“Estamos desde hace varios años ante la emergencia de la violencia como problema prioritario para la población. Una violencia que emerge con fuerza, resultado de procesos acumulados de exclusión y que se expresa de muy variadas maneras, algunas más públicas, otras más privadas”. Así comienza el texto presentado por el gobierno como “Estrategias para la vida y la convivencia” que fue dado a conocer en julio de 2012. Continuando por este camino, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y el Ministerio del Interior (MI) trabajan en líneas de intervención directa con propuestas que aterricen en algunos barrios primero, para luego evaluar y continuar el trabajo trasladando la experiencia a otros.

Con el objetivo de conocer cuál es la propuesta concreta, la diaria dialogó con la directora de la Unidad Coordinadora de Programas del Mides, Mariana Drago. Llegó al ministerio con Daniel Olesker en julio de 2011 y se incorporó al equipo técnico como asesora. Es licenciada en Psicología y tiene la tarea de, entre otras cosas, generar espacios para que dialoguen las distintas direcciones de la cartera. “A nuestra llegada visualizamos la necesidad de generar puentes para que las distintas direcciones se conocieran. Sucedía que no había conocimiento sobre qué hacían las diversas oficinas del Mides. Muchas veces, se podía llegar a la misma población sin coordinación previa alguna”, comentó.

La propuesta de abordaje que se desarrollará en estas localidades surge de un trabajo interinstitucional que comenzó en 2012. Se trata de intervenciones puntuales que prevén la inversión en infraestructura social y equipamiento, la profundización del acceso a los servicios sociales básicos y estrategias de capacitación de los jóvenes y mujeres jefas de hogar. Estas tres líneas de acción son abordadas desde distintos aspectos. Consultada por el concepto de convivencia que se maneja, Drago explicó: “Que el barrio pueda ser disfrutado desde muchos aspectos, lo ambiental, la seguridad. Esto requiere intervenir en erradicar basurales, en iluminación. Se busca un resultado integral que genere otro nivel de cotidianidad. Generar otro nivel de cotidianidad donde es sabido que hay complejidad”. Para hacer tangible esta propuesta, la directora ejemplificó con algunas impresiones del barrio: “Se da la falta de buena caminería que obstaculiza, por ejemplo, que una ambulancia entre a socorrer a los vecinos. Que el barrio pueda ser disfrutado desde lo ambiental, seguridad. Ése es un objetivo”.

Otro de los aspectos relevantes en relación al desarrollo de la propuesta es la concepción de un diálogo constante entre “territorio y programas”. Drago lo detalló: “Vos podés diseñar programas pero para un territorio específico. Si vas a diseñar un refugio para Montevideo va a ser totalmente distinto que si lo pensás para Maldonado, Artigas o Rocha. Cada zona tiene sus particularidades. Si vos no entrás en diálogo con esto, no podríamos trabajar. No concebimos plantear los programas si no estamos en contacto con las demandas del territorio”, concluyó.

No son datos, son personas

“El proyecto que se planteó surge de una preocupación de algunas personas de cómo se estaban produciendo distintas situaciones de convivencia y cómo se reflejaba eso en el uso del espacio púbico. Trabajamos en un diagnóstico serio y usamos datos del censo del Instituto Nacional de Estadística y del relevamiento que hizo el Mides en 2011 y 2012”, reseó Drago.

La propuesta se desarrollará en seis zonas consideradas prioritarias (cuatro de Montevideo –Cantera del Zorro, Ituzaingó, Marconi y La Chacarita– y dos de Canelones –Barros Blancos y otra a definir, aunque en principio se había considerado La Pilarica de Las Piedras, que luego se descartó–). Se estima que intervendrán directamente más de 20.000 personas, lo que corresponde a más de 6.000 hogares. De las viviendas relevadas, un poco más de 300 fueron consideradas en situación de emergencia habitacional. Del total de esa población, más de 6.000 son niños de menos de cuatro años y una sexta parte no acude a ningún centro de primera infancia. En cuanto a los jóvenes, se relevó que más de 1.300 de entre 14 y 24 años no estudian ni trabajan. Del total de hogares, según datos del Mides, 850 tienen Tarjeta Uruguay Social. También, de acuerdo al relevamiento que hizo el ministerio, se constató una buena presencia en relación a la cantidad de servicios disponibles en las zonas, lejos de considerarlos escasos. “En principio parecía que faltaba presencia del Estado en esas zonas donde se iba a intervenir y en realidad nos dimos cuenta de que lo que falta es coordinación en diálogo y modalidad de trabajo. Faltaba convocar a todas las instituciones del territorio para coordinar y llegar de manera más profunda y de fondo. De ahí que sostenemos que hay que profundizar los programas prioritarios”, comentó Drago.

En relación a los servicios se constató que en la Cantera del Zorro hay tres policlínicas de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), 14 escuelas, cinco liceos, tres aulas comunitarias y dos Caif. En Ituzaingó hay una policlínica, un centro de salud y otro comunitario que presta servicios de atención en consumo de sustancias. Cuenta con12 escuelas, tres liceos y un Caif. En el barrio Marconi hay cuatro policlínicas, un consultorio de medicina familiar y un centro de salud. También ocho escuelas, un aula comunitaria, tres liceos y cinco Caif. En tanto, Chacarita tiene dos policlínicas y un centro de salud, cuatro escuelas y un aula comunitaria con dos liceos, y dos Caif. En Canelones, Barros Blancos cuenta con una policlínica, una escuela, un liceo, una UTU y un Caif.

La idea central apunta a coordinar con estas instituciones y poder derivar algunos casos a los programas como Uruguay Crece Contigo, Cercanías y Jóvenes en Red. Drago estimó que la intervención se dará por el tiempo de un año y medio y que uno de los objetivos esperados en ese período es que se logre que 100% de la población obtenga identificación civil, 70% de las personas mayores de 15 años que no saben leer y escribir se alfabeticen, y que se fomenten estrategias de pedagogía para abatir los niveles de repetición en el Ciclo Básico. Además, se espera que se desarrolle una estrategia de seguridad territorial en base a la Policía Comunitaria, al tiempo que se pretende reforzar el patrullaje e instalar al menos el equipamiento necesario para el desarrollo de actividades deportivas en la zona. En relación a la vivienda, se ejecutará un plan de mejoramiento habitacional a partir de la sustitución progresiva de viviendas que han sido construidas con materiales desechables.