Las grietas en la pared hablan de la lejanía de los años dorados del Cilindro Municipal de Montevideo; ahora albergan sólo escombros, que continúan en el interior del edificio a dos años del derrumbe de su techo. Si bien su estructura se ve bien desde las avenidas circundantes 
-Dámaso Antonio Larrañaga y José Pedro Varela-, basta con acercarse para ver los detalles. Uno de ellos es la cordillera ruinosa que rodea la antigua boletería. Sólo unas pocas vallas oxidadas tapan algunas partes del perímetro, mientras que las que intentaban prohibir el acceso están esparcidas en los alrededores e incluso violentadas, por lo que el ingreso es totalmente libre. La puerta número tres, además, está casi completamente caída y también permite el pasaje. Por esta puerta, ubicada frente a la entrada al anfiteatro Canario Luna, se divisa lo que quedó de los tableros de básquetbol, que fueron retirados tras el derrumbe. A lo lejos se ven las pocas butacas que permanecen en las gradas, así como pedazos de fierros, escombros y carteles.

En una situación similar se encuentran las puertas cuatro y seis, que evidentemente fueron forzadas y están casi abiertas. Entre las aberturas de la puerta cuatro, se observa una valla del lado de adentro, que fue colocada con la intención de evitar que sea abierta por completo. La valla está atada con un pedazo de cable negro a un candado herrumbrado, que une los dos portones.

Si bien el secretario general de la IM, Ricardo Prato, aseguró a la diaria que no hay riesgo de derrumbe, unas grietas ubicadas en lo alto del Cilindro, entre las puertas cinco y seis, pueden dar a entender otra cosa.

En lo que era la entrada del edificio, un cartel de la IM, que data de 2010, expresa: “Reacondicionamiento de pluviales de cubierta y lucernario perimetral del Cilindro Municipal”. Esto refiere a las reformas que se realizaron tras las filtraciones de agua que impedían la realización de espectáculos públicos los días lluviosos. En octubre de ese año, sin embargo, un incendio causó el derrumbe de la cúpula del edificio.

Si bien desde la comuna se afirma que una empresa de seguridad y un servicio 222 vigilan el edificio durante el día y la noche, respectivamente, en horas de la tarde, cuando recorrimos el predio, no se veía custodia alguna en la zona.

Mal pero acostumbrados

A pesar de este panorama, los vecinos continúan con sus rutinas. Siguen utilizando la plaza y el predio verde que se encuentra en la entrada, y hasta salen a correr alrededor del Cilindro, evitando las montañas de escombros de la parte trasera.

Entre los vecinos y comerciantes consultados por la diaria cunde la indiferencia ante la situación. Pocos saben qué pasará con el edificio, tampoco conocen los planes de la IM y no tienen mucha esperanza en que las autoridades hagan algo al respecto. Por otra parte, consideran que el derrumbe no generó muchos cambios en la vida cotidiana: “Robos siempre hubo, y la noche siempre fue complicada en la zona”, dijo una de las vecinas consultadas.

“Es un crimen tener esto así, con lo lindo que era”, comentó Raúl, que sale todos los días a caminar por el barrio. Luis, quien hace varios años que trabaja en la zona, afirmó: “Es una lástima cómo quedó, está muy sucio todo”.

Sin cambios

En el Municipio D no se recibieron quejas de ningún tipo en estos dos años, de acuerdo a la alcaldesa, Sandra Nedov. No cree que el estado del edificio afecte negativamente la apariencia de la zona: “El Cilindro no da aspecto visual de que se cayó, porque por fuera la estructura está, lo que se cayó fue el techo”.

Por otra parte, Nedov comentó que se retrasó el traslado del Museo Aeronáutico, el polígono de tiro, la cancha de baby fútbol del Club Deportivo Oriental y un jardín de infantes que funciona alrededor. Estas instituciones, que hoy ocupan un predio departamental, debían desalojar la zona para dejar lugar a las nuevas construcciones que se pretende iniciar este año. Pero ante la caída del proyecto presentado por la empresa Odetur, se aguardará la intimación de la IM. Igualmente, todos ya tienen preparada la mudanza rumbo a otros predios.

