El sábado ya no había ruido. Ni vendedores de panchos en la puerta, ni muchachos y muchachas subiendo y bajando de ómnibus, ni profesores caminando por todas partes. Apenas algunos jóvenes sentados dentro de la Rural del Prado, centro de hospedaje que reunió durante tres días a aquellos que habían participado en los Juegos Nacionales de la Juventud. Es que el viernes de tarde, las autoridades del Ministerio de Turismo y Deporte (MTD) y las del Ministerio de Salud Pública (MSP) anunciaron la suspensión de las actividades por haber constatado que más de 100 jóvenes presentaban síntomas de fiebre y llagas en la garganta. Los responsables de la organización dieron aviso a la Dirección Nacional de Bomberos y al MSP. En conferencia de prensa, el subsecretario del MTD, Antonio Carámbula, explicó el sábado: “Cerca de las 5.00 el brote se consideró controlado, pero de igual modo se decidió suspender el evento”. El MSP anunció que habían sido afectados por un brote de estreptococo beta hemolítico, y que tres de los jóvenes fueron hospitalizados. Luego de este episodio, la titular del MSP, Susana Muñiz, declaró que “estaba todo controlado”, que “fue algo absolutamente banal, si bien tuvo una rápida diseminación”, y que el contagio puede haberse ocasionado por compartir utensilios.

Antes sí

La Rural del Prado los había recibido el miércoles. Cerca de 2.000 jóvenes de todo el país participando en 18 disciplinas y conviviendo en un campus instalado para su alojamiento (ver la diaria del 04/11/13). El jueves de tarde, varios de ellos estaban en la Rural luego de haber competido. Era el caso de Simón Dutra (17 años), Nazareno Machado (17) y Emanuel Rodríguez (16), que llegaron desde Melo, Cerro Largo, a competir en básquetbol. Los tres son alumnos de secundaria (liceos Nº 1 y Nº 2).

Contaron a la diaria entre risas que habían jugado contra la delegación de San José y de Maldonado y habían sumado dos derrotas. Nazareno dijo que en Melo no hay cuadros que desarrollen esa disciplina pero que, sin embargo, se le había ocurrido armar un equipo para participar. Por eso, juntó a cinco amigos (no tiene cambios de jugadores) y empezaron a practicar con la idea de competir en los Juegos. “Ayer perdimos con Maldonado. Fue un descanso. Perdimos 119 a 32 [mira a sus amigos y se ríe]. Pero nosotros vinimos a participar, a aprender de otros, y lo tomamos así”, explicó. Justo en ese momento, la delegación de Maldonado pasó frente a nosotros. La altura y el físico delataban a los jugadores fernandinos. Uno de ellos vestía la camiseta de Kobe Bryant, el jugador de Los Angeles Lakers. Los tres melenses se mataban de risa. “¡Mirá lo que son! Sabíamos que perderíamos. Vinimos a participar y nos divertimos”, sostuvo Nazareno.

Un grupo de muchachas se aproximaba al lugar donde dormían las delegaciones de San José y Canelones. Venían cargando jugos y un montón de frutas con bastante dificultad. Un montón de cuchetas dispuestas en paralelo y algunos colchones en el piso oficiaban de dormitorio. Macarena (17), Camila (18), Paola (17), Evelyn (17) y Alicia (17) forman el equipo de hándbol que defendió a San José en los Juegos. Algunas se conocen desde cuarto año de escuela, pero el resto se empezó a frecuentar cuando se encontraron en el salón Argos, donde el profesor Omar González da clase para todas las edades, lunes, martes y jueves, gratis, de 14.00 a 17.00. “Yo me sentía como en el Mundial”, comentó Paola, que tomó la palabra por la delegación de muchachas. “Lo que mejor hacemos es defender. Marcamos bien. Claro, somos medio brutas, sí. Las otras se nota que juegan bien. Tienen otro nivel”, dijo recordando los partidos disputados con Rocha y Maldonado. “Hinchamos por Maldonado ahora, porque son unas genias jugando”, sostuvo Camila, que dejó el liceo en segundo año y trabaja como cuidadora de niños.

Emanuel Decuadro (18) camina por el predio de la Rural con la acreditación al cuello. Compite en la selección de vóleibol de Salto, aunque en la edición de 2011 de los Juegos lo hizo en básquetbol. Ahora compite en la liga de Salto y estudia Ingeniería en electrónica en la UTU. Tiene una hija de ocho meses. “Mi esposa y mi familia me apoyan en todo”, sostuvo. “La edición anterior estuvo muy buena. Me llevé una muy buena impresión. También conocí gente nueva. Esta vez destaco la comida. Es riquísima”, dijo. En su disciplina subrayó la participación de Paysandú y Tacuarembó. “Son muy buenos. Se nota que tienen ligas más fuertes”, sostuvo. A paso lento, se acercan sus coterráneas de la delegación de vóleibol, Paula Aranda (19 años), Ana Araújo (19) y Paola Ferreira (17). Compiten en la miniliga de Salto y vienen de jugar contra Maldonado, partido que les tocó perder. Entrenan dos veces por semana y todas estudian. Ana comenzará la Licenciatura en Educación Física el próximo año y cuenta que se mudará a Paysandú para eso. Cuando se les consulta por las competencias, las muchachas destacan la experiencia de estar en Montevideo, de poder conocer a otros compañeros y de disfrutar distintas disciplinas deportivas. Por las noches, en la Rural, cuentan las jóvenes, se escuchó música. El miércoles de noche sonaron tambores, bailaron y se mezclaron a jugar en otros 
deportes.