Fría, muy fría estaba la tarde de ayer; en un momento lloviznó y cayó granizo, pero sobre las 17.00 salió el sol. Ése fue el único abrigo que tuvieron 12 mujeres que, vestidas con pequeñísimas ropas, junto a otras 12, totalmente desnudas y con los cuerpos pintados, reclamaron por el derecho a decidir en las afueras del Palacio Legislativo. Dentro del recinto, los diputados discutían desde las 10.20 el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Las 24 mujeres concretaron la intervención urbana de la organización Mujer y Salud en Uruguay (Mysu) con el eslogan “Mientras ellos ponen las condiciones, nosotras ponemos el cuerpo”. Predominaba el color naranja, elegido por las organizaciones sociales en la larga lucha que llevan por la despenalización del aborto. Las manos de cartón con la frase “Aborto legal” estaban en el piso, otras habían sido utilizadas para la confección de las polleras de las mujeres vestidas. Las desnudas tenían todo el cuerpo pintado de un anaranjado con dibujos.
La performance fue breve y silenciosa, ante un público conformado básicamente por camarógrafos. “Nosotras ponemos el cuerpo, son nuestras vidas y nuestros proyectos que están en juego, nosotras tenemos que decidir, son nuestros cuerpos y nuestros proyectos”, fueron las palabras de la única oradora. En seguida, volvieron al ómnibus del que habían descendido.
Mysu mostró así su disconformidad con el proyecto de ley, cosa que también han manifestado otras organizaciones que trabajan por la legalización del aborto. “Tenemos algunos matices con esta ley; consideramos que se dejaron muchas cosas en el tintero. Éramos partidarias de que se aprobara una ley mucho más completa, que defendiera verdaderamente los derechos sexuales y reproductivos de todas las uruguayas”, opinó Martha Aguñín, de Mysu.
De acuerdo al texto, la mujer que quiera interrumpir su embarazo dentro de las 12 semanas “deberá acudir a consulta médica ante una institución del Sistema Nacional Integrado de Salud, a efectos de poner en conocimiento del médico las circunstancias derivadas de las condiciones en que ha sobrevenido la concepción, situaciones de penuria económica, sociales o familiares o etarias, que a su criterio, le impiden continuar con el embarazo en curso”. Al día siguiente se la derivará a una consulta con un equipo interdisciplinario, que informará a la mujer sobre los riesgos de la intervención y otras alternativas. Luego del encuentro, la mujer dispondrá de al menos cinco días para decidir; transcurrido ese plazo, “si la mujer ratificara su voluntad de interrumpir su embarazo ante el médico ginecólogo tratante, se coordinará de inmediato el procedimiento”.
Con eso discrepan organizaciones como Mysu. “Creemos que cuando una mujer toma una decisión de ese tipo no hace falta que comparezca ante nadie, que es una decisión muy consciente que está resolviendo sobre su cuerpo”, dijo Aguñín. Además, Mysu cuestiona si realmente esos equipos interdisciplinarios estarán disponibles en todos los centros del país dentro de los plazos necesarios.
A media tarde eran apenas 52 los diputados que ocupaban sus bancas. Las barras no estaban colmadas. En el primer piso predominaban personas vestidas de amarillo, contrarias al proyecto; en el segundo, más vacío, había algunos con ropas anaranjadas. Poco después de las 18.00 ingresó un grupo de personas vestidas con hábitos de color beige. Eran integrantes del Último Orden Templario del Uruguay, creyentes cristianos, contrarios a la aprobación del proyecto. Ruben da Rosa, uno de los integrantes, explicó: “Vinimos simplemente para corroborar cuál era la actitud y con qué seriedad se planteaba el tema dentro del Parlamento. No vimos una concentración de los diputados en el tema que se estaba tratando, era una actitud dispersa, cada quien en su laptop, cada quien en su twitter, en sus teléfonos, charlando de diversas cosas, tomando mate [...]. Es muy superficial todo esto que se está tratando, por ende, diría, menudo karma se puede acarrear el Uruguay en esta displicencia”.
Un grupo del liceo de Nueva Palmira visitó la cámara en plena discusión. Al salir, dos estudiantes de 5º Científico contaron que se habían informado del tema porque iban a presenciar la discusión en el Parlamento. Luciano Roquero se mostró contrario al proyecto y dijo que “el aborto es el camino más fácil para tomar”. Juan Manuel Barale comentó “como última opción tal vez sí, pero no como primera”.