Desde mediados de 2011 se lleva adelante la iniciativa que involucra a estudiantes de educación media superior y que tiene por objetivo la permanencia de los jóvenes en el sistema educativo y la mejora de la trayectoria en el centro estudiantil. En 2012 la propuesta se volvió a desarrollar y para 2013 y 2014 se prevé incrementar el alcance. Si bien los resultados del primer período en que se desarrolló la experiencia todavía no están disponibles -lo estarán en marzo-, Nicolás Ambrosi, coordinador de Compromiso Educativo, indicó que “hoy no se visualiza un resultado que dé de baja al programa”, aunque podrían hacerse modificaciones en el diseño una vez que se conozcan los resultados de los estudiantes que permanecieron vinculados al sistema y rindieron exámenes pendientes. Comentó que ya se implementaron cambios a partir de una evaluación cualitativa de 2011, en la que se entrevistó a estudiantes, familiares, docentes y directores de los distintos centros en los que se desarrolla. A partir de los resultados se mejoró la metodología de trabajo y el accionar dentro del centro educativo, entre otras cosas.

Esos primeros datos permitieron detectar los aspectos positivos del proyecto, como lo es la cercanía de los jóvenes con los referentes pares, estudiantes de nivel universitario que acompañan a los chicos de educación media superior y que son referencia de hacia dónde el estudiante puede seguir. Es decir, tiene un incentivo para terminar el liceo y proyectarse en una carrera de nivel terciario.

El dinero no es todo

El año pasado 4.300 estudiantes recibieron una beca de 8.000 pesos al año, la cual se paga en ocho cuotas mensuales. Para este año estaba previsto incrementar la cantidad de subsidios a 6.600; sin embargo, Ambrosi indicó que todavía no está definido el número. A su vez, en 2014 se espera aumentar el beneficio a más de 10.000 jóvenes. Quienes acceden a las becas firman un acuerdo de compromiso, que involucra a las familias, por el cual asumen la responsabilidad de participar en instancias curriculares correspondientes a su plan de estudio, aceptar el acompañamiento de los referentes pares y de los docentes articuladores pedagógicos del programa. Quienes dejan de concurrir a clase pierden la beca, aunque previamente son suspendidos y advertidos. En 2012 se dio de baja a 4,5% de los becados por inasistencia. Cabe señalar que el plan tuvo lugar en 65 centros educativos y que este año seguramente aumentará a 80.

Justamente el apoyo económico fue lo que despertó algunas críticas de la oposición cuando se lanzó el programa. El coordinador evaluó que ese dinero tiene un valor más simbólico que económico, puesto que representa “al Estado apoyando al joven” para que termine de estudiar. Sostuvo que cuando se brinda el subsidio los jóvenes actúan con responsabilidad y reflexionó que si con 8.000 pesos se puede garantizar que haya deserción del sistema educativo el costo sería mínimo.

Consultado por el vínculo entre quienes integran el programa y la institución educativa donde se lleva adelante, Ambrosi detalló que la tarea de coordinación no es sencilla, pero que cada vez más se tiende a vincular el proyecto con el centro. El cometido es pensar una “comunidad educativa integrada” en la que deben tener flexibilidad todos los actores para la “apertura y negociación del trabajo”. “En la negociación hay buenas experiencias y también están las de conflicto; si no hubiera conflicto tampoco estaríamos modificando nada, es parte del desarrollo”, puntualizó.