Mirta y Orosmán, del Plenario Nacional de Instituciones de Personas con Discapacidad, fueron puntuales. Muchos lo fueron. Ayer, a las 18.30, la marcha saldría de la explanada de la Universidad de la República rumbo a la Intendencia de Montevideo. Personas de todas las edades se reunieron bajo la consigna “Nada sobre nosotros, sin nosotros”, en el Día Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Orosmán, ciego de nacimiento, tiene 80 años. Cuenta que no ve con los ojos pero que hay muchos que ven y “son más ciegos desde las actitudes que toman. Aprovecho cada día y trato de llevar alegría a gente que no la tiene. La vida vale el valor que le demos”. Sobre la consigna de la marcha dice: “Vine porque siempre estuve vinculado a los temas de legislación. Hace años que los legisladores votaron la Ley 18.651, y queremos que se aplique. Está reglamentada pero no se aplica ampliamente”. “Lo importante es formarse e informarse”, concluye, y agrega que eso es indispensable para intentar superar algunas barreras, como las que se tiene para acceder al mundo del trabajo.
Globos, pancartas con diversos mensajes, banderas de instituciones que trabajan con personas con alguna discapacidad. Personas en sillas de ruedas, con bastones, algunas tomados del brazo de un acompañante, niños, familias enteras. Todos caminaban hacia la Intendencia. Allí Geraldine leyó la proclama y se disfrutó de un espectáculo en el que participaron Pitufo Lombardo y Pinocho Routin. Pero eso fue al final del camino. Antes, Becky Sabah, directora del Área de Discapacidad de la Comunidad Israelita, marchó acompañada por varias personas que colaboraron con su desplazamiento en silla de ruedas.
Consultada por la diaria, Sabah dijo que las principales dificultades que se atraviesan en Uruguay en relación a la discapacidad son “las barreras culturales y las barreras arquitectónicas para el desplazamiento. Las más difíciles son las primeras, porque la discriminación se da por desconocimiento, y hasta que no cambiemos ciertos paradigmas que tenemos, es muy difícil superarlas”. Sobre la marcha comenta: “Quiero que nos vean y que sepan que existimos, con todos los derechos y obligaciones de los ciudadanos. Ésta es una forma, porque las otras aún no han resultado. Esperar a que nos consideren no funciona. Esto es considerado una enfermedad, y hasta que no se vea que es una forma de vida, no podemos dejar de manifestarnos. Se empieza por enfermedad, por accidente o por otras cosas, pero después de eso, es una forma de vida”, afirmó.
Al llegar a la Intendencia, se escuchó música y palmas. Geraldine leyó la proclama y una intérprete la tradujo a lengua de señas. Habló de la inclusión universal como la posibilidad de participar siendo actor y sujeto de derecho en una sociedad; de oportunidades laborales y culturales. “Somos parte porque tenemos derechos, obligaciones ciudadanas e intereses para llegar a la plena participación en la sociedad” [...]. “Queremos una sociedad accesible: poner una rampa donde no la hay, un ómnibus donde viajemos todos, un noticiero con lengua de señas, un baño más amplio con espacio para silla de ruedas” [...]. “Son muchas las personas que, aun en su discapacidad, tienen capacidad para trabajar. Queremos que se cumpla el porcentaje de empleo en el ámbito público y en el privado”.