Al bajar por la calle Martínez Trueba, desde la Facultad de Ciencias Sociales, ya se escuchaba un ruido extraño. Y al acercarse a la casa del Partido Colorado ese sonido se transformaba en un mensaje claro que salía por un altoparlante: “Asti, Topolansky, Zabalza, Lorier, respeten la Suprema Corte. ¡Respeten carajo!”, decía la consigna de “Jóvenes de la república”, identificados con la lista 8510. En la puerta de la sede partidaria había mucha gente y adentro comenzaba la Convención del Partido Colorado (PC).

En la puerta, además de la prensa, estaban algunos dirigentes de Vamos Uruguay como Pedro Bordaberry, Fernando Amado y Germán Cardoso, y militantes de todas las edades que se saludaban efusivamente y felicitaban a Cardoso por la asunción como presidente de la Cámara de Diputados.

Algunos manifestantes hablaban casi a los gritos y eran claras las críticas al ministro del Interior, Eduardo Bonomi: “Es un idiota, minimiza todo. Ahora parece que los líos del estadio son culpa de los medios”, decía uno de ellos.

En la puerta había una mesa colocada a lo largo. Allí se recibía a los concurrentes, les preguntaban el nombre y les entregaban un cartoncito colorado que les serviría luego para votar en la asamblea. Dentro de la sede había muchos militantes que llenaban un recinto de no mucho tamaño. “Por suerte el espacio quedó chico”, asegura José Amorín Batlle, quien compartía mesa con la secretaria del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PC, Martha Montaner, el prosecretario Max Sapolinski y una secretaria que nadie presentó y que sacó notas de todo lo que se dijo con una lapicera que en un extremo tenía un corazón de peluche.

Al parecer hubo que usar ese espacio porque el salón más grande estaba en reparaciones. Lo cierto es que el lugar quedó chico. Para la prensa se había destinado una zona al costado de la mesa, que parecía tener un poco más de espacio que el lugar que le tocó a este cronista entre los convencionales que no tenían silla.

Cuando todavía la gente iba tomando posiciones cual hinchas que entran a la Ámsterdam, Amorín anunció el arranque del himno nacional y el del Partido Colorado. Una vez culminados ambos, un exaltado Aníbal Gloodtdofsky gritó “Viva la República” y de inmediato otro militante contestó con un “Viva Batlle”.

Declaramos

Luego se leyó la declaración del CEN que convocaba a la Convención Nacional y acto seguido tomó la palabra Montaner. En su discurso defendió la idea de “republicanismo” y definió al PC como su “máximo centinela”. La diputada aclaró que la convocatoria de la convención surgió ante la consulta de varios militantes sobre “qué iba a hacer el Partido Colorado ante los ataques del gobierno a la Justicia” y criticó las declaraciones del presidente Mujica sobre que “a veces lo político tiene que estar por encima de lo jurídico”, tildándolas de “atrocidades”. “Mujica, respétenos como pueblo libre y nosotros lo respetaremos como presidente electo”, aclaró y finalizó recordando la última dictadura militar que “no fue deseada por la mayoría de los que estamos acá”.

Al finalizar todos aplaudieron pero se notaban inquietos, como cuando una audiencia se prepara para los bises. Esa duda se disipó cuando Pedro Bordaberry, al que varios miraban en ese momento, se dispuso a aplaudir de pie, lo que generó que todos se pararan a aplaudir la intervención enérgica de Montaner. En ese momento fue posible identificar a otros dirigentes, como Ope Pasquet, Tabaré Viera, Germán Coutinho y el ex presidente Julio María Sanguinetti.

