Según dijo a la diaria el director Nacional de Energía, Ramón Méndez, el tema sigue ocupando un lugar importante en la agenda del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) y es objeto de líneas de investigación y de personal contratado específicamente. Según Méndez, es algo complejo en el mundo en general, sobre todo porque las alternativas al uso del petróleo para generar energía son “muy caras”. Las principales acciones que está llevando a cabo el gobierno tienen que ver con la reducción del Impuesto Específico Interno (Imesi) para la importación de vehículos eléctricos y trabajo en conjunto con organismos públicos.
El MIEM está en conversaciones con la Intendencia de Montevideo para la conversión tecnológica de parte de la flota del transporte público urbano y la compra de otros vehículos entre los que se destacan los trolleys. En esta línea, también se apunta a la mejora en la calidad del sistema de transporte colectivo de Montevideo, porque uno de los ejes que trata de ejecutar el gobierno es la reducción de los vehículos individuales. De acuerdo a lo que dijo el senador y ex titular del MIEM Daniel Martínez, en este punto existe una fuerte contradicción debido a que el comercio de automóviles en el país se encuentra en niveles históricos. Además, el MIEM está en trámites para la compra de tres vehículos eléctricos para el traslado del ministro Roberto Kreimerman y los respectivos directores. También se está tratando de que otras empresas y organismos públicos sigan el ejemplo y comiencen con la conversión de sus respectivas flotas.
Se manejan
UTE es la primera empresa pública en Latinoamérica que convirtió un vehículo convencional en eléctrico. Su gerente de Mercado, Fernando Constanzo, dijo a la diaria que la inversión realizada por el ente en 2010, que rondó los 17.000 dólares, se recuperará en el lapso de seis a siete años. El vehículo es una camioneta Fiat Fiorino que se usa para tareas de un grupo de divulgación que recorre las escuelas de Montevideo dando charlas sobre el consumo de energía. La reconversión fue realizada por la empresa Renovables, única que hace este tipo de trabajo en el país, según Constanzo, quien aclaró que implica una prueba piloto. Igualmente, evaluó que los principales impactos fueron un ahorro de 80% en el consumo de energía respecto de los vehículos de combustión y el silencio del motor. “Cuando está detenido no gasta energía, es como tener una batidora enchufada sin funcionar”, ilustró. La camioneta cuenta con un tope de velocidad de 100 kilómetros por hora acordado con la empresa conversora. Rolando Ringeltaube, de Renovables, entendió que el caso de UTE fue el último impulso claro desde el Estado a los autos eléctricos, si bien se están haciendo esfuerzos por conquistar mercados, objetivo que “es complicado”. Indicó que si el país se volcara hacia la conversión de vehículos pequeños y del transporte colectivo podría profundizarse el impacto. Después estimó que el proceso de conversión será gradual y que la dificultad actual se debe a que en el mundo no hay soluciones comerciales razonables en costos.
Por qué sí y por qué no
Según Martínez, quien además integró la Comisión Multipartidaria de 2010, se venían tomando medidas concretas pero se entró en “un parate descomunal”. Por su parte, Méndez estimó que la conversión total de vehículos en el país no ocurrirá antes de 30 años, lo que será beneficioso tanto para el consumo energético como para la contaminación. Consultado sobre presiones de otras industrias como la petrolera, desestimó cualquier tipo de incidencia en las políticas uruguayas y agregó que las empresas petroleras en el mundo aún no ven en los autos eléctricos un riesgo para sus negocios. Méndez apuntó que la industria energética mueve 6.000 millones de dólares al año en el país y remarcó la importancia del acuerdo multipartidario, que marca el camino de Uruguay en la materia para los próximos 20 años.
Mientras tanto, Constanzo evaluó que las mayores dificultades, que son el precio de las baterías y los sistemas de recarga, tenderán a revertirse con el tiempo a medida que los costos bajen y los rendimientos aumenten, “como pasa con otras tecnologías”. En el mundo existen dos sistemas de recarga: uno lento -el único que existe en Uruguay-, en el que la batería se conecta a cualquier fuente de energía y lleva alrededor de seis horas, y otro rápido, destinado a emergencias, que en media hora recupera 80% de la energía. En cuanto a distancias, se estima que un vehículo recorre 45 kilómetros por día en una ciudad y el auto eléctrico puede llegar hasta 120 con una única carga.