A pesar de este contexto, el anfiteatro Canario Luna, inaugurado por los vecinos en 2010, tras ganar el Presupuesto Participativo en 2006, pronto cumplirá tres años de trabajo como tablado popular y un año de actividades ininterrumpidas, luego de tener que cortarlas por varios meses debido al derrumbe. Pablo Giordano, integrante de la comisión administradora del anfiteatro, dijo a la diaria que hoy trabajan normalmente, con actividades todos los fines de semana.

En contrapartida, comentó que cada tanto el Cilindro es “vandalizado; rompen las puertas, entra gente a robar y se llevan fierros o maderas”, aunque agregó que “a esta altura no queda nada para robar”. Esta situación afecta de alguna forma el funcionamiento del anfiteatro: “Hay pasaje de gente y tenemos que cuidar nuestro espacio. Nos afecta el deterioro y el abandono”.

Nuevos vientos

Prato afirmó que las reformas del Cilindro comenzarán en el primer semestre de este año. Luego de que la empresa Odetur SA retirara el proyecto que incluía la reforma del Cilindro, la construcción de un predio ferial, un centro de exposiciones y dos edificios hoteleros, la IM decidió encargarse de la reconstrucción.

En marzo de 2012, la comuna había anunciado que Odetur SA se encargaría de desarrollar un prometedor proyecto, que revitalizaría la zona, con el objetivo de atraer, entre otras cosas, turismo académico. Si bien había varios interesados en el llamado a licitación para reconstruir el edificio, esta empresa fue la única en comprar los pliegos y presentarse al llamado. Pero a fines de octubre el llamado fracasó debido a que la empresa no pudo acreditar el capital propio necesario para encargarse de la megaconstrucción. En este caso, se trataba de 30% de la inversión, que en total eran unos US$ 200 millones, por lo que Odetur SA debía comprobar que su patrimonio era de unos US$ 60 millones; ante la IM acreditó tener alrededor de US$ 9 millones.

Por este motivo, la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, emitió una resolución en la que se expresaba que no hubo ofertas válidas y la licitación concluyó sin éxito, ya que el mes pasado terminó el plazo para que Odetur SA presentara un nuevo proyecto.

Pensando a futuro, Prato explicó que se redactó un nuevo pliego para otro llamado a licitación, por el que se contratará una empresa constructora para realizar un centro polideportivo y otro de espectáculos. Este pliego será enviado a la Junta Departamental para su estudio en cuanto finalice el receso parlamentario que comenzó el 20 de diciembre y termina el 3 de febrero.

La Junta Departamental deberá aprobar el nuevo texto. Según afirmó Prato, es igual al anterior, pero se convoca a construir una obra de menor magnitud. Luego, se abrirá el llamado a licitación y se espera que las obras comiencen en el primer semestre del año. El jerarca agregó que la empresa no puede volver a presentar el proyecto anterior, pero sí puede presentarse como constructora para los dos nuevos centros.

A su vez, los predios municipales ubicados en Avenida Italia y Barradas, que iban a ser otorgados a Odetur SA para el complejo hotelero, se venderán y se utilizará el dinero para la nueva obra.

Ante esto, el director de la empresa, Antonio Lacarte, dijo a la diaria que presentarán una nueva propuesta, que contará con el financiamiento de Odetur SA, así como de accionistas del mercado financiero. Lacarte aclaró que aguardarán que pasen unos días para dejar a un lado la información que surgió en la prensa sobre el tema, porque consideran que esto le puede quitar confiabilidad y solidez al proyecto que ofrecerán en el mercado de la Bolsa de Valores.

La idea de un centro polideportivo, un predio ferial y un centro de congresos es vista como “la mejor opción para mejorar los ingresos del país y el prestigio de la zona”, explicó Lacarte. La empresa busca generar actividades en las que puedan participar uruguayos y extranjeros; el locatario, en los espectáculos musicales o académicos, y el extranjero en su concurrencia a las diversas conferencias.

“Necesitamos que se entienda que la financiación de proyectos de esta dimensión, de más de US$ 60 millones, es muy difícil. Nadie te firma un cheque por esta cifra, por eso es necesaria la búsqueda de inversores a mediano plazo”, expresó. Asimismo, dijo que se está trabajando internamente en la confección del nuevo proyecto, que, estiman, generaría la llegada a Uruguay de unos 20.000 congresistas por año, y que cada uno gastaría unos US$ 500 por día en alojamiento y servicios básicos.