Pasquet fue el siguiente orador. Hizo un encendido discurso que muchas veces amenazó con silenciarse porque su voz amagaba con irse. Sin embargo, pudo llevarlo adelante y tocar varios temas. El senador recordó los dos pronunciamientos populares sobre la ley de caducidad “que el gobierno ignoró”, las últimas declaraciones realizadas a partir del traslado de la jueza Mariana Mota (“un juez como tantos otros”, según Pasquet) y la declaración de inconstitucionalidad de la Ley de Caducidad por parte de la Suprema Corte de Justicia (“algo que le avisamos a los legisladores oficialistas”). “Lo que hacen es deslegitimar al Poder Judicial generando un clima que daña la institucionalidad”, criticó.

Para Pasquet, “no es raro que este gobierno descrea de la separación de poderes”, porque su ideología “cree en la lucha de clases”, y finalizó recordando los 200 años de las “Instrucciones del año XIII”, las cuales “el Frente Amplio no podrá homenajear, porque no respetó lo de ‘Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana’”. Fue de los más aplaudidos. Abajo lo esperaba Gloodtdofsky, que le dio un fuerte abrazo.

Matemáticamente con chances

Al dar su discurso, Bordaberry expresó “alegría y satisfacción” por esa instancia, ya que “hace tiempo costaba tener quórum y ahora se convocó en sólo 48 horas”. Retomó la figura de Artigas y planteó que los militantes del FA ya no pintan frases artiguistas en los muros, “porque no les convienen esas ideas”. Destacó la rapidez con que “tres ex presidentes como [Jorge] Batlle, [Luis Alberto] Lacalle y Sanguinetti expresaron su firme rechazo a los ataques del gobierno a la Justicia” y lamentó irónicamente “la falta de reflejo rápido del otro ex presidente, que sólo reaccionó dos días después, cuando vio cómo venía la mano. Al final tuvo unos problemas con los números: afirmó que el primer plebiscito sobre la Ley de Caducidad se hizo en 1987 y pidió ayuda para contar cuántos años habían pasado desde el retorno de la democracia. “Soy muy malo para las matemáticas”, se excusó el senador.

Posteriormente hablaron Tabaré Viera, con un discurso que empezó muy tranquilo y terminó con el senador desaforado, al plantear alarma (“Alerta, ciudadanos”) por la acumulación de poder del gobierno, y Miguel Martín Aguirrezabala, con una efusividad poco común, diciendo: “Temo por mi vida, porque si hay que ponerla, la voy a poner”. También hablaron Gloodtdofsky (quien al ser anunciado generó un “ay, no” en la platea), deslizando la posibilidad de que todo esto del gobierno indique que “llegado el momento pueden no entregar el poder”; Wilson Craviotto, quien seguramente de manera equivocada dijo que “Mujica por suerte está atacando las libertades”, y Alberto Iglesias, quien afirmó que “ahora los historiadores nos están dando la razón sobre que los primeros en apoyar el golpe del 73 fueron El Popular, el Partido Comunista y el PIT-CNT”, para luego denunciar que “la democracia está siendo atacada por los comunistas, que están incluso jaqueando al presidente”, de quien dijo: “Hoy está viejito y lo que lo asusta es el relevo”.

Para finalizar habló Julio María Sanguinetti, quien luego de ser ovacionado largo rato, subió al estrado y tocó varios temas. Habló de populismos, de las ideas que el FA se adjudica como suyas y son de su gestión (Caif, Utec, escuelas de tiempo completo), de que el alejamiento de los diputados Álvaro Vega y Esteban Pérez del MPP se da porque “se criaron repudiando la democracia formal, el equilibrio fiscal, la economía de mercado, el capital extranjero, eso que defendíamos, y hoy el tiempo nos da la razón y genera frustración en ellos”. Finalmente se emitió una declaración, votada por unanimidad, muy similar a la que ya había aprobado el CEN, en la que le piden a Mujica y a Astori que tomen posición sobre la “invasión” a la sede de la Suprema Corte de Justicia, en la movilización contra el traslado de Mota.

Luego todos se pusieron de pie para celebrar y a lo lejos, como un déjà vu, una voz muy familiar gritó “Viva la República”.