Fueron varias las comparsas de negros y lubolos que anoche llevaron pancartas en contra del racismo. La fiesta popular estuvo signada este año por la reciente denuncia de agresión racial presentada por Tania Ramírez, luego de sufrir “lesiones graves” a la salida de un boliche. Al igual que en primera instancia el juez de la causa, Juan Carlos Fernández Lecchini, muchos de los espectadores de las Llamadas no consideran que el motivo de la golpiza a la joven activista por los derechos de los afrodescendientes haya sido su color de piel. Sin embargo, todos concuerdan en que sí hay discriminación en Uruguay; hay expresiones, actitudes y “hasta miradas” que así lo evidencian.

Como lo indica su nombre, este espectáculo tradicional del carnaval uruguayo fue inicialmente una expresión de la raza negra, a la que a lo largo de los años se fueron sumando los lubolos, que no son otra cosa que blancos que se pintan de negro. En los nombres de las comparsas, en los ritmos y en las vestimentas se puede rastrear la influencia africana. Pero ahora “los blancos disfrutan igual o más que los negros de esta fiesta integradora”.

Otro aspecto en el que coincidieron los asistentes a la cita en Isla de Flores es la poca esperanza respecto de que la discriminación termine. “Muchas veces somos las propias madres negras las que les enseñamos a nuestros hijos a discriminar”. “Diferencias entre las personas, motivos para discriminar van a existir siempre, está en nosotros darnos cuenta de que las diferencias son las que deberían enriquecernos”.