonso González, el apoyo de Asunción a la propuesta de Buenos Aires debería ser usado por el gobierno de Fernando Lugo para negociar el cese de las restricciones argentinas al ingreso a su territorio de mercadería procedente de Paraguay. “Derribar la totalidad de las barreras extraarancelarias impuestas unilateralmente por Argentina [a productos paraguayos] debe presidir el contenido de la agenda a desenvolverse en la cumbre de junio próximo” del bloque del Cono Sur, que tendrá lugar en la ciudad de Mendoza, disparó González en un comunicado colgado en la web del Senado. A cambio de ello, Asunción podría respaldar la suba del AEC reclamada por el gobierno de Cristina Fernández al bloque, precisó el legislador. El AEC promedia el 22%, está vigente desde 1994 y representa una plataforma sobre la cual cada país confecciona sus propias listas de productos a proteger respecto de extrazona.

González declaró en tono netamente escéptico su percepción de la razón que impulsa a Buenos Aires a querer extremar la tasa aduanera. “Sería estabilizar, al costo que fuere, un caótico déficit fiscal de la administración del gobierno argentino y que desembocara en la adopción de garrafales e inauditas restricciones aduaneras a las importaciones”, aseveró, lamentando después que, “con carácter general”, tales medidas se “extendieron al universo de sus interlocutores comerciales”.

En cualquier caso, prosiguió el parlamentario, de prosperar la suba del gravamen, ésta debería ser selectiva en virtud de que “un determinado rubro de importación vital e irrenunciable por uno de los integrantes no precisamente lo será para el otro, y viceversa”. Después sumó otra objeción. “Podría dispararse el tráfico ilegal de mercancías”, advirtió González, uno de los voceros más críticos entre los dirigentes paraguayos que rechazan el curso proteccionista del comercio argentino.