El suicidio es definido como un fenómeno multicausal, en el que inciden factores políticos, económicos, ambientales, biológicos, psicológicos y socioculturales; así lo detalla un informe presentado ayer por la Comisión Nacional Honoraria de Prevención del Suicidio. Si bien en 2002 hubo un pico de autoeliminaciones (la tasa llegó a ser 21,4 cada 100.000), durante el resto de la década la cifra no ha variado demasiado, pese a las mejoras económicas, al descenso del desempleo y a los triunfos futbolísticos de la selección uruguaya.

Según datos de ese informe, durante “el siglo XX, en Uruguay el comportamiento de las tasas anuales de suicidio por 100.000 habitantes se mantuvo casi constante en 10/100.000, incrementándose en las últimas dos décadas”. Pero también hace 100 años era un fenómeno tristemente cotidiano, o casi. Los diarios de aquel entonces incluían, en la sección policial, los actos de autoeliminación e incluso los intentos, y puede verse cuán frecuentes eran. A modo de ejemplo, el diario El Siglo anunciaba el jueves 12 de diciembre de 1912: “Hacía tiempo que la epidemia de suicidios que aflige a Montevideo se manifestaba un tanto amortiguada. Dos o tres casos en una semana eran a lo sumo los que se producían, cuando anteriormente raro era el día en que en esta sección no dábamos cuenta de uno, de dos o de tres también. Ahora parece recrudecer nuevamente esa fiebre. Desde el domingo viene produciéndose un suicidio todos los días”. Vale aclarar que el periódico sólo reportaba los ocurridos en Montevideo, cuando la capital tenía bastante menos habitantes que hoy.

Particularidades

Tal como ha ocurrido en los últimos años, la mayoría de las personas que se suicidaron vivían en el interior del país (allí la tasa es de 19 cada 100.000 habitantes mientras que en Montevideo es de 11 cada 100.000). La distribución en el interior no es homogénea, Treinta y Tres presentó en 2011 la tasa más alta (42 cada 100.000), le siguieron Flores y Rocha; la más baja (9 cada 100.000) fue en Rivera. Hay grandes diferencias por sexo (los varones fueron 78%). En cuanto a grupos etarios, se considera poblaciones de riesgo a los comprendidos entre 15 y 29 años y a los mayores de 65 años.

En la mesa de apertura de la jornada organizada ayer para conmemorar el Día Nacional de Prevención del Suicidio, los ministros de Educación y Cultura, de Desarrollo Social, de Salud Pública y el director de Salud de la Intendencia de Montevideo (IM) enfatizaron los programas desarrollados para favorecer la convivencia, y citaron ejemplos a nivel de jóvenes y adultos mayores, los grupos más problemáticos. Desfilaron ejemplos de plazas que habiliten esa convivencia, la revalorización de los vínculos barriales y la contribución de ámbitos como los consejos vecinales o grupos de mujeres. De hecho, todos ellos son factores de protección. Así lo ha comprobado la IM, que trabajando conjuntamente en las policlínicas barriales al oeste de la capital con la ONG Último Recurso en la prevención, ha mejorado estadísticas respecto a años atrás. Los voceros también aludieron a la baja tolerancia, la frustración y a una sociedad “que quiere todo ya, ya, ya”. El subsecretario del Interior, Jorge Vázquez, mencionó que “algo ha pasado en nuestra sociedad para que éste sea el camino que hayan encontrado una cantidad de ciudadanos en lugar del otro camino de buscar opciones de vida diferentes, de tener expectativa de vida”. Se mencionaron factores de riesgo como enfermedades crónicas, mentales, la desestructuración familiar y el uso problemático de drogas. De todos modos, vale considerar la perspectiva histórica y contemplar que no es un mal de la época actual solamente.

Futuro

La comisión de prevención del suicidio se propuso un plan de acción 2011-2015 y aspira a que en 2020 se reduzca en 10% la mortalidad por esta causa. Para ello, la prevención es “el mejor antídoto”, dijo Jorge Venegas, titular del Ministerio de Salud Pública (MSP). Esta cartera comenzó a capacitar en 2011 a profesionales del primer nivel de atención de Montevideo y de Rocha, y este año continuará haciéndolo en Lavalleja y Paysandú. También se confía en la mejor atención que pueda darse a partir de la implementación de las prestaciones de salud mental, por la cual los centros de salud deben proporcionar algunos tratamientos desde setiembre de 2011.

Se anunció ayer que comenzará a ser obligatorio el registro de intentos de autoeliminación, porque generalmente las personas que se suicidan ya lo intentaron previamente, y muchas de ellas concurrieron al sistema de salud. Ese registro permitiría hacer un seguimiento epidemiológico y concretar un tratamiento y un seguimiento con cada persona que lo haya intentado. Esto, junto con todas las virtudes, había sido uno de los principales anuncios del Día Nacional de Prevención del Suicidio en 2010. Dos años después la medida vuelve a ser anunciada, y aunque hay hechos concretos que marcan que se firmará en breve, es difícil no pensar en que los tiempos institucionales no coinciden, a menudo, con los reales. Éstos siempre van más rápido.