A la hora que estaba convocada la concentración en Rivera y Jackson, la lluvia dejó de caer sobre Montevideo. Minutos después, y por décimoséptima vez, miles de personas marcharon en silencio por la avenida 18 de julio hasta la Plaza Libertad, en la fecha en la que se recuerdan los asesinatos en Buenos Aires de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw.

Adelante, una pancarta con la consigna “Los vamos a encontrar”, en las primeras filas los familiares con los carteles en alto, por los parlantes la nómina que comienza a leerse a la altura de Ejido y el puño en alto cuando se entona el “tiranos temblad” del Himno Nacional.

Pero la movilización de este año tuvo particularidades, por ejemplo los desafíos que enfrentan las organizaciones con la conformación de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) y el reconocimiento por parte del Estado, en una ceremonia que se llevará a cabo el 4 de junio, de su “responsabilidad institucional” ante las víctimas del terrorismo de Estado en el período 1968-1985.

En cuanto a este último punto, Baldemar Tarocco de Crysol evaluó como “sumamente importante” que de esa manera se cumpla con lo establecido por la ley 18.596 de reparación integral, aprobada en 2009. “Es central reconocer el carácter de víctima, no sólo de los que estuvimos presos, sino de toda la sociedad que sufrió el terrorismo de Estado”, detalló Tarocco.

En cuanto al primer punto, Ignacio Errandonea de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos recordó que la organización fue una de las impulsoras del INDDHH. “No hablamos sólo de los derechos humanos del pasado; nos preocupan las violaciones a los derechos humanos de hoy. Nuestra convicción es que esclarecer estos crímenes implica evitar cualquier violación a los derechos humanos hoy y en el futuro”, argumentó.

El hacinamiento en las cárceles, la violencia doméstica y la que se aplica sistemáticamente contra los sectores más vulnerables de la sociedad uruguaya son puntos mencionados por Errandonea. “También los intentos por aumentar las penas contra los menores, las propuestas de sacar militares a la calle y en general cómo está permeando el discurso de la mano dura. Atacar las causas sigue siendo nuestra apuesta, porque ése fue el enfoque de nuestros familiares”, argumentó.