Es amor

Según el artículo 5 de la Constitución de la República, las instituciones y templos religiosos están exonerados del pago de “toda clase de impuestos” y para ello es necesario contar con la autorización del MEC. Consultado por la diaria, el titular de la Dirección General Impositiva, Pablo Ferreri, explicó que la reglamentación corre exclusivamente para las actividades que no se aparten de los fines de las instituciones religiosas. En el caso concreto de Dios es Amor, la iglesia, cuyo líder espiritual es el misionero David Miranda, según figura en su sitio web, cuenta con 160 locales en todo el país y emite un programa radial en 13 radios del interior. En el sitio web de la iglesia para toda Latinoamérica puede observarse a Miranda rodeado de centenares de artículos ortopédicos, cuyo pie de foto explica que todos son artículos liberados por personas que concurrieron a la iglesia, gracias a un milagro divino. la diaria intentó establecer contacto con algún vocero de la entidad religiosa, pero respondieron que “no se encontraba nadie”.

Leal se reunió primero con el director de Cultura de la Intendencia de Montevideo (IM), Héctor Guido -a quien le entregó las casi 6.600 firmas que la propuesta recogió en la web-, y luego ambos mantuvieron otra reunión con el director nacional de Cultura, Hugo Achugar. El sociólogo valoró las reuniones como un primer paso “enorme” y “muy positivo”. Guido le informó sobre una reunión previa que mantuvieron la IM y el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), en la que consolidaron la postura única de aunar esfuerzos para que el complejo siga vinculado a las actividades artísticas y culturales, y que el capital no sea el único que moldee el diseño y la identidad de la ciudad.

En diálogo con la diaria, Guido habló de otras políticas “preventivas” que la comuna implementa para que no se cierren de ese tipo de salas. La IM costea los gastos de mantenimiento de cerca de 20 salas de la capital, lo que el año pasado supuso un gasto cercano a los US$ 500.000.

Con respecto al caso concreto del Cine-Teatro Plaza, el director de Cultura recordó que el edificio inicialmente tuvo un diseño con una gran sala construida para un modelo determinado de exhibición de cine; luego, a partir de un cambio en el modelo de consumo, se construyeron salas más pequeñas. Después el negocio dejó de ser rentable para los exhibidores, y se vendió a otro privado, que hizo que en la sala se comenzara a presentar arte presencial. En conclusión, Guido planteó que el destino final del predio es producto de continuadas gestiones de privados, que desembocaron en la compra del lugar por la iglesia Dios es Amor, que ya fue concretada.

PPP

Leal propuso en la reunión que el modelo de gestión del Plaza, una vez recuperado, pase a ser un consorcio público-privado, que además se oriente al audiovisual y a las industrias culturales, y se convierta en un espacio de vanguardia, según explicó. Esta idea tuvo buena recepción entre las autoridades y el propio Guido confirmó que desde que se conoció la campaña para la expropiación del predio, varios privados se comunicaron con él para interesarse en una eventual gestión del ex cine-teatro.

En esta línea, el director de Cultura capitalino negó que la IM vaya a destinar recursos para la compra, refacción o gestión del Plaza, en primer lugar porque no cuenta con ellos y además porque tampoco considera adecuado que la comuna se haga cargo de la gestión de una nueva sala de espectáculos. Según Guido, en los próximos días mantendrá reuniones con los interesados en la nueva gestión y cuando se avance en un proyecto concreto, la IM facilitará el espacio de negociación con los nuevos propietarios.

Leal dijo, a su vez, que las autoridades se mostraron sensibilizadas por el eco que tuvo la campaña y que incluso lo llamaron desde la empresa que gestiona este tipo de peticiones virtuales que se nuclean en change.org. La llamada fue para manifestarle lo llamativo de la iniciativa, debido a que, según le dijeron, no es normal que este tipo de propuestas logre tantos adeptos en tan poco tiempo.

En esta línea, el impulsor del petitorio para que el Estado expropie el Plaza se mostró contento de que un debate importante se haya instalado en la sociedad uruguaya, que por fin dejó de hablar de cosas que no tienen tanta importancia. En este debate identificó a la “mentalidad conservadora”, “siempre presente en el país”, la misma que en su momento se opuso a que la IM expropiara terrenos para la construcción del Parque Liber Seregni, espacio público que hoy es el que tiene un uso más intenso de acuerdo a su metraje, según dijo.

Además, Leal contradijo la idea de que la recuperación no sea posible y recordó el caso del actual local de La Trastienda, que luego de haber funcionado como cine pasó a ser un templo religioso para convertirse nuevamente en un escenario destinado a espectáculos culturales.

No es patrimonio

El director de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación -que funciona en la órbita del MEC-, Alberto Quintela, aclaró a la diaria que el predio del ex cine-teatro no forma parte del patrimonio nacional, y solamente recuerda una declaración de interés municipal de la IM. Ése es el motivo por el cual la comisión no actuó al respecto, aunque, según explicó, desde su visión personal es “viable” que el predio pueda ser declarado patrimonio histórico nacional.

Según dijo, la comisión ya presentó en 2010 una serie de bienes a ser declarados como patrimonio de la humanidad ante la UNESCO. En esa lista se incluía lo producido por el movimiento moderno en la arquitectura nacional, que ha inspirado decenas de obras en todo el país, entre las que se encuentra el Plaza.

Para realizar la declaración, la comisión trabaja tanto de oficio como con los pedidos que le llegan, y evalúa cada caso. En el caso del ex cine-teatro, Quintela entendió que su denominación como patrimonio nacional es más sencilla por tratarse de un edificio, y explicó que para esos casos, además de la relevancia arquitectónica, también se tiene en cuenta el valor que el bien pueda representar para determinado sector de la sociedad, además de que corra riesgo de “desnaturalizarse”. Si bien señaló que los criterios van cambiando porque el propio concepto de patrimonio también varía, estimó que el Plaza está en buenas condiciones para ser comprendido como patrimonio histórico.

Con esa denominación, la que brinda la mayor protección legal para cualquier bien, la ley otorga la posibilidad de la expropiación estatal como una opción. Además, obliga al propietario a una serie de prestaciones, como la de garantizar que el predio sea utilizado con el mismo fin para el que fue creado, brindar visitas guiadas al lugar, y se le prohíbe hacer obras sin el consentimiento de la comisión.