La Olimpíada del Plan Ceibal de Razonamiento tuvo lugar durante un mes y los equipos ganadores, integrados por tres escolares cada uno, viajaron a la capital para el juego final, que se hizo ayer en el predio del Latu.

“Bienvenidos, Cazaproblemas” decía un cartel escrito a mano en la entrada del espacio donde tendría lugar la instancia de juego. Estaban invitados a participar 23 equipos, uno por departamento, más tres de Canelones y tres de Montevideo, pero llegaron 22, puesto que faltó uno. Cada grupo trabajó durante un mes entero resolviendo problemas lógico-matemáticos. Los ganadores de cada departamento o zona fueron recibidos ayer con regalos para todos y con una instancia más de juego. Al principio una animadora se encargó de explicar las reglas de la instancia final. Comentó que trabajarían de a tres escuelas juntas, podrían hacer solamente tres consultas a los maestros referentes de los centros y tendrían que hablar en voz baja para no desconcentrar al resto de los compañeros. En muchas oportunidades se hizo hincapié en que todos eran ganadores, y que quienes tuvieran el mejor resultado en esta instancia se llevarían un regalo un poco mejor que el resto, pero ya todos tenían asegurada su tablet.

Luego los participantes fueron llamados por orden alfabético por el nombre de las escuelas y se ubicaron en torno a las ceibalitas con las que jugarían. Los primeros en pasar fueron los estudiantes de cuarto año de la escuela Orticochea de Artigas. Ni bien se ubicaron frente a la computadora, Anthony y Junior le dieron inicio al juego. Inmediatamente, alguien del plantel de Plan Ceibal los detuvo y les dio la orden de no tocar nada hasta que ingresaran los estudiantes restantes. Cristina Banega, una de las maestras que acompañaban a los niños, evaluó el juego como una instancia “para superarse ellos mismos”. Algo similar dijo Darío Pizzani, maestro de los estudiantes de la escuela Nº 8 de San Carlos, Maldonado. Sin embargo, él se refirió al hecho de que en todas las competencias hay ganadores. “La vida es competitiva. Si bien no es lo ideal, tampoco es real decirles que no hay comparecencia en la vida y que, hagamos lo que hagamos, va a estar bien”.

La competencia arrancó cuando el reloj proyectado en una pantalla empezó a correr. Tenían media hora. Algunos resolvían los problemas con más nerviosismo, otros lo hacían en completo silencio. Este último era el caso de las tres estudiantes de Cerro Largo, que trabajaban con una concentración tal que casi no hablaban, y esto no fue en vano, ya que con sus compañeros de mesa, de Colonia y del oeste de Canelones, ganaron el juego. De la media hora disponible, utilizaron nada más que diez minutos.

Mes de juego

Mariana Montaldo, jefa de Proyectos de Ceibal, e Irene González, gerente del área de información y actividad educativa, contaron a la diaria que en esta edición registraron 240.000 descargas del juego y se inscribieron 90.000 niños en todo el país. Además, comentaron que este año decidieron no limitar la participación a los niños de quinto y sexto, sino que plantearon la resolución de problemas en función de las edades. Sobre la reiteración de que todos eran ganadores en esta jornada y sobre el cambio en la modalidad de juego en comparación con las ediciones anteriores, Montaldo comentó: “Este año hacemos un juego, pero dejando en claro que la competencia ya fue. Nos parecía que lo más rico era el proceso de un mes y pico en el que estaban jugando, y no poner toda la expectativa en lo que pase en menos de una hora”.