“En Uruguay están utilizando métodos que han caído en desuso. De acuerdo al conocimiento hoy disponible en el mundo, la generación y uso de información climática que se hace hoy en nuestro país es bastante primitiva. No es un problema de los técnicos, ni se limita a la DNM, sino del sistema. Modernizarse requiere niveles de formación y de inversión superiores, ésa es la gran dificultad”. Así se expresaban en mayo de 2009 los investigadores Gabriel Pisciottano (Mecánica y Producción Industrial) y Rafael Terra (doctor en Ciencias de la Atmósfera) en una publicación de la Facultad de Ingeniería (Fing).

En nuestro país existió una Licenciatura en Ciencias Meteorológicas cuyas inscripciones cerraron en 1996 por falta de estudiantado y de docentes. Consiguieron egresar sólo dos; una de ellas es Madeleine Renom, quien posteriormente se doctoró en la Universidad de Buenos Aires en el área Ciencias de la Atmósfera y los Océanos. Hoy Renom es profesora adjunta grado 3 de la Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera y es una de sus fundadoras. En el medio, hizo falta una tormenta como la de agosto de 2005 para que las conversaciones entre los entonces decanos de las facultades de Ciencias y de Ingeniería, Ricardo Ehrlich y María Simon, avanzaran y el Consejo Directivo Central aprobara en 2006 la Licenciatura en Ciencias de la Atmósfera que tendrá ahora sus primeros egresados: Juan Badagian y Santiago de Mello.

Badagian entró a Ciencias de la Atmósfera por “curiosidad”. Le llamó la atención el concepto de la atmósfera y los fenómenos que se producen, y por qué. En la licenciatura encontró algunas respuestas, pero continuará investigando en ese sentido todo lo relacionado con la situación sinóptica -las olas de calor, los vientos fuertes, las lluvias-, es decir, con los fenómenos de más corto plazo. De Mello estudiaba Ingeniería Hidráulica, hizo un curso de la carrera y se enganchó. “Fue como una bola de nieve en la que entré de a poquito y me terminó apasionando”, dice De Mello, quien se dedicará a la parte climática de nuestro país, es decir, las tendencias de largo plazo.

En tanto, Matilde Ungerovich es la única estudiante de la licenciatura que no proviene de otras carreras de Ciencias o de Ingeniería, sino que ingresó tras culminar el liceo: “Me intrigaba el sistema climático; es tan grande, todo depende de eso, no lo podemos cambiar, sólo vigilar”. Le faltan cinco materias y todavía no sabe cuál será su línea de investigación. Pero los docentes la alientan: está todo para hacer.

La gente primero

“En Uruguay nunca se pensó la meteorología como un área clave y estratégica para el desarrollo. Casi las tres cuartas partes de los sectores -agropecuario, energético, turismo- pasan por el clima. Hubo un quiebre que comenzó en 2005, pero eventos siempre hubo. Esto sirvió para catalizar lo que venía muy despacito. Ésa es la diferencia entre hoy y hace diez o 15 años”, afirmó Marcelo Barreiro, egresado de Física, docente de la carrera especializado en Variabilidad y predicción climática, interacción océano-atmósfera en los trópicos, rol de los océanos en clima pasado y presente.

En los programas escolares y liceales la meteorología se da dentro de la geografía, pero no hay una exposición con las ciencias de la atmósfera. “El clima, en realidad, termina teniendo más que ver con la física y no tanto con la geografía. Para entender la atmósfera no mirás los límites -y eso es una señal que hay que dar-; hay que saber física, matemática y entender cómo es el aire que respiramos. Esa parte no la ve el estudiante y no ve la complejidad”, añadió Barreiro.

Esto, sumado a la falta de actualización de la DNM, explica la falta de credibilidad entre la población. “Hay necesidad de tener gente bien formada, porque cuando comprendés el problema tenés la capacidad de decir ‘esto no lo sé’. Esta empresa que hemos arrancado lleva otro tiempo y recursos humanos más que tecnología. La tecnología la puedo traer mañana, pero si no tengo gente capacitada que la comprenda y la interprete no le va a rendir al país. No hay licenciados en dos días, ni en dos meses, ni en dos años”, apuntó Renom. “Estuve en un congreso en Mendoza y un brasileño decía que a nadie se le pasa por la cabeza tomar el pronóstico como una cosa chabacana o muy por arriba. También hay que educar a la ciudadanía sobre todos estos aspectos, y eso va a llevar mucho tiempo”, añadió De Mello.

Sin camuflaje

En octubre, luego de los dos temporales que marcaron 2012, Presidencia abrió un llamado a concurso para contratar por tres años a un “Especialista en Factores de Riesgo de Desastres” con la finalidad de que los analice y evalúe con relación a la actividad productiva y el cambio climático. Los aspirantes debían tener título de Licenciado en Ciencias de la Atmósfera, Ciencias Físicas (Física) o en Geografía, Ingeniero Civil, Ingeniero de Producción, Ingeniero Industrial, Ingeniero Industrial Mecánico o Ingeniero Químico, expedido por la Universidad de la República, o similar reconocido por el organismo competente. El prosecretario de Presidencia y presidente del Sistema Nacional de Emergencias (Sinae), Diego Cánepa, señaló en diálogo con la diaria que en febrero se conocerá a la persona designada.

En tanto, el martes se reunirá por primera vez la comisión interministerial que tiene como cometido elaborar y proponer al Ejecutivo un anteproyecto de ley antes del 28 de febrero que establezca “un nuevo marco institucional” para la DNM por fuera del MDN -de la cual depende hasta ahora- y en el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. Este ámbito fue creado por la ley 18.994 de octubre de 2012. Su aprobación permitió que el sindicato de trabajadores de la DNM dejaran en suspenso las medidas adoptadas, que afectaban el pronóstico del tiempo.

“La disciplina [meteorología] está desacreditada. No ha habido políticas de Estado durante décadas y es un error muy grave que desde lo civil se lo visualice como un tema de defensa. Defendemos un servicio público estatal agiornado, que se comunique y se vincule con la sociedad y con las áreas relacionadas con el clima”, afirmó a la diaria Ian Schou, secretario general del sindicato.