El Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgó el mes pasado los resultados finales de Censos 2011. Disponer, ocho meses después, de esa base de datos es algo que no había ocurrido nunca con tanta celeridad; así lo destacaron ayer demógrafos que participaron en el Seminario Nacional sobre Políticas de Población que dedicó un espacio a difundir los datos y a evaluar la calidad del censo.

Laura Nalbarte, directora del INE, fue la encargada de dar a conocer las conclusiones de Censos 2011; se centró en el de población, aunque también hizo aportes sobre los de vivienda y de hogares.

Los encuestadores contabilizaron 3.286.314 personas, pero el instituto estima que hubo 103.763 sin registrar (porque no estaban en los hogares o porque no se los pudo encuestar). Este margen de error ha causado polémica en los últimos días, pero tanto Nalbarte como los demógrafos indicaron que el valor se sitúa dentro del rango de omisión esperado, que fue de 3,06%. De modo que se calcula que 3.390.077 habitan el territorio nacional, más de lo que se había proyectado en 2005, cuando se estimó que en 2011 serían 3.368.000.

Nalbarte explicó de dónde proviene ese incremento. No es de los nacimientos, que decayeron desde 1996: en aquel entonces nacían 55.000 por año pero en 2005 la cifra bajó a 47.000 y no se ha modificado desde entonces. El aumento tampoco surge de las defunciones, que no han variado demasiado. “La explicación está en el saldo migratorio [...] en los últimos años empezó a retornar gente y el saldo fue menos negativo de lo que venía siendo” en 2005, dijo.

De todos modos, se confirmó la tendencia a la baja del ritmo de crecimiento poblacional. En el período intercensal 1985-1996 crecía 0,64% por año, entre 1996-2006 lo hacía 0,32% y con los datos de 2011 el valor se situó en 0,19%. Ese porcentaje es un promedio, los departamentos han variado de diferente manera (ver mapa). En el período 2004-2011 sólo seis tuvieron crecimiento positivo, esto quiere decir que tienen más habitantes que en el censo de 2004. Maldonado fue el que experimentó el mayor aumento (la tasa media anual de la población es de 2,19%), mientras que Artigas fue el que perdió mayor porcentaje de habitantes (-0,85%). Montevideo mantiene una tasa de crecimiento negativa (-0,07%) aunque “levemente menor” a la observada en el período 1996-2004.

Esas variantes se explican principalmente por la migración interna (de un departamento a otro). Nalbarte destacó que Maldonado fue el departamento en el que más creció la población y mencionó que además “fue el único que pasó las proyecciones de población”. Agregó que recibe migrantes de otros departamentos, y es al que llegan más “migrantes jóvenes”, radicados fundamentalmente sobre la costa.

Río Negro, Salto, Maldonado, Artigas, Paysandú y Rivera fueron los que presentaron mayor crecimiento natural (nacimiento menos defunciones), pero en pocos casos eso se reflejó en el crecimiento total, por la diferencia debido a la migración interna.

Censos 2011 constató “la agudización del proceso de envejecimiento de la población uruguaya”. En 1963, tenía más de 65 años 7,6% de la población; hoy ese valor creció a 14,1%. Por otra parte, los menores de 15 años representaban 28,2% del total en 1963 y hoy el 21,8%.

Los departamentos con mayor porcentaje de menores de 15 años son Artigas, Río Negro, Salto y Rivera; Lavalleja es el que tiene el porcentaje de adultos mayores de 65 años más elevado. En Maldonado, Montevideo, Canelones y San José se da la mayor proporción de personas entre 15 y 65 años.

La totalidad de los datos pueden ser consultados en www.ine.gub.uy.

Visto bueno

El sociólogo Daniel Macadar, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), fue el encargado de presentar el documento de evaluación de Censos 2011 que elaboró una comisión integrada por técnicos del UNFPA, de la Universidad de la República y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Macadar destacó las principales innovaciones del censo: concretar el pasaje de censo de hecho a uno de derecho (se consultó en función de dónde reside habitualmente y no a partir de dónde pernoctó la noche anterior); emplear personal contratado en lugar de funcionarios públicos; incorporar dispositivos electrónicos y realizado varios censos en la misma operación. El uso de los dispositivos electrónicos fue decisivo para relevar los datos con mayor calidad, puesto que el aparato señalaba las incongruencias y campos vacíos o contradictorios, y además porque permitió ahorrarse luego la etapa de digitalización, lo que aceleró los plazos de procesamiento de la información.

El equipo identificó inconvenientes en la etapa de relevamiento. Señaló los problemas de gestión: no haber contado con el número necesario de censistas, lo que implicó la demora del conteo. Macadar consideró un inconveniente haber salido a registrar con planillas en papel durante la última semana (el formulario contenía muchas menos preguntas que el inicial), pero al mismo tiempo evaluó que el “operativo de contingencia pasó a ser un mérito” porque de otro modo hubiera quedado un gran número de personas sin contar.

Por otra parte, el sociólogo señaló la “necesidad de contar con apoyo generalizado”, que “el censo sea un proyecto nacional”. Sugirió tener “una comisión de notables” que pudiera cortar “de plano una serie de críticas sin conocimientos”; dijo que por las redes sociales intarnáuticas se expanden rápidamente y que es necesario contar con “un plantel inserto en redes sociales y de rápida respuesta frente a los malentendidos”. Por otra parte, criticó la campaña y el eslogan “Setiembre mes del censo” y que la evaluación de la población “terminó cayendo por esa frase”. Dijo que una de las enseñanzas de Censos 2011 es que “nunca más hay que acotar, prometer cuándo se va a terminar”.

Macadar aseguró que los niveles de cobertura fueron aceptables (97%, mientras que los promedios regionales de América Latina dan 3% de omisión y, por ejemplo, señaló que Estados Unidos e Inglaterra en los últimos censos tuvieron 5,2% y 6% de omisión, respectivamente). También valoró que los resultados fueron oportunos, porque los datos finales se obtuvieron ocho meses después de cerrado el operativo; aclaró que “la información es útil cuando es cercana al registro del hecho, si tenemos la publicación del censo dos o tres años después ya es información vieja”.